El prado soñado de los sueños rotos [Terminada]

Ultimo

-¿Estáis seguros de esto?-Erick, con su brazo en cabestrillo nos lo dijo

Al parecer, en medio del parto mi hermana había agarrado su antebrazo y le había partido ambos huesos por presión. El mago medico de la corte estaba anonadado. Pero ahora el segundo príncipe estaba en el mundo

Lucas era tan lindo.... Salina hacia muy buenos bebes, eran tan adorables.... Aunque claro, en este mundo de un juego otome todos los que se relacionaban con los protagonistas eran muy hermosos y adorables.

Era como si todo el mundo fuera normal fuera de nuestro círculo. Aunque era normal que los nobles fueran todos atractivos, los poderosos atraían a la gente hermosa, a los que se destacaban. Eso influía

-Si, estoy segura-dije con voz seria

-Y yo también-Andrew me miro con seriedad

Erick se puso a recitar y la maldición quedo grabada a fuego en nuestros brazos

La maldición de nunca poder acostarse con otra persona que no fuera la que miraban a los ojos en ese momento. Los mundos de los otome estaban llenos de cosas convenientes

Me senté en la cama mientras Andrew estaba en el otro lado, esto era incomodo y no podía evitar el nerviosismo. Ambos habíamos tenido aventuras, habíamos sufrido, habíamos llorado y volvíamos a estar aquí

Ninguno de los dos hablaba ni se movía

-Es bueno que Erick nos haya prohibido trabajar en turnos distintos-dije de golpe, con nerviosismo. Mierda, llevábamos mucho tiempo casados, ¿Por qué estaba nerviosa?

Andrew se rio y avanzo por la cama hasta estar detrás de mi

-¿Nerviosa? Yo también-su corazón latía muy rápido- Pero creo que estamos donde debemos estar

Trece meses más tarde

Andrew esquivo la bola de fuego lanzada por su esposa

-Mi amor... Cálmate

-¡Que me calme! ¿Estoy de parto y tú entras en pánico? ¡¡Vete a llamar a la matrona, la enfermera o a quien sea!!-aulló Celine mientras creaba una lanza de hielo bajo su mano

Andrew salió huyendo, aunque no lo suficientemente rápido como para evitar que Celine le lanzara la lanza, atravesando la puerta y dos paredes