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Narrador omnisciente.

Esa misma noche el menor pidio ver el baúl que había sido mencionado hace horas.

El baúl viejo y chamuscado fue puesto en el despacho.

Arthur se retiró para irse a dormir, prefería dejar al otro sólo con los recuerdos.

Barry al encontrarse sólo, se puso de rodillas frente al baúl.

Lo abrió para encontrarse con cinco bolsas con oro. Se sintió afortunado con su pequeña fortuna. Y luego miro la corrida de pequeños cuadros. Saco uno y con una pequeña sonrisa miró a la mujer de vestido blanco cargando un cachorro en sus brazos.

_ Mami _ susurro.

La reconocía, su bello cabello castaño. Su piel clara. Su alta y fina figura.

_ Eres la mujer más bella que he visto en mi vida _ susurro una vez más para luego abrazar lentamente ese cuadro enpolbado.

Siguió mirando los pequeños cuadros. De su madre y su padre joven. De sus abuelos también.

Terminó con los ojos llorosos y una sonrisa en su rostro.

No quería admitirlo pero casi se le había olvidado el rostro de sus padres.

***

El siguiente día, Barry se levantó temprano para irse pero fue detenido por Arthur y llevado a los establos.

El mayor quería que viera sus corceles y no quiso negarse.

_ son animales hermosos _ dijo Barry acariciando el cuello de un corcel marrón. Ya no sentía que debía estar tan a la defensiva.

Arthur asintió.

_ vamos a cabalgar.

No era una pregunta.

_ no me acuerdo de como hacerlo.

_ eso no se olvida _ contradijo el mayor.

El menor rodo los ojos con una sonrisa.

_ si me caigo, es tu culpa.

Arthur sonrió. En todo momento ayudó al menor a subir al corcel. Y luego camino a su lado.

_ ¿cómo es la vista desde ahí?

Barry sonrió burlesco. Quería responder con una broma pero no pudo. El viento golpeó su rostro. Realmente se sentía bien, como en paz por un momento.

_ bien.

Arthur se subió a su corcel. primero caminaron y luego el menor se animó a trotar con el manso animal.

Anduvieron un largo rato por el inmenso terreno del mayor.

Ya cuando el sol estuvo en lo alto se detuvieron y fueron a la mansión por un poco de comida.

_ ¿Sabes?, hay muchos buenos hombres por estos lugares que ansían casarse con alguien bello como tú.

Ese comentario tomó por sorpresa al menor. El cual se sonrojo.

_ ¿tu crees?

_ si. Por supuesto. Eres muy bello, tienes tu propia gracia _ Arthur tomó la mano derecha de su antiguo amigo _ no vuelvas a esa ciudad ni mucho menos a ese trabajo. Piensa en que puedes ser muy feliz aquí.

Barry sintio su corazón latir más rápido de lo normal. Se soltó del débil agarre del mayor. Pues la mano le sudaba.

Era demasiado para el menor. Aún recordaba su pequeño enamoramiento de niño.

Entre nobles, lo que no se contó.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora