5. Broma de Mal Gusto

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Roger había dicho que lo mejor sería que yo simplemente estuviera arriba del escenario durante todas las entrevistas, mientras él y Lía –su hermana y una no muy cercana amiga- veían todo desde las butacas, aunque estábamos relativamente cerca. No sabía como lo había logrado, pero en tres días Roger había conseguido veintiún chicos bien dispuestos a formar parte de la obra, siempre tenía talento… buscando… bueno, talentos.

El primer chico se acercó, siendo examinado por Roger y Lía con ojos calculadores.

—¿Cómo te llamas? —Pregunté, para romper el silencio.

—Luke Ryder —Me sonrió.

Era bonito, moreno, bien formado, ojos miel… Pero a la hora de actuar digamos que no era el ¿mejor?

Luego de las primeras seis entrevistas y que un chico llamado André se hubiera olvidado lo que tenía que decir por mirar mi escote, a la entrada del chico número siete, mi respiración se detuvo.

¿Recuerdan cuando dije que el de arriba tenía algo en mi contra? Pues así era.

—¿Nombre? —Gritó Rog.

Él aún no me había visto, pero quizá era porque estaba tratando de escapar de allí.

—Kevin Elliot —Contestó.

—¿Tienes algún trabajo aparte, Kevin? —Cuestionó Lía, que se estaba comiendo al chico con la mirada.

—Soy abogado —Contestó—. Pero siempre viene bien algo aparte de papeles y seriedad, ¿verdad?

En serio, esto tenía que ser una broma. Claro, yo tenía que dejar derecho para seguir con la actuación pero él podía tener ambas cosas, sí, muy justo, mundo, muy, muy justo.

—Bien, pueden empezar —Dijo Rog sonriéndome.

Entonces Kevin me miró y la sonrisa que había construido durante todo el día decayó de mi rostro.

—Ella es Chelsea, será tu compañera si tienes suerte —Me guiñó un ojo mi amigo.

Oh, él no tenía idea.

Kevin me miró como si fuera el mismísimo Quasimodo.

—Hey, chicos —Evité su mirada—. No me siento muy bien, ¿Podríamos terminar con esto mañana?

—No —Dijo simplemente Roger y soltó una risita—. Al menos no hagas que Kevin haya venido aquí para nada.

Me atreví a echar un ojo en su dirección y él estaba leyendo el libreto.

—Bien —Dije con un suspiro—. Hagamos esto.

Conté hasta diez mentalmente, como hacía siempre que tenía problemas interpretando algo, pero Kevin comenzó a hablar en papel como si no hubiera nada malo con el momento.

—Sé que fui un tonto —Dio unos pasos hacia mí—. Sé que ya es tarde.

Miré hacia abajo.

—Lo fuiste —Sonreí—. Y lo es.

—Era joven —Dijo.

—Aún lo somos —Reí—. Mira, no quiero estar mal contigo, fuiste un gran amigo por aquellos tiempos.

—¿No puedo volver a serlo? —Ahora estaba frente a mí.

—No quiero que seas mi amigo —Tomé una gran bocanada de aire.

—¿Y por qué no? —Su suspiro sonaba como una mezcla de enojo y decepción.

Ahora también era buen actor, genial.

—No es tu intención —Murmuré en voz alta, para que pudieran escuchar desde abajo—. Pero solo me duele.

—No quiero tenerte lejos —Exclamó.

—Estás frente a mí—Forcé mis ojos a llenarse de lágrimas.

—Sabes que no hablo de eso —Susurró y limpió una lágrima, me miró como si pudiera ver mi alma, se acercó para el beso y… Bueno, era el fin de la escena.

Abajo sonó un aplauso rompiendo el momento, era la segunda vez en el día que Roger aplaudía por uno de los chicos, él no se impresionaba fácilmente.

—Genial —Sonrió—. Me encantó, ¿Qué opinas Lía?

Ella nos vio seria un rato, pero luego se suavizó.

—Bastante bien —Me guiñó un ojo, ellos tenían algo con guiñar ojos—. Tienen química, yo me hubiera creído su historia.

Je.

—¿Tú crees? —Kevin sonó burlón.

—Bien —Dije con fuerza, algo molesta—. Creo que no debemos dejar esperar a los chicos que siguen, bien hecho Kevin, te llamaremos.

—Chelsea —Rió Lía—. No dejes que se vaya todavía.

—Hay gente esperando y no me siento bien —Gruñí.

—Bien —Suspiró Roger—. Kevin Elliot, te llamaremos.

—Kevin, en definitiva —Lía se apresuro a decir una vez hubo salido el último chico.

—Estoy de acuerdo —Rog sonrió—. ¿Chels?

—Zack —Dije yo—. Sí, él me encanta.

Sus expresiones se ensombrecieron.

—¿Por qué no Kevin? —Un puchero apareció en los labios de la chica.

—Ya sabes —Murmuré—. No sentí… conexión…

Ahora estaba volviéndome una real mentirosa.

—Chels —Dijo Roger en su plan ‘soy tu amigo’—. No quiero que te ofendas, pero vi que tenías más conexión con ese chico en unas palabras, que con Christopher mientras se besuquean.

Auch. Sabía que él no tenía idea de la historia detrás de Kevin, pero simplemente; auch.

Al final de la búsqueda me comentaron que definitivamente irían a por Kevin y ya no opuse resistencia, supongo que quisieron alegrarme diciendo que Zack sería un personaje secundario que lucharía por mi amor.

Volví a casa exhausta, cuando mi celular sonó.

—¿Sí? —Susurré con ojos cerrados.

—Le pedí tu número a Roger —Dijo su voz—. Ya sabes, para conocernos.

Oh, Dios, no.

—Y creo que tenemos una charla pendiente —Terminó.

Lo Nuestro es HistoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora