Por fin regreso a la escuela después de mis dos días de suspensión. No estoy muy emocionado, pero necesito regresar, estos días fueron muy pesados para mí y quiero un poco de tranquilidad en la escuela.
Cuando entro veo a Zack, ahora que lo pienso fue muy estúpida la razón por la que nos peleamos. Además yo fui quien explotó, él no tiene la culpa, solo hizo un comentario estúpido en un mal momento para mí.
—Hola Zack —le hablo acercándome a él.
—¿Qué quieres Aristóteles? —me denota parándose de su lugar.
—Escúchame —le digo parándolo con mi mano—. Sé que yo fui quien te golpeó por una razón bastante estúpida y por ello quiero pedirte disculpas —le añado.
—Pues gracias, pero eso no me quita los golpes —habla riéndose un poco—. Bueno, está bien, acepto tus disculpas. Además mi comentario fue de lo más estúpido, estamos en el siglo veintiuno, esos chistes ya no van —me menciona estirando su mano con la mía.
—Me alegra que volvamos a estar como antes —le digo con un ademán sonriente.
—Pero no se me olvida eh pendejo, te la lavas, adiós, que tengo clase ahorita —me indica mientras se va.
Cuando voy al salón y dejo mi mochila, me doy cuenta de que Temo no está y salgo al baño.
Después de ir al baño voy devuelta a mi salón y lo veo, se me forma una sonrisa para rápidamente desvanecerse cuando aparece Nayeli. Nayeli no me cae mal, es muy buena persona, pero siento un gran enojo cuando la veo con Temo; así que me dirijo al salón para que no se den cuenta de que estoy ahí.
Luego de estar un rato platicando con Fernando y Zack, veo que llega Temo. Como siempre, no puedo evitar verlo; pero cuando lo veo, noto sus labios algo hinchados. Quiero aferrarme a la idea de que le picó algún insecto, pero es evidente: se besuqueó con Nayeli. No le tomo mucha importancia, es su novia, pero ¿Por qué lo tiene que hacer tan evidente?
Las clases transcurrieron de forma normal hasta el receso, fue cuando me di cuenta de que era el primer receso en el que iba a estar completamente solo. Temo se había ido con Nayeli, estuvo todo el rato con ella y ni siquiera me saludó.
Salimos de la escuela y estoy esperando a Temo afuera para irnos en la burra de Pancho, entonces lo veo a lo lejos, pero viene con Nayeli y se acercan a mí.
—Aristóteles ¿Puedo hablar contigo? —me denota Temo al llegar.
—Sí, dime ¿Qué pasó? —le pregunto mientras él me lleva a un lugar más retirado.
—Es que... sabes que estoy andando con Nayeli y su casa está cerca de aquí, así que decidí irme con ella. Solo te aviso para que le digas a Papancho —me dice mientras se quita la mochila—. ¿Te la puedes llevar por favor?
Yo solo puedo asentir tomándola para ir con Pancho para que nos llevara sin Temo a la burra. No pude articular ninguna palabra, estaba pasando lo que más temía: Temo alejándose de mí.
Estoy sentado en las escaleras del edificio algo triste por lo de hace rato, pero él tiene novia y la trata como tal, Temo es un caballero. Escucho a alguien bajar, así que me quito para que pueda pasar. La veo, es Julieta.
—Hola, Aris ¿Por qué tan pensativo? —me denota posicionándose enfrente mío.
—Pues ya sabes Julieta, solo estoy aquí —le menciono.
—A mí me parece que estás enamorado, Aris —me dice sentándose en las escaleras.
Cuando menciona la palabra "enamorado", inmediatamente se me viene a la mente Temo y sin notarlo, se me dibuja una sonrisa.
ESTÁS LEYENDO
Me enamoré de ti: aristemo
RomanceUna historia de amor narrada desde la perspectiva de Aristóteles Córcega, un adolescente de 15 años que vive con su familia en Oaxaca, México. Él es un adolescente común: juega básquetbol, va a la escuela, duerme, etcétera; además es influencer, ca...