Capitulo 3

896 21 0
                                    

Anna siguió animada y sonriente en la recepción; habló con todos y condujo a Bryan de un grupo a otro, hasta que él se quejó. Elaine le estaba muy agradecida, pero muchas personas la miraron con extrañeza una y otra vez, y Dan parecía estar molesto.

Ella no evitó lo más posible y cambió de dirección cuando él la miró como si estuviera a punto de hablarle; finalmente, Anna fue a refrescarse y al salir del baño vio que él la estaba esperando.

-¿Pasa algo? -preguntó al vedo sombrío y segura de que durante su breve

ausencia algo de importancia había ocurrido.

-Aún no -respondió, severo-. Por algún capricho del destino sigues de pie. En dos semanas no has descansado y hoy has llegado al límite. ¿Qué te pasa?

-Nada, me divierto.

El hecho de que Dan mostrara preocupación por ella la conmocionó y se obligó a seguir con el papel que estaba representando, pero no era fácil engañar a Dan.

-¡Eso dices! --exclamó--. ¡Pero yo creo que estás a punto de estallar!

-No puedo quedarme sentada cuando hay tanto que hacer... -él la cogió de un brazo con firmeza.

-Nadie me había informado de que harías las funciones de madre de la novia, monaguillo y encargada del banquete -declaró, enfadado-. ¡Pensé que sólo serías la primera dama de honor!

-Quiero que este día sea memorable para Elaine -protestó y trató de soltarse- Si no sigo... y además, Bryan está...

-¡No me vengas con eso, Anna! --el rostro de Dan se endureció y le apretó el brazo con más fuerza, casi con crueldad-. Bryan está muy bien

acompañado en estos momentos. Pero no te preocupes, porque seguramente no ha despegado los ojos de esta puerta. ¡No creo que admire a nadie estando tú presente! ¡Tu proceder no tiene nada que ver con él!

Dan habló con burla y amargura, y el rostro expresivo de Anna mostró irritación.

-Me gustaría regresar al salón -había tensión en su voz y los ojos de Dan la recorrieron de pies a cabeza, mientras la soltaba.

-¡Eres muy bella! -murmuró y levantó la mano hacia el rostro femenino para acariciarle la tez con sus

dedos largos. Anna se estremeció y se atemorizó.

-Por favor, Dan, estoy cansada.

-Lo sé -aseguró con tono agresivo-. Y no tengo derecho a ayudarte. ¿Es eso lo que tratas de decirme

con tanta sutileza? ¿No se supone que soy tu tutor?

Se miraron con furia hasta que el rostro de Dan se suavizó al sonreír.

-Tienes que comer algo -declaró decidido-. Me sentaré a tu lado para asegurarme de que comas lo suficiente para tener energías y seguir adelante. Te desplomarás cuando regreses a casa.

Su actitud la ponía en una situación difícil, porque no era posible seguir enfadada con alguien que sonreía de esa manera. Anna hizo un tremendo esfuerzo por mostrarse natural y tranquila mientras él la llevaba al salón y la acercaba a la mesa.

-¿Cuánto tiempo libre tiene tu novio? -preguntó Dan mientras comían.

-Pocas horas, regresará esta noche. Trabaja tanto que casi ya no lo veo -le fue difícil hablar y tratar de fingir que Bryan la tenía loca de amor, pero lo intentó. El instinto le advertía de que debía mantener a Dan en su lugar, y ese sitio ya no era su corazón; eso había terminado tiempo atrás.

Obsesión peligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora