Las cosas cambian

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Pasó una semana, Alex ya tenía algo de control en sus instintos, aunque aun no podía evitar comer como un animal, los investigadores del bosque ya se habían ido por fin por lo que Alex podría volver, lo cual le convenía porque la mamá de Marina pensaba que Alex ya se había ido desde hace días, cuando Alex dormía bajo la cama.

Alex se fue con una gran sonrisa por la semana que tuvo, había convivido con sus amigos más de lo normal y sus instintos ya estaban básicamente controlados. Pero esa sonrisa se borró cuando llegó a la calle donde vivía... frente a su casa había una ambulancia y todos los vecinos estaban hablando, Alex no entendía que pasaba, se acercó más y trató de entrar a casa pero le impidieron el paso, -alto niño no puedes pasar- le dijo el que estaba en la puerta, -es mi casa, dejenme entrar- respondió Alex, pero antes de que recibiera respuesta los medicos forenses salieron de casa con una bolsa, -Niño... escuche que vivías aquí... por favor... acompáñanos- le dijeron, Alex aceptó y subió a la ambulancia con ellos y su cara se volvió pálida cuando vio a su mamá.

-¿Qué paso?... ¡¿Q-Que hace mi madre asi?!- dijo Alex con histeria, -Un infarto... debemos llevarla a ssr estudiada, luego a la morgue y revisar su historial-. Alex no lo podía creer, nuevamente necesitaba respuestas, y sólo una persona le podría responder, luego de que le dijeron eso bajo de la ambulancia y corrió al bosque sin escuchar a las personas detrás suya llamándolo.

Luego de un par de minutos llegó al bosque, jadeando con desesperación, -¡SABACIO!- Gritó Alex furioso, triste y atemorizado por lo que le esperara después, y entonces Sabacio apareció, -¿Qué ocurre?- le preguntó, -Dime que no usaste MI muerte contra mi madre- le dijo Alex con ojos asesinos, con sus garras, dientes afilados y orejas puntiagudas a la vista, -Oh, si... eso hice y...- Alex saltó hacia el viejo pero este solo alzó la mano y la bajo y Alex se estampó contra el suelo, adolorido tratando de no demostrarlo comenzó a gruñir viendo al viejo como un traidor, Sabacio se enojó y le apuntó con el bastón, -Escucha, te dije que usaría tu muerte en alguien que sufriera mucho, todos los días tu madre lloraba por las noches... pero eso fue algo que estuviste dispuesto a ignorar, tu te sentías peor, ¿o no?-, esas palabras dejaron a Alex callado, pues si había notado cómo se sentía su madre pero se sentía tan débil y frustrado como para ayudar, entonces sus marcas delatoras desaparecieron y Alex comenzó a llorar... entonces Sabacio se calmo y sin mostrar expresión alguna, le dijo: -Escucha, las cosas cambian constantemente, pero en tu caso... puedes decidir si cambiar para bien o para mal, te elegí para llevar ese don porque creo que tomarás las desiciones correctas, ya te mostré dos futuros posibles, elige uno-, luego de eso desapareció y Alex luego de sollozar, sólo se levantó y volvió a casa.

Toda esa semana Alex no se presentó a clases, además de que no tenía ganas de que lo viera nadie conocido, arreglaban sus papeles para declararlo huérfano y darlo en adopción, cosa que no tardó, ya que una pareja primeriza lo adoptó...

La mujer se llamaría Laura y el hombre Alan, una pareja de entre 24 y 28 años, parecían ser muy buenas personas pero... habían adoptado a Alex en un momento muy oscuro, pero ellos estaban dispuestos a aceptarlo por un tiempo.

Cuando Alex volvió a la escuela llegó convertido en lobo, entró a los baños con su mochila y de ella sacó su ropa, para cuando volvió a la normalidad sólo tendría que vestirse y salir del baño hacia su salón, pero luego de vestirse se quedó un rato viendo la nada, pensando sobre su futuro... ¿y si sólo se quedaba en el bosque para siempre?... ¿Tendré que matar a alguien algún día o mis instintos se encargarán de ello?... el tiempo pasó rápido y para cuando Alex volvió a la realidad ya iba la mitad de la clase de literatura, tomó su mochila y salió del baño, a unos cuantos salones estaba el suyo, sólo caminó un poco y tocó la puerta antes de abrirla, la clase giró a ver la entrada para ver a Alex, -Hola maestra, ¿puedo pasar?- dijo Alex con la vista al suelo, la maestra lo miró, lo que había sucedido con su madre ya había pasado por las bocas de toda la escuela y por lo tanto la maestra ya sabía lo sucedido y pudo entender, -Adelante- le dijo, Alex entró dirigiéndose a su lugar donde estaban sus amigos,  se sentó sin decir una palabra y cuando el timbre sonó sus amigos giraron a hablar con él:

-¿Cómo estás men?- preguntó Richie, que se sentaba frente a él, -Alex sólo le dirigió una mirada en la que se reflejaron sus ojos de bestia por un segundo, entonces Richie se calló, Marina supuso que Alex no quería hablar del tema, y pensó en otra cosa que hablar, entonces recordó el regalo que había comprado con Angie y Richie el fin de semana antepasado, la única que no sabía el secreto de Alex era Sayo, una amiga del salón.

-Alex, habíamos comprado algo para ti, pero faltaste la semana anterior y pues... aqui lo tenemos- Richie se agachó hacia su mochila y sacó una caja pequeña, algo plana pero angosta, cuando Alex lo abrió se encontró con lo que parecía ser un collar para perro, lo cual lo molesto, pero luego se dio cuenta de que era una pulsera haciendo similitud a eso, -es... emmm... tu premio por... tu entrenamiento- le dijo Marina esperando no incomodar a Alex, pero Alex no les dirigió palabra alguna, miró la pulsera por un momento, las lágrimas corrieron por su cara y decidió escuchar... los consejos que él mismo les decía a sus amigos: "recuerda que hay gente que te quiere y que por ellos debes seguir" comenzó a llorar y los abrazó.

"Ok... por ellos seguiré, por ellos cambiaré para bien".

Viviendo como una bestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora