9. Una Explicación

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—Puedo explicarlo.

No, en realidad no podía. ¿Qué más diría? 

Si, mira, Kevin, te mentí porque simplemente no quería que supieras donde estaba mi casa, para que no me acoses.” Mmm no. “Oh, sí, mentí porque creí que con tu personalidad te aparecerías cuando te venga en gana” No, gracias.

—Mi novio —Christopher se había convertido en mi excusa universal—, Es muy celoso.

—¿Y? —Sus cejas se levantaron con diversión.

—No quería —Tomé aire—. No quería que me viera llegar contigo.

—O no querías que supiera que vives a metros de mí —Esclareció.

Cerré los ojos con fuerza.

—Me tengo que ir, Kevin —forcé las palabras a salir.

—¿Quieres un aventón? —se burló.

Me apresuré a la puerta.

—Vine con mi propio auto, gracias. 

Esa noche mi sueño estuvo perturbado por un monstruo rubio, con una hermosa sonrisa y hoyuelos. Extrañamente, ese mismo se parecía bastante a Kevin, sólo que el monstruo me decía que me quería y eso era algo con lo que ya había perdido las esperanzas.

Desperté con un grito cuando el monstruo se acercó a besarme.

Leía el libreto por milésima vez cuando tocaron la puerta, lo cual me fue simplemente extraño, tengo un timbre. Pero en cuanto vi quién era la persona detrás del golpe, una sonrisa iluminó mi rostro y abracé a mi mejor amiga.

—¡Oh Dios mío! ¿Por qué no avisaste que vendrías? —Sonreí con todos y cada uno de mis dientes—. Pasa.

Ella me sigue dentro de la casa soltando risitas. —Apenas Drew fue con el equipo a entrenar vine corriendo hasta aquí… en mi auto.

—Tienes que contarme todo —Exclamé—. ¿Qué hicieron? ¿Qué lugares visitaron? ¿Ya te embarazaste?

Ante lo último su nariz se arrugó un poco, pero seguía riendo.

—Bueno hicimos un montón de cosas —Alzó las cejas—. Pero hay algunas que de seguro no quieres saber.

Esta vez acompañé sus carcajadas.

—¡Katelynn! 

—Fue más fuerte que yo, lo siento —Sus ojos azules brillaron con diversión—. Y por supuesto no estoy embarazada, ¿me imaginas perdiendo mis preciosas curvas?Nop.

Hizo sonar la ‘p’ mientras negaba con la cabeza.

—Lo que sea —rodé mis ojos—. ¿Tu luna de miel tuvo la suficiente miel?

—Si —respondió tajante—. Pero no vengo a hablar de las increíbles habilidades de Drew.

—¿Ah, no? —dije, burlona.

Es que Katie tenía esta cosa de querer contarme los detalles sucios de su relación que yo no quería oír.

—Kevin —soltó.

Me quedé como de piedra.

—¿Qué con él? —obligué las palabras a salir.

Sonrió como una loca. —¡Estás en una obra con él!

Casi suspiré de alivio.

—Así es —intenté una sonrisa.

—¿Cómo es que me tuve que enterar por D? —me regañó—. Tú tienes que decirme estas cosas, no me las tiene que decir mi nov… marido.

Eso se llevó una sonrisa real.

—¿Kevs le fue con el chisme? —elevé una ceja.

—Exactamente —se mordió el labio, dejándose caer en el sofá.

Seguí de pie.

—Parecía extrañamente emocionado con todo, según Drew —cerró sus ojos—. Luego dijo que ambos serán los protagonistas.

—Lo somos —dije, frustrada—. Es como si el karma me estuviera escupiendo la cara, ¡creí ser una buena persona!

—Lo eres —sonrió con todos sus dientes—. Esto no es karma, Chelsea.

—¿Entonces? ¿El diablo fijó su mirada en mí?

Apuesto por un diablo rubio de ojos azules.

—No —rió—. Es el destino.

—Estupideces —murmuré—. Hace tiempo dejé de creer que Kevin estaba en mi destino.

—Chels —su rostro se endureció—. Sé que me mentiste.

Cara de póker, Chelsea, cara de póker.

—¿De qué hablas? —pregunté.

—Dormiste con Kevin —exclamó—. ¡Chelsea, creí que teníamos más confianza que eso!

Ahora yo era la que cerraba los ojos.

—La tenemos, en serio. Sólo no es algo que quiera recordar.

Más de lo que ya lo hago.

—Lástima —gruñó—. Tienes que contarme todo.

—Bien —acepté, no tenía mucha fuerza en su contra—. Primero que nada, ten en claro que lo odio.

Entonces, mi mejor amiga por siempre se rió en mi cara.

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