Capitulo 13

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Ultraviolence - lana del Rey

A decir verdad todo aquello me había dejado sorprendida. Nunca pensé imaginar que aquello saliera de los labios de Agapios.

- Abuelo... - susurro mientras bajo el ultimo escalón.

Agapios deja la fotografía en su lugar y me sonríe. Como si yo no hubiese escuchado lo anterior.

- Abuelo tenemos que irnos – digo mientras tomo mi bolso de una de las esquinas del comedor.

Mi abuelo da un gesto con su rostro y posterior a eso me da un abrazo.

- Espero verte de vuelta.

- Llamame si mi madre regresa.

- Lo haré cariño – dice y sonríe mientras salgo de la casa dejando atrás a Agapios.

Me siento en estos momentos como si estuviese huyendo de algo, del pasado y de la tristeza. Supongo que a lo único que le tengo miedo en la vida es a enfrentar lo que sucedió en mi niñez antes de inscribirme a las fuerzas aéreas.

- Oye,detente – me dice mientras me toma de la mano y se me es imposible de dirigir mi vista hacia él. No sólo porque mi rostro se ha empañado de las lágrimas que he empezado a derramar si no porque nunca estoy acostumbrada a que alguien me vea en ese estado tan patético de mi misma.

- Ha sido tu culpa, no he querido venir – gruño.

- Serena, basta.

- No sabes lo que se siente ser rechazada y que tu familia te dé la espalda – ni siqueira sabía porque le estaba tratando de dar explicaciones de mi vida, a nadie le agradaría escuchar mi desafortunada infancia en mi casa.

- No llores por favor, no lo hagas hermosa – limpia con su pulgar una lagrima de mi mejilla y me siento estúpida de estar allí parada sin decir nada,sólo como una niña a la que le han arrebatado su juguete más preciado. Indefensa.

- ¿Quieres hablarlo? – interroga con voz suave. Ni siquiera mi siento lista para esto-. ¿Quieres hablar de tu madre?

Me quedo en silencio.

- Contéstame al menos cuando te hago una pregunta – oh, ahora suena furioso.

- No hay mucho que hablar de ella.

- A juzgar por lo que ha dicho tu abuelo, creo que si hay mucho que hablar de ella – se queda unos instantes pensativo y vuelve a centrar su atención en mi-. Tal vez debamos regresar al apartamento y conversar.

Dios ha escuchado mis suplicas. Subo a la motocicleta al mismo tiempo que él y agradezco que durante todo ese recorrido haya hecho ninguna otra pregunta que me resulte incomoda. Una vez llegamos a su apartamento dejo las cosas en uno de los muebles y me hago a un lado lejos de él.

- Si vas a tomar esa postura, no creo que podamos sincerarnos.

- No es fácil asimilarlo ¿vale?

- Siéntate – señala el mueble que esta a escasos centimentros de él, me acerco y me siento en este, él hace lo mismo.

Suspiro.

- Nunca fui una hija deseada – digo finalmente-. Mi mamá se embarazo de mí cuando tenia diecisiete. Siempre estuvo enamorada de mi padre, pero los planes de él no eran el criar a una bebé, tengo muy pocos recuerdos de él, la mayoría era de como la golpeaba o se gritaban el uno con el otro, él era un tipo violento y ella era una mujer que aguantaba todo, una noche mi padre nos abandono, no dijo nada, sólo tomo sus cosas y se marchó, fue la ultima vez que lo vi, tenía seis años cuando sucedió. La casa tenía un sin número de cuentas pendientes y mamá no tenía un trabajo estable, solo era camarera. Mi tío Michel fue quien se ofreció a ayudarla y fue en donde nos mudamos a casa del abuelo.

PERFECTO TORMENTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora