Capítulo 6: La soledad.

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   Luego del arresto de mis padres, quedé totalmente solo, sin absolutamente nadie. No tengo ganas de nada, me frustra no poder haber hecho algo por ellos, no los pude sacar adelante, me hundí con ellos en su miseria, en su mar de alcohol y tristeza, de indiferencia.

No logro entender el porqué, de cómo terminé así. Yo era fuerte, demasiado, siempre pensaba en positivo, veía el lado hermoso a absolutamente todo. Todo ahora está invertido, nada es igual, mis viejos no son iguales, el mundo no es igual, yo no soy igual...

Quiero cambiar, necesito terminar con mi infierno, me está consumiendo más de lo que esperaba, arde demasiado en mi cabeza, arde en mi corazón. No encuentro la manera de salir, estoy encadenado con mis propios pensamientos y decisiones, mis cadenas cada vez pesan más. Son más fuertes que yo. Todo me supera, hasta una simple cadena, un simple pensamiento, un simple error.

Me veo en el espejo y me hablo a mí mismo; "¿Hasta cuándo vas a aguantar?, ¿Hasta dónde querés llegar?, ¿Estás esperando autodestruirte?, parece que sí, querido Gabriel, estás esperando destruirte de la peor forma y lentamente. De a pequeñas partes. Te estás apagando y consumiendo lentamente, como un simple cigarrillo, ¿Eso crees que eres, un simple pucho?, piénsalo dos veces."

Lo único que tengo en este momento, es a mí mismo. Por eso me tengo que ayudar. Si no lo hago yo ¿Quién lo va a hacer?, nadie, absolutamente nadie. Ya es hora de abrir los ojos, darme cuenta de lo que estoy haciendo mal. El mundo y la vida son demasiado crueles, para serlo conmigo. Basta de tirarme abajo, y de una buena vez hacer las cosas como corresponden. Amarme.

Pero cuesta, cada día más me siento tan solo. No entiendo lo que me sucede, esto cansado de toda la mierda que me rodea. No me reconozco, ni entiendo. El vacío que siento en mi pecho aumenta. La sensación que tengo es de un nudo que se enrosca cada vez más un error, decepción más, significa que es un nudo que se suma a todos los que cargo.

La soga que llevo atada a mi cordura, cada vez presiona más mi mano, no las siento, no me siento. Estoy nulo, en mi interminable infierno, en mi interminable pesadilla. No puedo seguir así no puede ser que esté llevando mi vida a un miserable calabozo, las cosas no pueden ser así. Pero todo me supera, la más mínima cosa. No me tolero. No me soporto. Trato de amarme, pero no lo consigo, no sé cómo hacerlo.

Lo único que sí sé, es que no me voy a dejar pisotear, ni por mí mismo. No voy a bajar los brazos, y tampoco me voy a rendir por un simple tropiezo con una sola piedra, es una más de todas las que me topé. Estoy preparado para lo que pueda pasar. Me cansé de ser un idiota y no darme cuenta de nada.

Ya es hora de enfrentarme a la soledad y demostrarle que soy mucho más fuerte, de lo que piensa. No voy a bajar los brazos, sé que puedo salir de esto. No voy a ser cobarde, cuidado perra, este es mi momento.

Mi PesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora