Izzy

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Joe consigue pasar de ser el último del grupo a ser el primero en llegar al cadáver. Con el sonido de sus zapatos y pantalones al arrastrarse contra la piedra, llega de rodillas al lado de Mimi y le inspecciona los ojos, el pulso y mira la sangre que sale, ahora oscurecida, de la parte derecha de su cráneo. A su espalda, todos miran cómo va pasando por el cuerpo de su amiga en busca de algún rastro de vida desesperado. Yolei se abraza, llorosa y jadeante, a Sora, que intenta reconfortarla con caricias mecánicas y frías que resultan artificiales. Sus ojos y su mente están muy lejos, mientras, no despega la mirada de su amiga y ni su otra mano de la de su novio. A su lado, Matt le sujeta la mano con cariño, mientras que la otra la aprieta en un puño tan compacto que los nudillos se vuelven blancos. TK sujeta a Ken con firmeza, pero el cuerpo del joven cimbrea como un junco de la rabia y la impotencia de verse incapaz de hacer nada. Cody intercala miradas a Joe y Mimi con miradas de socorro a Izzy, buscando apoyo y guía de quien considera su mentor. Pero Izzy no le mira, ni siquiera se da cuenta de sus miradas, solo tiene ojos para ella. Hipnotizado por la escena y la posibilidad que encarna, la cual su mente se niega a tomar por cierta; el joven da dos pasos hacia ella antes de encontrarse, a la altura del pecho, el brazo de Tai, que le cierra el paso. El pequeño golpe le despierta del hechizo y mira con ojos anegados de fastidio, odio y rabia a su amigo, que se gira hacia él con las manos en sus hombros.

Sé que ahora mismo me odias, pero sabes tan bien como yo que ir hasta ahí y verla, no te va a hacer ningún bien –en los ojos oscuros del joven, poco a poco, el cerebro empieza a perder la irracional batalla contra sus propios sentimientos y el desenfreno que estos necesitan, dejando que todo ese dolor, esa rabia, esa ira y ese odio afloren a la superficie y le enloquezcan–. Izzy, por favor, escúchame...

–¡No quiero escucharte Tai! ¡Es Mimi! Necesita nuestra ayuda... –Los sollozos de Yolei paran y el grupo queda en silencio mientras la mayoria observa a Izzy con la mayor de las incredulidades. Parece que ninguno sabía que el joven era capaz de enfadarse, pero todos lo son, absolutamente todo ser humano tiene un límite que, si se cruza, puede hacerle perder la cabeza, apenas un mal día.

–No, Izzy, está muerta, ya no podemos ayudarla.

–¡Mientes!

–¿Joe? –Tai fija sus ojos en los de Izzy para intentar calmarlo, mientras este último arremete una y otra vez contra el férreo agarre de su amigo, intentando acercarse l cadáver de Mimi.

–Está... está muerta, Izzy. Ya no podemos hacer nada –la voz del joven sale a duras penas entre los sollozos que le causa el llanto, mira a los ojos lechosos de su amiga antes de girar su cuello y descubrir el hueco sanguinolento que hay en su cráneo, tras la oreja derecha. Intentando apartar los ojos de ella y sus amigos, Joe levanta la mirada hacia el techo, encontrándose con la sombra, que mira la escena, impasible, desde el primer piso.

¡NO! No puede ser, Tai... Mimi no puede... –Ahora sí, Izzy mira directamente a los ojos de Tai buscando un agarre, algo que le ancle a la poca cordura que le pueda quedar en lo más profundo de su ser.

–Chicos... –Sin apartar la vista de la sombra, las palabras de Joe se niegan a salir de su garganta.

Sé que es difícil, pero tienes que aceptarlo. Vamos, Izzy, todavía quedamos nueve, tus amigos. Eres el más listo, tienes que sacarnos de aquí, solo tú puedes –en un movimiento desesperado, Tai evoca las mismas palabras y el mismo sentimiento que evocó su amigo cuando encontraron a Kari, pero Izzy no está tan seguro: mira una vez más el cadáver de Mimi por debajo del brazo de Tai y una bombilla se enciende en su cabeza. Eureka...

No, Tai. Ese es tu trabajo, sacarnos a todos sanos y salvos es algo que tienes que hacer tú, y has fallado. Esto. Esto es tu culpa.

–Chicos, deberíais...

Digimon Adventure: Última Noche [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora