Después de no haber dado con ella durante todo el día en la oficina, Allistor pensó que tal vez sería mejor escribirle y lo hizo durante toda la jornada hasta la madrugada, quedándose dormido pasada la media noche y no fue sorpresa para Alice adivinar el por qué, aunque se reservó cualquier pregunta cuando estaban en la oficina. Esa rutina tan agotadora se repitió durante los cuatro días siguientes. Le escribió, la llamó, le dejó mensajes escritos y de voz a su celular y Murron parecía haber sido tragada por la tierra o abducida a algún planeta, absolutamente lejos de su alcance. Allistor llegaba cada vez más frustrado a su oficina pensando incluso que le había pasado algo y que por eso no le respondía los llamados, hasta que Alice llegó un día con el rostro cargado de severidad delante de su hermano, pero con alivio también al haber hablado con su amiga.
—Murron está bien, sólo muy avergonzada. Hablé con ella y le dije que hablara contigo, pero tampoco la presioné. Así que por primera vez en tu vida estás obligado a armarte de paciencia.
—Quiero hablar con ella—Respondió él sin ninguna lógica.
—Ya lo sé—Responde ella como si hubiera dicho lo más obvio— y lo hará— se masajea el puente de la nariz bajo sus anteojos—pero dale tiempo. Hablará contigo cuando esté lista. Ponte en su lugar, estuvo pasándose un montón de escenas hipotéticas porque ama su trabajo y le ha costado mucho llegar hasta donde está y pensar que en lugar de que los haya visto yo lo haya hecho papá, la pone muy mal.
—Joder...—Allistor resopla cansado con la situación, hastiado hasta la médula—Pero ya han pasado varios días, debería estar más tranquila.
—Ya te lo he dicho, Allistor—Él alza su mirada verde hacia su hermana, idéntica—. Espérala, estoy segura de que algo en limpio sacarán de esto.
Alice sale y vuelve a su puesto de trabajo. Allistor parece desesperarse porque si de él dependiera también saldría de allí y la iría a ver, y ha hecho mucho ya con no enviarle ninguna pregunta acerca de su salud o su bienestar luego de haberle insistido tanto. La extrañaba mucho en la oficina, en su casa, cerca de él, irritándolo, incitándolo a actuar; no así de lejana, probablemente odiándose por haberse equivocado.
Intentó acostumbrarse a su ausencia a través de una forzosa intención de dejar de pensar en ella. Trató de distraerse con el trabajo, incluso más que antes, o saliendo al bar o al casino con Mathias, retomar los paseos en moto o alguna cosa que no le recordara a ella. Difícil era, porque su mayor vicio, el cigarrillo, y el siguiente, el whisky, tenía que ver con Murron, le gustara o no. La acidez de su actitud, su seriedad, lo indefensa que tantas veces le pareció estando con ella y él muriéndose de ganas por protegerla.
Pudo haberla obligado, incluso, a esclarecerlo todo desde el principio, incentivar la confianza de Murron con Alice y que se confesara con ella respecto a lo sucedía entre la irlandesa y Allistor; pudo haber sido mucho más claro cuando ella le propuso llevar una relación informal y él aceptó los términos de ella porque se moría de miedo de perderla por exigirle algo más. Ahora, sentía, la perdía de verdad y le desesperaba no estar en una posición desde la que pudiera hacer algo para revertir eso y aunque intentara evadir todo aquello de su abombada mente todo lo que podía durante la semana en la que Murron se ausentó, pensó que lo estaba llevando con relativa facilidad, hasta que ella volvió a aparecer y le mandó todo al diablo otra vez, instaurándosele el nerviosismo presente en su mirada hacia ella que, parecía, haberse vuelto inaccesible para él.
No parecía avergonzada con Alice ya, pero estaba claro que su hermana no estaba pendiente de las preocupaciones de él precisamente, sino de las de su amiga, por la que sentía, extrañamente, una empatía muy fuerte. Era extraño eso, Alice solía ser antipática con todo el mundo y Murron era una chica demasiado normal como para haber llamado su atención, pero Allistor, de todas formas, o veía ese factor como algo que pudiera serle de ayuda o se sumergía cada vez más en la lejanía.
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APH: El ritmo de tus ojos | EscociaxNyo!Irlanda
FanfictionLuego de dos años trabajando para los Kirkland, Murron Mackay experimenta una sensación extraña cuando todo a su alrededor se vuelca hacia Allistor, el hijo de su jefe, haciendo que incluso su sola presencia la divida en dos: por un lado, un aleteo...