68. Recrear Este Momento

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"Está bien, me quedaré," le digo

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"Está bien, me quedaré," le digo.

"No sabes lo feliz que me hace escuchar eso," dice antes de darme un abrazo, "pero igual, si te quieres ir, tú sólo dime y nos vamos."

Sólo le sonreí. La verdad, no me sentía mal por haberle mentido, ya que esa era la única forma que podría irme sin que él lo hiciera más difícil.

"Oye, me puedes traer un helado?" le pregunto.

"Claro que sí, yo haría lo que sea por ti," me dice, "en unos minutos regreso."

"Espera," lo detengo, "pensándolo bien, creo que mejor quiero algo de cenar."

"Está bien," me sonríe, "tú sólo dime que y yo te lo traigo."

"Sorpréndeme."

"De acuerdo, intentaré no tardarme en regresar," me dice antes de darme un beso en la frente.

Una vez que se fue, aproveché todo el tiempo que se tardó, para seguir empacando. Cuando terminé, escondí la maleta debajo de la cama y me fui a la sala para seguir esperándolo. Dentro de unos minutos, escuché las llaves.

"Voy a preparar la cena," me dice antes de cerrar la puerta, "yo te diré cuando esté lista, así que mientras, puedes relajarte y ver la televisión."

"No quieres que te ayude?" le pregunto.

"No, recuerda que tú me dijiste que te sorprendiera y eso es justo lo que voy a hacer."

"Está bien."

En el minuto en que entró a la cocina, tuve curiosidad de saber que era lo que iba a preparar. Intenté asomarme varias veces pero cada vez que lo intentaba, él me veía y me regresaba a la sala. La cena no estuvo lista hasta después de como una media hora.

"Voy a cubrirte los ojos con esta venda," me dice.

Fruncí el ceño, "De verdad es necesario?"

Él sólo asintió y entonces tuve que dejarlo que me tapara los ojos. El camino hacia la cena fue algo largo. Entre tropiezos y risas, por fin logramos llegar a donde sea que él me había
llevado.

"Lista?" me pregunta.

Yo sólo me limité a asentir y esperé a que me quitara la venda. Una vez que me la quitó, no podía creer lo que había hecho.

"No es igual, pero hice lo mejor que pude para recrear este momento," me explica.

Ambos nos sentamos sobre la manta de picnic y quisimos abrir la canasta al mismo tiempo, sin embargo, él dejó que yo sacará todo lo que había dentro. Desde los sándwiches a la fruta, todo estaba ahí como aquél día.

Más Que Un Amor || Mario BautistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora