Capitulo 9

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Anna abrió los ojos, oyó que Dan hablaba por radio y no pudo creer que se hubiera dormido. Asombrada, tuvo que mirar a su alrededor. Seguía observando cuando Dan se volvió. ¡Estaban con vida y seguían ahí! El rostro se le iluminó con una sonrisa y él se acercó a ella.

 -Terminó -permaneció de pie con los ojos fijos en Anna, sonriendo también.

 -¡Me he dormido, no puedo creerlo!

-Bastante tiempo. Me he comunicado con Nassau y me han informado de que el huracán apenas nos rozó. No nos dio de lleno.

 -¿Regresará?

-No, porque se alimentan de agua. El huracán ha tocado la costa este de Estados Unidos y terminará agotándose -extendió un brazo para tomarle la mano--. ¿Quieres ver los daños? -la puso de pie y la sujetó porque Anna se tambaleaba.

. -¿Has salido?

-Sólo unos metros. La radio me hizo regresar, pero contesté cuando comenzabas a moverte.

Seguía abrazándola porque Anna estaba demasiado atontada para moverse. Quizá hubiera dormido poco, pero había sido un sueño profundo.

 -Vamos a ver qué daños ha causado el viento  murmuró Dan con la cabeza levantada.

El interior de la casa estaba igual, nada se había roto ni estropeado. Pero cuando Anna salió por la puerta principal y vio el amanecer gris, aún lluvioso, le dio gracias al cielo de que el huracán sólo los hubiera rozado. El mar estaba sombrío y gris, y la playa llena de algas y sedimentos, con lo que el colorido había desaparecido. La isla había sufrido graves daños.

El pequeño muelle estaba destruido; los fuertes tablones se habían convertido en restos flotantes. En el jardín, ninguna planta había sobrevivido; el bello arbusto ya no existía y gran parte del prado estaba desnudo. .

La playa se hallaba cubierta con los restos de bellas palmeras y aunque muchas seguían de pie, otras habían sido arrancadas. Ramas y ramitas estaban incrustadas en las contraventanas y parecían flechas. Anna imaginó lo que habría ocurrido si Dan no hubiera tomado las precauciones necesarias. Se habían salvado de milagro, porque el huracán no los había atacado de frente.

-¿Qué daños ha sufrido la casa? -preguntó, conmocionada por la

evidencia de la majestuosa ira de la naturaleza.

 -Unos cristales rotos y algunos mosaicos desprendidos ---comentó satisfecho--. No está nada mal.

 -¿Y la lancha?

 -¡Eso es otro asunto! Voy a quitar las contraventanas e iré a ver qué ha pasado.

 Alejó el brazo de la cintura de Anna, la única preocupación de Dan en ese momento eran la casa, la lancha y Amara Cay.

Anna entró de nuevo en la casa y comenzó a limpiarla. Primero colocaría todo en su sitio. Los cuadros eran pesados, pero logró colgarlos y recordó el sitio de cada uno. Deseaba terminar antes del regreso de Dan. Con extremo cuidado, colocó los adornos. Cada pieza había sido escogida como si tuviera un significado especial. A ella le encantaron al verlas por primera vez. Dio unos pasos atrás y, complacida, observó lo que había hecho antes de ir a la cocina.

 Estaba fregando los platos de la noche anterior cuando Dan entró mojado hasta la cintura y enlodado.

-¿Sigue la lancha en pie? -se volvió y abrió los ojos con asombro al ver la apariencia de Dan. El asintió y sonrió con lentitud.

-Un poco maltratada, pero la bahía está protegida. La he dejado allí porque aquí no ha quedado en dónde amarrarla. Llegar hasta allí es peligroso. Algunos árboles están a punto de caer. Observó los platos.

Obsesión peligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora