El mal encerrado en una botella

19 4 3
                                    

La relación del Vampiro y el paladín había cumplido un mes, y para ello Richie le regalaría a Marina un perfume que él mismo solía usar, parecía romántico para él de alguna forma, mientras que Marina buscaba algo bonito que darle, pero por más que pensó, buscó y re buscó nada tenía el valor suficiente para dárselo a su pareja, entonces buscó a sus amigos, llegando primeramente a casa de Angie, la cual estaba funcionando por "electricidad gratis", pues se dejó de pagar y Angie mantenía la casa de ese lado, aunque claro... de alguna forma convenció a sus padres de que ella fuera a pagar con el dinero que le dieran, cosa que le convino de cierta forma orque usaba el dinero para otras cosas, nada de qué preocuparse.

-Angie necesito tu ayuda- dijo Marina tocando a su puerta, ella abrió notándose una alegría en su expresión, -¿Qué pasho?- dijo dejando pasar a su mejor amiga, entonces mientras Marina le contaba a su amiga sobre su problema de "cumplemes" o algo así Angie pensaba en algo que le fera de mucho valor viéndola de pies a cabeza.

-Mira, no creo que él quiera algo material en tu persona- dijo finalmente pero Marina apesar de saber que era cierto no le convencía el hecho de recibir y no dar nada a cambio, entonces luego de ver algo de Netflix en casa de su amiga se dirigió a casa de Alex, tocó la puerta y Laura abrió:

-Hola Marina- dijo con una sonrisa finjida, y no era que le cayera mal Marina, sino que algo ocurría dentro que no le causaba ganas de que hubieran visitas, -vengo a hablar con Alex- dijo inmediatamente Marina recogiéndose el cabello, -Oh sí... emmm... de momento está pasando por un problema de... bueno... véelo tu misma- Laura e abrió la puerta mientras señalaba las escaleras hacia el cuarto, Marina subió las escaleras escuchando extraños gruñidos que causarían temor en cualquiera que... pues, no estuviera acostumbrado.

Marina entonces sacó de su bolsillo lo que parecía un troso de metal, pero apenas este se calentó con el tacto de la piel del paladín se convirtió en su espada, discretamente abrió la puerta entontrándose con Alex convertido en bestia... rascándose por todas partes.

-¿Qué cara...?- dijo Marina dejándo la espada de lado, la bestia alzó las orejas y cubriéndose con una sábana volvió a su forma humana... ahora rascándose con sus uñas, Alex parecía más extraño, su cabello ahora era alborotado, alguno que otro mechón colgaba por aquí y por allá, -Oh, hola Marina- dijo Alex rascándose, -¿qué ocurre contigo? preguntó Marina sabiendo la respuesta pero aún así esperando una diferente.

-Bueno, Sabacio una vez me dijo que debía acostumbrarme a ciertas desventajas de mi cambio de forma y pues... las pulgas son una de ellas, llevo rato así, siento que me comen- Alex rodaba por la cama alocadamente hasta que dijo: -¿Qué se te ofrece?- Marina entonces recordó su problema y empezó a contarselo, sin saber que Richie siendo su vecino usó su oído sobrehumano para escucharlo todo.

Al enterarse de que su Paladín buscaba corresponderle con algo lindo pensó: "Por eso la quiero, pero ningun objeto material que me dé logrará decepcionarme, yo sólo espero que le guste lo que le dé" Richie estaba tan concentrado escuchando la conversación que no se dió cuenta cuando Astaroth entró como niebla a la habitación y dejó caer un escarabajo rojo dentro de aquel perfume para luego desaparecer, el escarabajo al hacer contacto con aquella botella de fragancia se desintegró cambiando por un par de segundos el color de este y volviendo a la normalidad.

Al día siguiente Richie le dió el perfume, Marina una cantidad de dibujos y fotografías de ellos que llenaban una carpeta, Richie los abrazó contra su pecho y satisfechos salieron en una cita. Pasaron los días y algo cambió en casa de Marina, la idea de Astaroth era que el perfume modificado causara ira, odio y ansiedad en el paladín, para que usara su espada y atravesara con ella al lobo y al vampiro... pero hubo una vuelta en esa idea.

El hermano de Marina, compró un perfume prácticamente igual al que Richie dio como regalo a su preciado tesoro, por lo que un día en un revoltijo éste no encontró su perfume, lo buscó y lo buscó hasta que creyó haberlo encontrado... en la habitación de Marina.

Lo tomó sin cuestionarse, se puso un poco encima y dejó la botella en un lugar que él pudiese dejarlo sin perderlo de nuevo, Marina mientras tanto caminando por la sala vio el perfume de su hermano entre las almohadas y pensando que era el suyo se lo llevó a su habitación.

Mientras tanto para Alex las últimas dos semanas fueron un extraño tiempo, pues por las pulgas lo que hizo fue bañarse a diario con shampoo anti pulgas para perro, y antes de ir a la escuela se bañaba nuevamente con shampoo normal (osea para humano) para que no oliera extraño en clase y lo miraran raro, sin embargo con su olfato no quedaba siempre satisfecho con el resultado, es decir, nadie percibía el aroma del shampoo para mascotas pero él y Richie si.

La casa de Marina se volvió una "casa de los gritos" y no eran gritos de terror, sino gritos de enojo y discusiones, Marina no quedaba animada después de que su hermano le decía alguna cosa, para peor no podía sacar la espada pues su hermano no tenía idea de... pues... qué clase de amigos tenía.

Pronto le prohiberon a Marina salir con sus amigos o su novio (del cual tampoco estaba enterado su hermano), esto difundió el estrés en casa, mientras que a Astaroth a pesar de que no era lo que buscaba, sabía "disfrutar de pequeñas cosas", y mientras lo hacía planeaba el siguiente golpe o una forma de que su plan se cumpliese antes de que Sabacio notara la maldición del perfume, fue entonces que tuvo la brillante idea de manipular al hermano de Marina pues estaba claro que él también tenía sangre de Paladín y podría empuñar la espada que se le otorgó a la joven tiempo atrás... (mucho mucho tiempo atrás literalmente).

Viviendo como una bestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora