En los días de lluvia, trato de encontrar mi tierra en la lejanía.
Intento reconocer algunas calles como familiares.
Busco el olor de mis recuerdos en cómo huele el almuerzo de un lunes por la tarde.
Me pinto en la imaginación el color del atardecer por detrás de la impenetrable montaña.
Pongo la música que antaño me ensordecía los domingos por la mañana.
Agrego algunos de los sabores de mi madre en cada cucharada que cocino;
y la llamo pidiendo sus recetas para tratar de recrearlas.
En el frío de los días de lluvia; el dolor de mi tierra lejana me da una honda puntada en el corazón.
Y mis lágrimas acompañan las gotas del aguacero hacia la infinitud del más allá;
esperando que la calidez de otros días más felices devuelva la calma a mi vida.
