Destinados

Capitulo 2

Aquella pequeña pero importante promesa que nos hicimos hacía ya tanto tiempo. Aquellas cuatro ultimas palabras que nos habiamos dicho siendo tan solo niños con un minimo uso de razón. Ella había cumplido, al igual que yo. No me olvidó durante esos veinte años que habían pasado. Y yo tampoco la había olvidado. Pero ella me recordó de una forma diferente a la mía. Había conseguido a alguien que la quisiera de verdad. Y yo seguía atrapado en su recuerdo, queriendola a ella de una forma que religiosamente estaba prohibida. Es patético aceptar que me moría por ella mientras ella se moría por el otro, pero era la verdad. La cierta verdad era esa, y pasaba desde el comienzo. A la edad de ocho años a ella le gustaba un compañero nuestro de clase, mientra a mi me gustaba ella. Siempre la he querido mientras ella quería a otro, y eso es rotundamente patético. Y ahora, estaba casada. Si antes era prohibida, ahora tenia el acceso cerrado, mirar y no tocar.

Esa noche dormí en otro cuarto de la casa. Uno de los mas grandes. El cuarto tenía una terraza que daba al patio que conectaba las dos casas, y desde ahi se veia una de las habitaciones y si no me equivocaba, era la habitación de matrimonio.

Al rededor de las once vi que Sheryl se acostaba. Pero... ¿y Charles? ¿No dormían juntos? Ya me estaba armando peliculas extrañas respecto a eso así que decidí mejor irme a dormir.

-¿Saben quién volvió?-Pregunté a mis padres cuando fui al día siguiente a su casa, que seguía siendo la misma que hacía veinte años, Jefferson 244.

-No... ¿quién?-Preguntó papá.

-Sheryl-Abrieron de par en par los ojos.- Me la encontré ayer cuando iba al trabajo. Ahora vive en el 246 de acá mismo. Somos vecinos.

-Que bien. ¿Y como está? ¿Ha cambiado, o sigue igual de linda?-Preguntó mamá. "HERMOSISIMA" pensé... pero mas bien preferí callarmelo.

-Casadisima. Eso está.

-¿Casada? ¿Tan joven?

-Tiene 29 años mamá. No se va a casar a los 40.

-Entonces eres tu el que va con retraso.-Dijo papá. Lo miré medio mal. Sabía que lo decía para molestarme. El más que nadie sabía lo que yo realmente sentía por Sheryl, por eso mismo había comprendido mi baja relacion social respecto a las chicas.

Mis padres me preguntaron mas cosas sobre Sheryl y yo les respondí otro tanto mas. Luego me pidieron que le fuera a decir que pasara a visitarlos algun día. Y eso hice. Salí de casa de mis padres y me dirigí a casa de Sheryl. Toqué el timbre y segundos después apareció ella. Llevaba unos lentes de los grandes. No había sol, con lo cual era raro.

-¿Y esos lentes?-Le pregunté.

-Nada, no es nada.-No le creí, así que acerqué una de mis manos a su cara y le quité los lentes. Tenía un cardenal del tamaño de una pelota de tenis al rededor del ojo derecho. Pedí con todas fuerzas que no fuera lo que en ese instante estaba pensando, y si era eso mataría al que lo había hecho.

-¿Cómo te lo has hecho?- Pregunté respirando lento.

-No es nada, Víctor.

-¿Como.Te.Lo.Has.Hecho?-Insistí. Me miró a los ojos y juro por mi vida que sentí fuego dentro de mi.-¿Dónde está ese imbecil?

-Eh, no vas a hacer nada, ha sido un error mio.

-¿Dónde está, Sheryl? Por mucho que tu hayas hecho no tiene derecho a pegarte.

-No está. No está. Y gracias a Dios no está.- Derramó varias lágrimas, y antes de que siguera llorando la abracé y la llevé a mi casa.

Se sentó en el sofá y le di un vaso de agua.

-¿Por qué lo ha hecho?

-Anoche... llegó oliendo a mujer, y tenía labial color rojo en la camisa, venía borracho y le reclamé. Me... me dijo que eso a mí no me importaba que no me metiera en sus asuntos. Le dije que me debia una explicación, que yo no soy una cualquiera, que soy su esposa. Le dio rabia y me pegó un puñetazo en la cara y rompió varias cosas del salón. Salí corriendo al cuarto para que no me siguiera pegando y me encerré. No he abierto la puerta hasta hoy que se fue a trabajar.-Así que eso era lo que yo había visto. Sheryl había dormido sola porque ese idiota se había atrevido a pegarle.