24- El beso que siempre esperé.-

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24:
-El beso que siempre esperé. -


Quería decirle tantas cosas, pero simplemente no salían de mi boca, quizás mi cuerpo creía que no era el momento, o quizas no quería arruinar el contacto de miradas.

-Me harás un hueco en la cara si me sigues mirando así. -se le dibujo una media sonrisa fugas, su mirada paso de mis ojos a mi abdomen, supongo que había visto las marcas.

-Que es esto? - pregunté tomando su muñeca, la cual mantenía una marca, como si la hubiesen atado. Pero era igual que la mía.

-Eso debería preguntarte yo a ti. ¿Que es eso? -señaló mi abdomen, rápidamente baje la remera, no se porqué, si ya lo había visto todo.

-No es nada.

-Quien te golpeó? -me pregunto mirándome fijamente a los ojos, buscando alguna duda o mentira en mis ojos.

-No me golpeó nadie, no paso nada. -como decirle que fue mi padre? Que un espíritu estaba dentro de su cuerpo.

-"Si entonces mágicamente aparecieron en tu cuerpo".- accidentalmente un susurro de sus pensamientos apareció en mi oído.

-Que es eso? Por que las tienes? Son marcas muy fuertes.

-Las tengo porque tu las tienes también. Si tu estas mal, yo estoy mal... y si estás bien, yo estoy bien, es así. Te dije que estamos conectados, sólo somos nosotros, no tiene que haber nadie más... -como decirle todo lo que siento, todo lo que me provoca.

-Por que eres tan linda hasta para decir cosas cursis cundo lo que realmente quieres es golpearme por no decirte lo que pasó? Bien, mi padre me golpeó, empezó a sentir mal olor y pasaron dos días y comenzó a golpearme, si salía de mi cuarto el día anterior volvía a repetirse, tenía fiebre cada 8 horas, la cabeza de daba vueltas, aunque sólo me quedé encerrado en mi cuarto, con fiebre y golpes, confundido más que todo, pero mira el lado positivo, trate de cubrir mi rostro, sabes es mi arma mortal, así puedo enamorarte aún más. -le guiñe el ojo y sonrió, continúe hablándole, pero no me daba atención, toda su atención había sido puesta en mis labios, poco a poco fue juntando nuestros labios, era el beso que siempre esperé, al fin, podía sentir sabor de su labial.
"Si tan sólo mi primer beso hubiese sido así, con él, habría sido genial, todo sería diferente... pero me fue arrebatado" .
El susurro de sus pensamientos se volvió presente en mi oído izquierdo, con pena, pero sin arrepentirse de mi beso.

Un calor subió por mi cuerpo, un leve calor, cuando ella trató de separar nuestros labios.

-Lo siento, es que no me pude resistir… - guíe mi mano para tomarla de la nuca sin usar fuerza extrema y volví a juntar nuestros labios para profundizar el beso, luego la deje ir. Al separarse se sorprendió, vio mis ojos brillar pues estos estaban de un color turquesa muy brillante y mi aura de dragón azulada también la sorprendió, poco a poco se desvaneció. No parecía asustada, más bien parecía sorprendida.

-Que sucede, estas bien? -pregunté al ver que no iba a hablar. Acariciar su mejilla con mi pulgar y lo pensó por un momento antes de hablar.
    —Que fue eso? Eso es mi culpa? Yo soy la causante de ello?…— un nuevo susurro se hizo presente en mi oído. -Estoy bien, sólo me gusta estar así contigo, nada más que eso -me dio una pequeña sonrisa, aunque sabía que mentía no toque el tema embargo sentía como mi cuerpo, poco a poco se iba rebajando y dejaba de doler.
Su golpe en la barbilla había desaparecido y la marca en su muñeca poco a poco se iba desvaneciendo.
Ella tomó el borde de la remera y la levantó con cuidado
     —Sus hematomas desaparecen… está sanando —
Pensó enseguida.

-Levantar las camisas de los chicos es tu especialidad? -ella sólo sonrió -Me pondré celoso si es así.

-No, no es mi especialidad, pero contigo es diferente, Tú eres mío y de nadie más, se que no eres un objeto pero así como tu eres mío, yo soy tuya es una unión que tenemos de sangre y próximamente por alma, no te dejaré ir, te amaré y Te cuidaré por siempre, cueste lo que me cueste… - le di una sonrisa y las ganas de besarla abordaron mi cuerpo -Eres aún más lindo cuando sonríes.

Me incorporé y la mire fijamente a los ojos para después devorar sus dulces labios sabor a cereza rápidamente subió sobre mi regazo y profundizó nuestros besos, poco a poco, más y más fue frotándose contra mi logrando que las ganas aumentarán más y más.
Me incorporé e hice que su espalda se recostara sobre el suave colchón cubierto de una sábana blanca.

-Espera -habló agitada -Me va a doler…

-No haré nada que tu no quieras princesa -junte nuestras frentes cerrando los ojos.

-Lo se -tomó mi mejilla e hizo que la mire -,el problema es… que yo si quiero, pero tengo miedo… de que me lastimes.

-No podría hacerlo ni aunque quisiera, jamás te lastimaria mi niña hermosa…

-Quiero hacerlo…

-No tienes porque obligarte… -me cayó con un beso, un beso candente mientras intentaba tomar el borde de la remera para levantarla hasta que lo logró.
Sentía sus manos calientes pasar por toda mi espalda, hombros y brazos, cadera, cintura y glúteos.
Con sus piernas a los costados de mi cuerpo mantenía sus pies una y otra vez apretando mis piernas para frotarme sobre ella… quería hacerla mía, la quería sólo para mi, quería hacerle ver las estrellas todos los días de mi vida.

Levanté todo mi peso y lo mantuve en mis rodilla para lograr quitarle el pantalón al igual que yo. Madeleine se acercó a mi como si no hubiese mañana y me devoro los labios para luego bajar con pequeños besos húmedos hasta mi pelvis, la tome de la barbilla para que me mire.

-Quiero probarlo… -me suplico, paso su pequeña lengua por sus labios y tomó el elástico del boxeo negro, poco a poco fue bajandolo hasta liberar un duro miembro listo para hacerle ver hasta unicornios. Lo rodeó con una de sus pequeñas manos e hizo un vaivén de arriba a abajo, paso la punta de su lengua sobre la cabeza y luego la rodeó con ella como si de una paleta se tratase, siguió con el vaivén de la mano pero esta vez chupo el otro tramo que aún quedaba sin cubrir, lo succiono, se atragantó cuando tome su cabeza para que lo hiciera más rápido, aunque no pareció molestarle, y paso la lengua como si fuese lo más rico que haya probado… mis ganas ya estaban en el cielo y quería llevarla a ella conmigo, hice que se ponga de pie y con uno de mis brazos la tome de la cintura, la deje en mi cama y fui besando todo su cuerpo, comencé con sus labios y pase a su cuello, escuchando el hermoso sonido de sus gemidos, reparti besos sobre su pecho y luego pase a sus senos rosados, masajeaba uno de ellos mientras que jugueteaba con mi lengua sobre el otro. Llegué comencé a bajar sobre su abdomen plano y pálido hasta llegar a su monte de venus, la mire con mis ojos turquesa brillante, ella atenta a mis movimientos me vio bajar hasta sus labios rosados, libres de bellos púbico dejando a la vista una piel blanquecina y rosa claro, pase mi lengua de arriba a abajo y masajee el clítoris con mi lengua generando que su espalda se doblara levemente hacia atrás la igual que su cabeza.
Nuevamente subí y deje un beso en su mejilla.

-Estas lista? -susurre en su oído.

-Si, claro que si -guimio.

Poco a poco y siendo cuidadoso fui penetrandola ella clavaba sus uñas en mi espalda, pero en ningún momento me pidió que me detuviera.
Es más, insistió en que fuese más rápido al punto de que sus ojos se completarán hacia atrás, y sus piernas temblaban por mi parte incorporé mi cuerpo sobre mis rodillas y voltee mi cabeza hacia atrás largando un gemido que me erizo la piel, nunca había tenido la misma satisfacción que con ella, el amor y calma que sentí era inexplicable… el aura sobresaliente de mi Dragón era visible hasta que me recoste a lado de ella y se desvaneció.

Dragón Blanco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora