Parte siete: "Polvo y escombro"

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Capítulo 37: Anti incendios

Los edificios están en llamas, todo lo está en realidad. Todos nos quedamos con la boca abierta y con los ojos como platos. Cath debe ser la más afligida porque era la más indignada con el causante del incendio. Pero en realidad todo esto es mi culpa...

-Mierda, ¿qué hacemos?- dice Serena.

-¿Hacemos? tenemos que irnos de aquí, es peligroso.- comenta John mientras va en reversa con el auto.

-¡Tenemos que hacer algo, la gente morirá!- grita Cath.

-¿Y qué es lo que tienes planeado? es un suicidio... no es como si tuviésemos poderes o algo así para salvar el mundo- dice John mientras va a toda velocidad a dirección contraria de la ciudad.

Un pedazo de edificio cayó, provocando que todo del edificio cayera con él. Cuando tocó el suelo, la tierra pareció como si se hubiera movido, como un terremoto. Este edificio no fue el único ya que muchos más cayeron con él. Toda la ciudad está sumergida en polvo e infestada de fuego. No hay nada que hacer, se escuchan gritos desde allí, gente que fue a trabajar un día normal, y que ahora se convertirá en un simple cadáver irreconocible. ¿Qué fue lo que hice?

-De hecho...- dice Cath- lo que nos inyectaron...

-¿Qué?- dice John con el ceño fruncido.

-Larga historia, luego te cuento. Cath, aunque así fuera, ni siquiera sabemos que hacer y que podemos hacer, ¿Y si mi poder es hablar con los animales simplemente?- digo.

-Solo hay una forma de averiguarlo- dice Serena- John, detén el auto.

-Pero...

-¡Detenlo ahora!- él frena de repente y se escucha un ruido molesto provocado por los neumáticos del auto.

-Están locas..

-Es probable.

John nos lleva a la entrada de la ciudad, que está igual de caótica que esta. Todo está perdido y dudo que ayudemos en algo, solo lo empeoraremos. Tal vez mi poder sea el poder volar o controle el agua... eso último sería perfecto. Los cuatro nos metemos en la niebla provocada por los derrumbes y agudizamos los oídos por si alguien grita socorro, pero no hay ningún grito.

-¡¿Hola?!- grita Cath- ¡¿hay alguien?!

-¡Ayuda! ¡Ayuda!- grita alguien-¡Estoy atrapado en el coche!

Corremos a ciegas hasta que encontramos a un hombre calvo con uniforme de plomero dentro de un auto negro. Este intenta abrir a la fuerza la puerta del coche pero este no cede. Entonces, John agarra una piedra que había en el suelo y comienza a romper el vidrio. El primer golpe hizo una pequeña rajada y no fue hasta el cuarto que logró destruirla. Los pedazos de vidrio cayeron arriba del hombre pero afortunadamente, no le pasó nada. Le decimos que huya y seguimos buscando más personas. Luego de unos minutos que parecieron horas, oímos gritos provenientes de un edificio que parecía que iba a derrumbarse en cualquier momento pero Cath no lo duda y entra. Tras unos segundos, ella vuelve acompañada de una mujer que tiene un bebé en sus brazos. Le decimos lo mismo que le dijimos a aquel hombre pero no hacía falta, esta ya estaba corriendo. Seguimos buscando y en el camino, se puede ver varios cadáveres. Siento un nudo en la garganta y tengo nauseas.

Tras un largo camino, encontramos a una joven con un largo abrigo negro. Este le cubre absolutamente todo el cuerpo y en la cabeza tiene una capucha.

-¡Tienes que irte!- grita Cath pero ella no se mueve ni habla.

La joven levanta la mano un poco y, de repente, John sale disparado hacia atrás. Entonces, ella se quita la capucha y se revela su rostro: piel negra, cabello negro y enrulado, tiene dos aros (uno en cada oreja) y un pircieng en el labio. Sus ojos son completamente rojos. Gracias a lo último, nos damos cuenta de que ella está bajo control de Elizabeth. La muchacha se acerca y con un movimiento de manos, Cath sale dispara hacia el costado. Esta aterriza en el cordón de la calle pero solamente queda inconsciente.

-¿Qué mier...?- dice Serena pero antes que pueda terminar la oración, sale volando hacia el costado también.

Solo quedo yo.

-Hanna Smith, pagarás por tus pecados.- dice.

Entonces, ella alza el brazo y yo me elevo. Estoy volando. No puedo moverme, es como si estuviera paralizada. La joven se eleva a si misma y estamos a la misma altura ahora. Se me acerca y me mira fijamente a los ojos.

-¿Quién eres?

-Vengo en nombre del Diablo, él te manda saludos.

Cuando termina de hablar, caigo al suelo. Intento levantarme y lo logro por poco. Apenas puedo estar de pie.

-¿Por qué haces esto? ¿qué quieres?

-Son demasiadas preguntas, y yo no tengo paciencia señorita Smith. Ahora, venga conmigo.- con un movimiento de manos, me elevo de nuevo pero esta vez, cerca del suelo.- no somos malas personas ¿sabe? le damos una segunda oportunidad a las malas personas, una chance de cambiar. Aprovechamos sus habilidades y experiencias para hacer el bien ¿Quién cree que detuvo a Jack "el destripador".

-¿De verdad lo encontraron?

-No, era broma. La sociedad de Justicieros de media noche no es tan antigua.

-¿A quien le estoy hablando? ¿a quienquiera que seas tú o a Elizabeth?

-A ambos. Elizabeth me dice que es lo que tengo que decir y yo lo digo. Puede llamarme Emma o dormilona.

-¿Dormilona?

-Sí, así es como me dicen todos y es porque siempre que peleo, gano al segundo. Por eso, me parecen aburridas las peleas. Es como si me durmiera a mitad de una. No vale la pena arriesgar tu cuerpo para un enfrentamiento de segundos, ¿verdad?

-¿Qué te hicieron para que seas así?

-Yo nací así. Y lo tuyo es bastante inútil comparado con lo mío.

-¿Qué? ¿Qué es lo que puedo hacer?

-Soy la única que lo sabe, puedo leer las mentes, eso incluye tu inconsciente, y este sabe lo que puedes hacer.

-¿Cuál es mi poder?

-No quisiera arruinar la sorpresa.- dice con una mirada maligna.- llegamos.

Me baja y toco tierra. Estamos en las afueras de la ciudad, aquí todo está convertido en cenizas, las casas, edificios, personas... parece que en algún momento fue un lugar bastante familiar y agradable. Hay un cartel en la entrada: "Bienvenidos a Woodley".

-¿Woodley? creí que así se llamaba aquel lugar de los enamorados.- digo.

-Le pusieron ese nombre por este lugar. Aquí vive el veinte porciento de la población de Glass, lo que era la ciudad. Ahora todo está hecho un caos, gracias a alguien...

-¡Yo no incendié el bosque!- grito.

-Cierto, fue William. Si que se pasó de la raya ¿verdad? pero nada de esto hubiera pasado si no fueras quien fueras hoy en día.

-¿Y qué se supone que soy?

-La hija de una de las mejores asesinas de todo el mundo.



Las Cinco Pruebas del Diablo (#1 Trilogía "Justicia De Media Noche")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora