023•Culpa buena•

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A veces quisiera que me miraras como yo te miro a ti, pero si lo hicieras tal vez descubrieras la mentira.

De todo este caos tú eres la energía.

•••

Su mano seguía algo sudada contra la mía pero no me atrevía apartarla, el paso era apresurado tanto que podía jurar que parecía que trotábamos, los nervios y la vergüenza seguían sobre nuestra sistema, el calor quemando mis mejillas y las suyas, los sentimientos apenados haciendo cosas tontas en nuestros movimientos.

Me negaba a dejar de mirar mis zapatos y el pavimento, estoy lo suficiente avergonzada como para querer verlo a la cara, sabía que en parte fue mi culpa pero nunca pensé que tuvieran cámaras en una biblioteca prácticamente vieja, que me vieran casi en ropa interior lo hacía aún peor. Aún podía recordar las facciones sorprendidas y enojadas de la señora, el rubor en sus mejillas y la manera en que evitaba mirar más de lo necesario en nuestra dirección, incluso en esos momentos Jungkook sólo se preocupó en taparme, abrochando nuevamente los botones de mi camiseta con sus dedos temblorosos.

Aprieto su mano en busca de algo que me mantenga cuerda, fue algo estúpido que en el momento parecía el mejor plan. Quería pedir disculpas pero el nudo en mi garganta sólo provocaba conflictos en mi interior, no era por mí, sino por Jungkook. Le prohibieron ir nuevamente y sólo eso causó sabores amargos en mi boca y unas inmensas ganas de romper a llorar. Sabía cuánto amaba esa biblioteca Jungkook y yo lo arruine, como suelo hacerlo con todas las cosas. Temo que algún día lo haga con él y sinceramente no sé qué haría para evitarlo.

Con un suspiro levanto tan sólo un poco la cabeza, su ropa estaba desaliñada, la camisa del uniforme fuera del pantalón y en ciertos lugares unas pequeñas arrugas acompañaban los despliegues de la tela. Con el susto que nos provocó el grito, Jungkook sólo pudo recoger nuestras cosas y concentrarse en que por lo menos yo, me viera presentable para salir corriendo de ahí.

Aprieto los labios frustrada y enojada, dejo de caminar abruptamente parando sus movimientos, su mirada confundida me observa a la espera y aún con ella, dejo que mi mano se deslice de la suya y así poder acomodar su ropa, metiendo su camisa en los pantalones y acomodando correctamente el cuello y corbata. Sí, ese era mi Jungkook.

Odiaba el orden, era descuidada y floja, pero irónicamente me fijé en la persona que amaba que todo estuviera según lo planeado, en su lugar y que disfrutaba por lo menos siempre hacer algo.

—Lo siento—murmuro aun viendo la tela de su camisa, paso mis manos por ella como si con ello las arrugas fueran a desaparecer.

—Fue culpa de ambos, bebé.

—Ya no te dejarán entrar—mi voz apenas era un hilo de susurros, la culpa seguía atravesándome cada músculo. Lo escucho soltar lo que parece un bufido fastidiado, sus manos frías se ponen sobre mis mejillas después de unos cuantos segundos, forzando a nuevamente levantar mi rostro para encontrar nuestros ojos, los suyos con un rastro de ternura.

—Esta bien, Hayun—acerca más su cara con la única intención de tomar mi labio inferior entre los suyos, succionándolo con suavidad y terminando con una mordida juguetona, paso mis manos sobre su cuello ejerciendo la suficiente presión para que volviera sus labios a los míos, un suspiro involuntario me abandona cuando por fin se envuelven en una danza lenta—, hay muchas bibliotecas, buscare una mejor.

Deja un pequeño beso, casi como un roce para después volver acomodar mi cabello correctamente y cuando por fin está contento con el resultado, agarra mi mano jalándome para que volviera a caminar.

No necesitaba preguntar a dónde nos dirigimos, pues Jungkook nunca ha estado en mi minúsculo departamento y en las últimas semanas desde que lo nuestro se "formalizo" parecía que vivía con él. Conforme avanzábamos, el cielo iba tomando tonalidades azuladas oscuros, dejando que las lámparas de las calles hicieran su trabajo e iluminarán. El frío empezando a colarse por nuestro uniforme fue una clara demostración que ya era demasiado tarde y por unos leves segundos quiero decirle que tengo que volver a mi casa, pero una parte de mí sabía que las palabras a pesar de estar en la punta de mi lengua no las quería dejar salir, así que me limite en entrelazar mejor nuestras manos, nuestra única fuente de pequeño calor.

Craps: Horn |J.Jungkook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora