Flashback un día antes:
—Hola hija—
Esas eran las últimas palabras que Regina Mills queria escuchar. La mujer mayor se subió al auto del lado del acompañante y sin mirarla le extendió un sobre marrón. —Espero lo hayas pensado. Haríamos increíbles cosas juntas querida.— Habla. Quería que este sola y herida nuevamente y la necesite, a ese punto bajo queria tenerla Cora Mills para sesgar satisfecha.—No lo hare.— Desafia Regina mientras ve las fotos de Robin entrando y saliendo del callejón entre los horarios que se diagnosticaron la muerte del hombre. —Esto no prueba nada, defenderé a mi esposo.—
—¿Sabes todo lo que te costara defender a un asesino? Regina, querida. El hombre que sólo te utiliza para procrear y cuando se demuestra lo inutil que eres con eso se aleja, ¿Realmente vale la pena?— Preguntó utilizando su suave y condescendiente tono habitual, aquel tono que penetraba por su cerebro y cortaba su alma.—¿Dejarás que un sin vergüenza te arruine por completo? Crei que te eduque más inteligente que eso. ¿Quieres a los niños involucrados en todo esto? Creyendo que su padre es un asesino, un borracho apostador. Eres mejor madre que eso, además mirate, estas hecha un desastre, ¿Realmente quieres seguir viviendo en un infierno?—Su voz mostraba falsa preocupación, más que amor materno real era simplemente otro de los tantos métodos de manipulación que la mayor empleaba.
Si vivia un infierno en parte era por la presión de su madre y de sus grandes problemas mentales que le generó Leopold. Sabia que podían arreglarlo, lo deseaba con toda la fuerza de su cuerpo, pero el riesgo existia. Cora no pararía hasta destrozarlo y si no se divorciaba iban a acusarlo de asesinato. Intentar defenderlo aumentaría la ya visible grieta entre ellos,¿Realmente valia la pena?
—¿Por qué lo odias tanto? ¿Por qué me odias tanto?—
—Esto es lo mejor para ti, una madre sabe, ese artista callejero no es suficiente.— Regina todavía tenia millones de preguntas pero decidió hacer dos.
—¿Por qué ahora? ¿Qué sacas tú de esto?—
—Imagina el tiempo que toma acomodar todas las fichas de domino para que finalmente empujes y cada una caiga perfectamente empujando a la otra, el peso de la cantidad determinada de bolas de paso a las demás fichas hasta el final.—
Todo lo que Regina logró entender es que nada era por casualidad, nada. Era un juego mucho más grande en el tablero de su madre donde Robin y ella
Eran simples peones. ¿Seria capaz de jugar?—Sal de mi auto.— Dice entre dientes sin siquiera mirarla.—¡SAL DE MI JODIDO AUTO CORA!— Grita y la mujer decide obedecer.
—Piensalo cariño, espero que nuestro próximo encuentro sea más afortunado que este.— Y tras eso la dejo sola.
.
.
.Regina estaba dispuesta a arriesgarse hasta esa gran discusión con Robin. ¿Qué sentido tenía luchar por algo inexistente? Todavía los habia arruinado y todavía no podia darle un hijo. Su situación mental no era la justa para poder lidiarlo, se sentia atrapada, justo como con Leopold. Las palabras de su primera pelea, luego de que Cora la visitara para advertírle que Robín le estaba siendo infiel y ella lo llame siendo contestado por Marian la hirieron profundamente y despertó algo en ella que creia perdido.
No recordaba como llegó allí pero apenas abrio sus ojos con lentitud observo la habitación de un hospital.
Se sentía calmada, casi como en una ensoñación.—Estas despierta.— La voz de Robin llamo su atención y giro su cabeza para mirarlo sin poder hablar aun. Tenia una apariencia desarreglada y sus ojos rojos y brillosos como si hubiera llorado toda la noche. Aspiro ligeramente recordando su noche anterior y cierra los ojos para concentrarse en permanecer tranquila.
—Asi parece.— Logra decir con un tono roncoEl Rubio se sienta al borde de su camilla y para cuando toma su mano la morena se estremece en forma de rechazo. Su rostro se entristeció y la soltó.
—Te dare el divorcio.— Dice finalmente evitando mirarla.—Cora ganó, Aunque esto ya no es por Cora, ¿No? Fui yo. Arruine la mejor cosa que tuve.— estaba rompiéndose a medida que hablaba mientras no quitaba la mirada de su cabeza gacha de sus manos. —Te amo, siempre te amare, pero cuando te pongo como él te ponía se que es momento te dejarte ir.— Besa su frente y sin esperar respuesta sale para no quebrarse frente a ella que estaba llena de su propia carga emocional.
.
.
.Al ser abogada facilitó el proceso, apenas ella salió del hospital y tuvo el valor de enfrentarlo, preparo los papeles y lo cito. Regina decidió defenderse sola mientras que Mal cubría a Robín. Dado que ambos estaban rendidos era un papelerio sencillo, Mal era simplemente un apoyo moral para ambos.
—Quedate la casa y el auto, demonios quedatelo todo— Murmura Robin. Ni siquiera se había afeitado desde que se fue a parar con John.
—Quedate con el televisor, ni siquiera lo uso.— Cede ella. Siguen hablando sobre todas las cosas materiales por un buen rato hasta que llega lo peor, los niños.
—Muy bien, Deberíamos discutir la custodia de Henry Locksley.— Dice Mal lo más suave posible ya que eran sus amigos y sabían lo que implicaba todo esto.
Regina casi deja de respirar por un segundo mientras sus ojos se nublan. No solo jamás compartió a Henry, si no que Roland se iria, no era nada suyo, demonios, su madre vivia y tenia la custodia. ¿Como podria vivir sin ese pequeño?
—No lo se, ¿Qué dices tú Regina?— Pregunta Robín ya que él siempre priorizaba la opinión de ella en cuanto a Henry.
—Una semana y una semana. Podemos empezar con fines de semana para que se acostumbre de a poco, las fechas especiales podríamos discutirlas. No creo que él deba pagar por esto. Te ama, no seria justo que dejes de ser parte de su vida.— Pronuncia débilmente mientras las lágrimas recorrían sus mejillas, eso era mucho más profundo que lo que ocurría en ese momento, significaba el mundo y él comprendio.
—Roland también seguirá siendo parte de tu vida, hablaré con Marian, mereces tener unos días Regina, eres su segunda madre. Y si no fuera así, todavía puedes sacarlo a pasear o pasar una tarde, él te ama.— Ahora él también se encontraba llorando, jamás creyó que pasaría por una separación tan dolorosa, siempre pensó que el amor era suficiente pero asi como se confió su matrimonio acabó. Cualquiera podria verlos y notar cuanto se amaban, se amaban tanto que dolia, pero era necesario, se hacían mal uno al otro, además de que Cora solo les traería otro problema.
—Firmen aqui.— susurra Mal luego de un momento sin querer interrumpir. Ambos obedecieron con el corazón en la manga y se quedaron helados hasta que la rubia volvió a hablar mientras se paraba.—Esta hecho, están divorciados, les dare un momento.— Incluso a Mal se le notaba la tristeza en la voz cuando hablaba.
Regina miro al suelo y jugo nerviosamente con su brazalete.
—Supongo que todo acabó.——Asi parece.— Responde él levantándose.— Pasare por mis cosas el jueves, te dejare la llave. ¿Está bien si voy cuando no estas? Debo embalar muchas cosas y será mejor si lo hago solo.—
—Esta bien por mi, tomate tú tiempo. Si quieres me entretengo en la oficina hasta que puedas acabar.— Era el divorcio más fácil del universo a nivel papelerio y objetos, a ninguno le importaba nada en realidad más que su propio corazón.—Oh Dios, ¿Qué haremos con los niños? Vuelven hoy.—
—Estaran bien contigo, mañana puedo pasar y... Les explicamos juntos.— ni siquiera cuestionó que Roland debia estar con él porque era el único tutor de los dos, simplemente sabía que Regina lo podría manejar, pero sentía que decepcionaria a Henry.
—Esta bien.— Es todo lo que ella responde mientras toma su bolso dispuesta a salir. Ambos habían atravesado la puerta pero algo no los dejaba avanzar, entonces él se giro y habló.
—Regina yo... — Estaba desesperado, eso se podia notar, pero ella decidió callarlo uniendo sus labios, manos y cuerpos contra los suyos en un último y agridulce beso mezclado con el sabor de sus lágrimas.
—Lo se, lo se.— Entonces se miran un segundo a los ojos, apoyan sus frentes y con lentitud se separa y suelta sus manos. Ni siquiera pueden decir adiós, se miran y al segundo cada uno retoma su camino lejos de aquel ser amado, su otra mitad.
ESTÁS LEYENDO
El amor no es suficiente
ФанфикRegina mills era una mujer fria, calculadora y descarada, sola en el mundo con nada mas que un hijo adoptivo.Robin locksley era un hombre honesto, bondadoso y perspicaz, lleno de amigos y un pequeño hijo. La morena era abogada, el rubio era pintor...