Joe

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Sin la presión de las miradas de sus amigos, Tai sube el último tramo de escaleras para llegar al piso intermedio temblando como una hoja otoñal que se resiste a su natural caída. Cuando llega, se encuentra de frente con la lechosa mirada de Matt y se mortifica mirándole fijamente durante más tiempo del necesario. Al cabo de unos segundos, el joven suelta un suspiro y mira el haz de luz que la linterna de su amigo desgarra en la oscuridad, directamente hacia el espacio vacío que hay más allá de la barandilla, justo encima de la planta baja,donde descansan el resto de sus amigos; tanto los que respiran, como los que no.

Cuando vuelve la mirada al cadáver de su amigo, sus pies se mueven como si pesaran lo indecible, al llegar a su lado, sus rodillas fallan y Tai cae derrotado junto a la cabeza de su amigo, el pelo rubio del cadáver hace un pequeño ademán de moverse, pero apenas lo revuelve más de lo que lo consiguió su muerte. Las primeras lágrimas se derraman hasta sus pantalones y el chico levanta la mano en lo que yo creo que va a terminar en una caricia. Pero, en vez de eso, el chico deja caer la mano en una bofetada que apenas mueve la cabeza contra el suelo. Y, como si de un saco de boxeo se tratara, repite el proceso, tomando la mejilla derecha de Matt como objetivo de toda la tensión que ha sufrido esta noche; bofetada tras bofetada.

Me has dejado solo –bofetada–. Egoísta de mierda –bofetada–. Deberías estar aquí ayudándome –bofetada–. Eres un estúpido –bofetada–. Me has dejado solo –bofetada–. ¿No podías tirar a Joe y apartarte? –Bofetada– ¿Tenías que morir aquí? –Bofetada– ¿Tenías que abandonarme y que me encargara yo de sacarlos? –Bofetada– Como me maten, te pienso encontrar y sacudiré a tu fantasma como te estoy sacudiendo a ti, desgraciado –bofetada–. Te odio, Matt –bofetada–. Me has dejado solo para siempre –bofetada–. ¿Cómo quieres que los saque yo solo de aquí? –Bofetada– Estúpido –bofetada–. Eres un tonto idiota –bofetada–.

He de decir que ensañarse con un cadáver nunca me ha parecido de recibo, máxime, siendo el de un amigo. Pero por sus palabras diría que la impotencia y el dolor hablan y actúan por el joven esta vez. Sin embargo, esta truculenta escena no dura para siempre, de pronto unos pasos acelerados rompen con el macabro hipnotismo que la cara de Matt había atraído sobre Tai. Los pasos suenan como los de alguien que baja unas escaleras metálicas a toda prisa, pero las escaleras que conectan los dos pisos de los que Tai tiene conocimiento son de hormigón; así que el joven se levanta desorientado y limpiándose las lágrimas restantes de sus mejillas mientras mira a todas partes en busca del origen de los pasos.

Cuando Tai está a punto de declararse loco y de pensar que los pasos son una alucinación; un cuerpo se estrella contra la pared que hay al lado de las escaleras que conducen a la planta baja. La cual es, exacto, la tapia que cubre las escaleras metálicas que suben a la última planta. Sin embargo, el sonido proviene del lado de la pared contrario al que Tai puede ver, cuestión que deja al chico más confuso de lo que estaba; dejándolo inmóvil ante el sonido de golpes contra la tapia.

Oh, no, no vas a salir de ahí. El hueco que te permitió entrar se cerró a tu paso y no voy a ceder ni un milímetro para que lo reabras.

¿Dónde demonios está el hueco? –La voz de Joe retumba a través de la tapia y parece despertar a Tai, que ya no se cree tan loco como hacía unos segundos, pero que sigue más confuso de lo que debería estar. Ya ha demostrado no ser ninguna lumbrera, pero de verdad, que no es tan difícil suponer que no es una pared al uso–. ¡¿Dónde ha ido a parar el maldito hueco?! –La voz del pequeño médico suena histérica y aterrada a partes iguales, llegando a ciertos sonidos agudos aleatorios que chirrían en mis tímpanos, si tuviera.

Digimon Adventure: Última Noche [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora