Porque me mantenías a salvo a tu manera dañandome entera.
Tus caricias me decían todo lo que no eras capas de pronunciar pero tus acciones contradecían lo que tú corazón mandaba.
¿Qué quieres realmente Jeon Jungkook?
•••Mi corazón se sentía cálido y protegido, las sonoras risas no paraban resonar como música por el cuarto, las caricias que se sentían reales y los besos sobre mi rostro y labios me mostraban aquellos sentimientos escondidos.
La ganadora del juego fui yo, porque aunque no quisiera, él me hacia ganar de la forma más perfecta y maravillosa que no quise ver la realidad por la felicidad que me invadía.
Siento sus dedos entrelazarse con los míos mientras su nariz se pasea con suavidad por mi mejilla, el calor sube por mi rostro al percatarme de la posición tan comprometedora en la que nos encontrábamos sobre su cama. Pero no importaba, no por ahora.
Todo aquello se sentía de una manera tan correcto que parecía irreal, su sonrisa genuina y sus movimientos sin medir.
Estaba tan nerviosa que sentía mi corazón latir con rapidez sobre mi pecho, mi cabeza enviándome alertas que deje en el fondo de ella, no quería arruinar algo que se estaba construyendo a base de una irrealidad.
Se sentía tan bien en estos momentos que quisiera que todo se detuviera para poder estar con aquellos sentimientos embriagadores por más tiempo. Y a pesar de aquella sensación cálida, una parte mía no podía estar cómoda por completo, nunca me había sentido bien con mi cuerpo y sin embargo sus manos recorriendo mi piel expuesta, tocando y dejando caricias tímidas como lo más preciado y delicado, estaba siendo tratada con ternura, algo que nunca se había dado por parte de él.—Te quiero.
Lo solté, lo dije como vómito verbal.
Tan asustada.
De él.
Por que a pesar de las semanas sentía que sus reacciones eran diferentes, tan explosivas que a veces no sabía cómo controlarlas, cómo mantenerlas dormidas para evitar daño.
Era mi daño y no me importaba en lo absoluto, no importaba la destrucción que me hacia por esos momentos efímeros que me hacían sentirme amada.
Porque siento que amo tanto sentirme de aquella manera y sin embargo odio que sea él el que determine sentirme así.
Odiaba lo fugaz que eran sus acciones cariñosas pero las amaba en los momentos en los que los hacia.
Este vicio estaba siendo mi perdición y no podía dejar de consumirlo.
Nunca tuve nada salvo sobras de lo que era un juego. En el mismo en el que estoy metida y sigo recibiendo lo mismo.
Traté de alejar aquel incómodo silencio en que se convirtió todo ante mi confesión, porque nuevamente yo daba todo y no recibía nada. De nuevo.
—¿Salimos?—me sonrió ampliamente, mostrándome sus leves hoyuelos y sus dientes.
Pase saliva con dificultad, pasandome aquel trago amargo que me dejó no recibir algo que compensará lo que dije. Pero no importaba, claro que no lo hacía porque siempre era yo la que estaba dispuesta a todo.
Asentí sin pensármelo dos veces, su cuerpo dejo de cubrir el mío haciendome sentir el frío sobre mi piel, mi falda estaba enrollada en mi cintura y mi camisa blanca desabrochada de los primeros botones, su ropa tampoco había salido libre de unos cuantos desarreglos pero si se encontraba muchísima mejor que la mía, se sentó sobre la orilla para impulsarse y salir fuera de la cómoda cama.
Se miró en uno de los espejos para mirar el desorden que había hecho con él, arreglándolo como si nada hubiera pasado. Como si todo hubiese sido algo creado por mi subconsciente.
La tela de mi falda se deslizó sobre mis piernas a penas me puse de pie.
—¿A dónde iremos?—me arreglé el desastroso cabello que me cargaba, al igual que mi camisa totalmente arrugada.
Se encogió de hombros, y de nuevo estábamos ahí. Fuera de la cama parecía otra persona pero dentro de ella era alguien hermosamente de observar.
Y me di cuenta, que tal vez nuestra relación sólo se basaba en lo íntimo.
Porque los sentimientos se encontraban ahí, haciéndose intensos dentro de las sábanas pero desvaneciéndose apenas se pone un pie afuera de ellas.
Todo era confuso y predecible. Era tan típico que tenía ganas de echarme a reír, la ficción de la realidad no estaba tan separada, y sea tal vez por eso que cuando leía por casualidad ese tipo de novelas me sentía tan apegada que los apreciaba como si fueran una cosa valiosa, los sentimientos escritos y sentidos no estaban separados, sólo que cada persona definía a que grado se apegaba a ellas.
Todo parecía una ruleta que no tenía fin, peleábamos, nos hacíamos daño y volvíamos por más, como personas que necesitan un poco de ello para sentirse bien.
—Jungkook—estaba cansada, mi voz dependía de un hilo tan fino.
Al escuchar su nombre giró a verme, su mirada cuestionándome.
—¿Qué somos?—me miró atónito, supongo que no esperaba que hiciera esa pregunta.
—Somos lo que tú quieres que seamos.
Lo dijo con simpleza, como si aquello no importara realmente y a lo mejor no tenía importancia, pero me sentía tan vacía que necesita saber que era, seguía perdida en aquel mar de emociones inexplicables.
Lo miré en silencio mientras el seguía buscando algo, seguramente su billetera.
—Entonces seamos todo.
Entendí que nuevamente me estaba conformando con lo que me daban, sin replicas, sin enfados.
Realmente no había diferencia de lo que era antes a lo que ahora soy.
Una sonrisa forzada se mostró sobre sus rojizos labios pero aún así asintió.
Supongo que estaba bien.
Lo que me daba estaba bien.
Tomó sus llaves y cartera antes de tomar mi mano y jalarme escaleras abajo, seguía sin saber dónde demonios íbamos, pero estaba bien.
Cuando salimos de su casa soltó mi mano y metió las suyas en los bolsillos de su pantalón.
Incluso antes de poder dar la vuelta sabía que nuestros planes estaban más que arruinados, seguí mi camino sin siquiera pensármelo dos veces, sabía de antemano que no me seguiría, porque sabía demasiado bien que la prefería a ella.
•••
Nunca aprendí amar realmente, nunca aprendí reconocer los errores de los demás dejándoles hacer lo que quisieran conmigo, así que Jeon Jungkook, en esta relación tu tienes la corona y yo solo soy la que siempre estaré a tus órdenes.
Te tengo a escondidas pero ella te tiene en libertad.
¿Qué obtengo yo?
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Craps: Horn |J.Jungkook
Hayran KurguHayun sólo quería que Jeon Jungkook se fijará en ella comenzando un juego en donde las apariencias engañan y él no es el chico tímido que todo el mundo suele creer. •Heterosexual. •No se aceptan adaptaciones o copias.