Cuando llegué al edificio, me la pase ayudándoles a mi tíos Blanca y Eugenio en la panadería, me gusta mucho convivir con ellos, siempre aprendo algo nuevo. Además no tenía nada más que hacer, estaba suspendido.
—¿Entonces cuánto de levadura tía? —le grito a mi tía Blanca desde el otro lado de la panadería.
—Ochenta gramos mijo, se los echas de poco a poco —me responde mientras abro el paquete de levadura.
Solo había hecho un pan en mi vida: hot cakes. Pero jamás había hecho una concha cacera y mucho menos en cantidades grandes, pero me gusta convivir con ellos.
Empiezo a echar la levadura poco a poco en la leche evaporada batiendo la mezcla, como me lo dijo. Enseguida le echo un poco de harina de trigo y poca azúcar, posteriormente empiezo a batirlos. En eso veo que llega mi tío Eugenio con los huevos, los trae en una caja, ya que son muchos.
—¿Cómo te está yendo mijo? —dice abriendo la caja.
—Pues creo que bien tío —expreso llevando mi mano a mi frente.
—Recuerda ponerla a reposar —añade mientras saca los huevos para ponerlos en la mesa.
—Sí tío, de hecho ya lleva como 7 minutos, creo que es hora de seguir —aseguro mientras veo la mezcla—. Efectivamente, ya es hora de seguir tío.
Mi tío pone la harina de trigo en la mesa de trabajo y empieza a hacer una especie del volcán, lo miro extrañado.
—Aristóteles, ven —me habla y yo me acerco a él—. Esto es para poner la mezcla que hiciste. La hago grande para que quepa esa cantidad —añade mientras yo voy por el bowl donde está la mezcla.
—Échasela —dice a lo que yo empiezo a verter la mezcla en ese volcán.
En eso mi tío va por los huevos, trae como unos veinte y posteriormente le ayudo a echarlos a la mezcla. Terminamos de echar los huevos.
—Aristóteles, ve por el azúcar, está con tu tía Blanca —me menciona.
—Voy —le respondo yendo con mi tía.
—Hola tía, vine por el azúcar —le expreso.
—Sí mijo, está en ese estante —me dice señalándome el segundo estante de los panes. Mi dirijo hacia él, tomo el azúcar y voy con mi tío.
—A ver, ahora échasela —articula mi tío.
—Sí, usted me dice —le informo mientras poco a poco le empiezo a echar el azúcar.
—Hasta ahí —me detiene mientras le echa como dos cucharadas de vainilla—. Pásame la sal —me enuncia mientras voy por ella.
—Esta se pone alrededor mijo, después de esto se mezcla todo —dice mi tío poniendo sal alrededor de la mezcla, pero dentro del volcán de harina.
Veo que agarra una cuchara y empieza a mezclar el centro, empezando a juntar la harina poco a poco con la mano. Después veo cómo toma la mantequilla y la mezcla con la ahora masa. Es una mezcla muy pegajosa y amarilla. La empieza a amasar.
—Ahora te toca Aristóteles, la vas a amasar y te diré cuando pares —me dice mientras me pongo en su lugar.
—Está bien —le menciono tocando la pegajosa mezcla.
—Hasta que yo te diga —añade retirándose del lugar.
Llevo como media hora amasando, mi tío no ha vuelto y esto cansa. La masa ya no está tan pegajosa como hace rato, pero esto de amasar cansa demasiado. De pronto veo cómo mi tío llega con paquetes de leche y se acerca a mí.
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Me enamoré de ti: aristemo
RomanceUna historia de amor narrada desde la perspectiva de Aristóteles Córcega, un adolescente de 15 años que vive con su familia en Oaxaca, México. Él es un adolescente común: juega básquetbol, va a la escuela, duerme, etcétera; además es influencer, ca...