65. Un Ángel

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-Narra Valeria-

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-Narra Valeria-

Cuando empecé a abrir los ojos, sentí un fuerte dolor en todo mi cuerpo. Moví los dedos de mis manos y sentí la mano de alguien más, agarrando la mía.

"M-Mario?" pregunto, ya que lo veía algo borroso.

"Sí, soy yo mi amor," me dice, "me alegra que hayas despertado."

Empecé a ver todo a mi alrededor. Poco a poco, mi vista se fue acomodando, pero lo único que lograba ver era el color blanco.

"Donde estoy?"

"Estás en un hospital, pero muy pronto vas a salir, así que no te preocupes por eso."

Voltee a mirar mi vientre y entré en pánico.

"Mi bebé, mi bebé," me levanto, "Mario, dónde está mi bebé?!"

"Acuéstate, ahora no puedes levantarte," me explica, "además, estas conectada a todas estas máquinas y puedes lastimarte."

Lo obedecí y me acosté, pero seguí preocupada. La máquina que revisaba mi corazón empezó a hacer ruidos altos y rápidos.

"Dónde esta?" pregunto desesperada.

"Mi niña, por favor calmate, si no vendrán las enfermeras a darte medicina," me pide.

Mario me ayuda a respirar profundamente hasta lograr calmarme. La máquina volvió a la normalidad, al igual que mi estado.

"Ahora sí, puedes decirme donde está?" le pregunto.

Se queda callado.

"Estoy esperando una respuesta.."

"Te parece si te lo digo luego?" me pregunta, "cuando estés mejor?"

"No, quiero saberlo ahora mismo."

Tardó mucho para responderme hasta que por fín me contestó, "Ahora tenemos un ángel-"

Ni siquiera lo dejé terminar. En el segundo que lo escuché decir 'ángel' me alteré.

"No te creo," le digo, "de seguro lo dices por que no lo quieres, pero no me importa, por que yo sí lo quiero."

"Está bien, no me creas," me responde.

Por un segundo llegué a calmarme, llegué a creer que Mario me mentía, sin embargo, yo sabía que él sería incapaz de mentirme sobre algo así. Entonces comencé a llorar y gritar. Lo último que recuerdo antes de volver a dormirme fue un "Perdóname," de parte de Mario.

-Narra Mario-

La noticia la afectó demasiado, tanto que quería desconectarse de las máquinas para ir a buscar a nuestro bebé. No tuve de otra más que llamar a una enfermera para que la inyectara. Me sentía mal por haber hecho eso, pero me sentiría aún peor si viera a Valeria lastimarse frente a mí.

Más Que Un Amor || Mario BautistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora