Capitulo 5

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—Lady Gwendoline, Lord Stark quiere verla en el comedor —le informó una criada. La chica asintió y salió de las cuadras, donde había estado entrenando a Mera.

Cuando llegó a la estancia encontró a Robb con Theon y maese Luwin.

—Robb, ¿Hay algún problema?¿Bran está bien?

—Bran está descansando en su habitación, mi lady, pero no es eso —le informó el maese.

—¿Entonces?

—Ha llegado una carta de Desembarco del Rey, pero no quería abrirla sin que estuviéramos los cuatro presentes —explicó el chico Stark. Gwendoline asintió y se sentó frente a Robb y Theon.

La carta era de Sansa y decía que Ned Stark había sido acusado de traición y estaba preso. Joffrey le ordenaba al pelirrojo que viajara a Desembarco del Rey para jurarle lealtad.

—¿Traición? Y es la letra de Sansa —la chica vio el dolor en los ojos de Robb. Ella también se sentía horrible porque hubieran apresado a Eddard Stark.

—La letra es de vuestra hermana, pero las palabras son de la reina.

—Joffrey le pone grilletes a mi padre, ¿Y quiere que le bese el culo?

—Es una orden real, mi Lord. Si rehusa... —Robb le interrumpió.

—No rehusaré, viajaré a Desembarco del Rey, pero no lo haré solo —Gwendoline cerró los ojos con temor. Robb iba a iniciar una guerra, y no solo eso, iba a situarse en primera fila.

Sin embargo, comprendía y compartía su opinión. Maese Luwin se fue para llamar a los abanderados y Robb se sentó por fín.

—¿Tienes miedo? —le preguntó Theon, que se había mantenido callado. Robb mostró su mano derecha, que temblaba notablemente.

—Creo que sí.

—Bien. Eso significa que no eres tonto —la chica les observó en silencio.

Unos días después, los abanderados llegaron a Invernalia. Estaban cenando mientras hablaban de planes de batalla. Robb se encontraba sentado presidiendo la mesa, a su derecha estaba Gwendoline, que tenía tanto a Mera como a Viento Gris jugando a sus pies. Brandon estaba a continuación y luego Theon. Lord Umber se enfadó por algo en lo que no estaba de acuerdo con el chico Stark y se levantó enfadado diciendo cosas sobre que Robb era un niño y que no sabía nada sobre la guerra. El ojiazul también se levantó completamente serio, y con él el resto de las mesas, todos menos Bran y Gwendoline, que miraban a todos sin saber que hacer. Cuando el Lord hizo un movimiento para sacar su espada, Viento Gris saltó sobre él y le arrancó dos dedos.

Todo acabó en risas, lo que dejó a Gwendoline consternada. "Nunca entenderé a los hombres" Murmuró para si misma.

Estaba apunto de desvestirse para meterse en la cama cuando llamaron a la puerta.

—¿Robb? ¿Qué estás haciendo? —preguntó cuando le vio al otro lado todavía vestido.

—No quiero que los espías de los Lannister nos saquen ventaja, así que nos vamos ya.

—Vale, espera que recojo un par de cosas... —el chico no la dejó terminar porque le sujetó de la mano para llamar su atención.

—No quiero que vengas.

—Pero Robb, puedo ser de ayuda, se usar una espada.

—Se que puedes, pero no me perdonaría que algo te pasara —La chica intentó convencerle, pero él se mantuvo en un rotundo no—. Iré a despedirme de Bran. Te quiero, no lo olvides —añadió, y luego la besó.

—No pienses que puedes decirme eso y luego marcharte sin más —murmuró cuando Robb se hubo marchado.

Tras meter un par de vestidos en unas bolsas y sacar la espada con la que entrenaba, se puso su capa y salió de la habitación. Robb y los hombres acababan de salir por la puerta cuando la chica llegó a los establos. Mera arañaba la madera pidiendo que la dejaran salir. Ella y Viento Gris se llevaban muy bien y se habían llevado a su compañero.

—Vamos, pequeña, tenemos que alcanzarles —le dijo cuando tuvo todo colocado sobre Shadow.

Alcanzó a los hombres al amanecer, ya habían montado el campamento. Se bajó de Shadow y caminó junto a ella y la loba en dirección a la tienda principal, donde Robb y los capitanes del ejercito discutirían los planes de batalla.

—Mi lady, ¿Quiere que me encargue del caballo? —le preguntó un hombre, le había visto un par de veces, era un Stark.

—Gracias —le sonrió y tras sacar su espada, que se ató a la cintura, siguió su camino, ahora solo con Mera a su lado.

En seguida llegó a la tienda, y no pudo evitar sonreír.

—Catelyn —saludó, provocando que los hombres que estaban allí la miraran sorprendidos. Se detuvo un momento a mirar a Robb. El chico no sabía si se sentía más feliz de verla o asustado de que se hubiera metido en medio.

—Gwendoline —contestó la mujer con una sonrisa, ambas se abrazaron. La antigua Tully conocía los sentimientos que tenían tanto Robb como la chica, y estaba muy feliz por ello—. Señores, ¿Pueden dejarme a solas con mi hijo? —pidió cuando se separaron.

—Ya habéis oido a Lady Stark, moved el culo —gritó un hombre, y todos salieron de la tienda.

—Hola, Wendy —la chica sonrió.

—¡Maege! —exclamó emocionada, aquella mujer que tenía frente a ella era Maege Mormont, señora de Isla del Oso. Y su tía.

—¡Mira cuanto has crecido,pequeña! —la chica sonrió de nuevo y abrazó a su tía, no la había visto en siete años. Se quedó hablando con Maege un rato más, hasta que Robb la llamó. El chico se sentó en la silla derrotado cuando la pelinegra entró en la tienda. Tenía demasiadas cosas en la cabeza.

—Antes de que lo digas, no ibas a conseguir prohibirme nada. Puede que seas el Señor de Invernalia, y que te deba pleitesía, pero si tu vas a luchar, yo pienso estar a tu lado —aseguró ella. Robb intentó esconder una sonrisa.

—Sabía que tenías carácter, pero no me esperaba que se volviera en mi contra —Gwendoline le golpeó el hombro indignada, por lo que el Joven Lobo se echó a reír.

—Me alegro de que aún recuerdes como se ríe —comentó con gracia, aunque era cierto. Con todo lo que había pasado en las últimas semana, ella sentía que estaba apunto de perder la cabeza.

La Rosa De Invierno - Robb Stark-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora