Estar lejos hace que se aprecien algunas cosas que siempre hemos dado por sentado.
Cocinar, un café después de cenar, tener un buen libro a la mano, o simplemente estar tranquilo porque no tienes idea alguna de cómo se solucionan algunos problemas de la vida.
Descubrimientos relacionados con el crecer, de cuando y como nos hicimos grandes y merodeamos, sin sentido al parecer; entre un inmenso mar de desconocidos que son "adultos" también.
Descubrimientos que tienen que ver con nuestra forma de ver y aceptar el mundo, lo que amamos y lo que no; lo que nos aterra y lo que nos causa frustración, las cosas que antaño nos atormentaban y ahora inesperadamente nos hacen felices; descubrimientos de nuestras almas tratando de sobrepasar nuestras mentes y cuerpos.
Descubrimientos de nosotros mismos que nos dejan perplejos sobre nuestra insignificancia y nos dan luces de nuestro minúsculo lugar en el universo y de lo diminutos que son nuestros problemas, sueños, metas y ambiciones en la infinitud del destino o la suerte.
Descubrimientos sobre la paz y la guerra librándose cada día en nuestro interior, sobre el bien y el mal, sobre la luz y la oscuridad. La batalla de las inquietudes, equivocaciones y aciertos que nos llevan de una decisión a otra en cuestión de segundos, y de la que no parecemos darnos cuenta.
Estar lejos te hace apreciar las cosas en una forma en la que entiendes que todo es fugaz y efímero en este pedacito de luz que el universo nos concedió como vida y que cada segundo que pasa en comparación con la inmensidad del mismo; nos cuesta demasiado como para despreciar el paso del tiempo, como para seguir esperando que pase un milagro que está lejos de suceder. Es la vida en si misma y su tiempo el milagro...
Descubrimientos...
