56. No Sé Que Decirte

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"Espero que ya hayas hablado con mi hermano," me dice Jan, mientras que yo me sirvo el desayuno

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"Espero que ya hayas hablado con mi hermano," me dice Jan, mientras que yo me sirvo el desayuno.

"Sí... lo hice," le respondo en una voz baja.

"Bueno, y ya se arreglaron?"

"Ya no tiene caso..."

"Cómo?"

"Quieres dejar de preguntar tanto?!" le grito.

Jan me mira sorprendido y dice "Perdón... yo sólo-, sabes que, mejor te dejaré a solas por un momento."

"No, espera!" hago una pausa, "perdóname por gritarte así pero por favor no te vayas."

Él camina hacia a mí y me da un abrazo. Intenté no llorar, pero no pude evitarlo.

"Mario- Mario ya tiene a alguien más," le digo mientras sigo llorando.

"Lo siento, yo no sabía. Te juro que si ya lo supiera, no te hubiera pedido que le llamaras ayer," me dice, "pero por favor ya no llores, tú tristeza puede afectar al bebé."

Me limpio las lágrimas y me voy a sentar en uno de los sillones.

"No tienes por que disculparte," le digo, "después de todo, yo soy la que tengo la culpa por no llamar antes."

"Claro que no, yo conozco bien a Mario y cuando él ama a alguien de verdad, le cuesta mucho olvidarla."

"Pues, entonces creo que nunca me amo tanto como pensábamos."

"Él sí te ama, sólo que está actuando como un completo idiota," me dice.

"Y cómo estás tan seguro de eso?" le pregunto.

"Por que él siempre me hablaba de ti y de lo enamorado que estaba contigo."

"Lo dudo, Jan. Tal vez te contaba un montón de cosas sobre mí pero yo sé que se olvidó de mí, sabes por qué?" le pregunto, "por que Mario no está con cualquier persona, sino con mi peor enemiga, y él lo sabe."

Todo era puro silencio por un par de minutos. Luego Jan empezó a hablar.

"Valeria, no sé que decirte..."

"No tienes que decir nada, por que en realidad, no hay nada que decir."

De pronto, mi celular comienza a vibrar. Sin siquiera mirar quien era, contesté la llamada.

"Hola?"

"Valeria..."

Una vez que escuché a la persona decir mi nombre, supe quien era.

"Que quieres?" le pregunto.

"Quiero hablar contigo."

Silencio la llamada para decirle a Jan que me permitiera un momento mientras iba a mi cuarto. Una vez cerrando la puerta, presiono el botón de nuevo.

"No hay nada de que hablar."

"Claro que sí, mira yo-"

"No quiero escucharte."

"Perdóname, sí? Sólo quería ayudarte," me dice.

Más Que Un Amor || Mario BautistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora