La aprendiz 1/2

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En cuanto Marina tuvo la espada en las manos la reina la tomó de la mano y la llevó donde parecía estar su capitán de las tropas, su nombre era Eugenio.

-Eugenio... sonará difícil de creer pero... encontramos al paladín- le dijo la reina sin mostrarle el apecto de la amiga de los otros tres, Eugenio asombrado se acercó buscando a quien ser su nuevo pupilo, pero se impresionó al ver a una chica, y pues... en aquel entonces eran muy discriminatorios asi que a Marina y sus amigos no les sorprendió.

-¿Una niña como paladín?- dijo como si no entendiese, -Si, así es, necesito que la entrenes y una vez terminado su entrenamiento le des algo descente a vestir.

Luego de ese día, a diario Marina fue levantada temprano por una semana, mientras que Richie se paseaba por el castillo con sus poderes, Alex era atendido como un rey (quizás por parecer el animal más inteligente de la historia) y Angie, se adentraba al bosque a indagar en ella misma, ya que estuvo varios días con un extraño manejo sobre la electricidad, como si desarrollase algún poder.

Cuando finalizó esa semana Alex quiso hablar con sus amigos antes de dormir, pues el único momento que pudo convertirse en humano era para dormir, cubriéndose con las cobijas.

-ya me cansé de actuar como una bestia, ¿Cuándo nos iremos de aqui?- preguntó Alex, su verdadero miedo era que su sueño se hiciera realidad, miedo a dejar atrás su humanidad.

-Ayudaremos todo lo que podamos y luego nos iremos- dijo Marina segura, dejándo a Alex con esa respuesta antes de darde vuelta y dormirse.

Siendo exactamente las 5 de la madruada las alarmas sonaron, el castillo estaba siendo atacado por el enemigo nuevamente además de que atormentaban y secuestraban pueblerinos de la aldea.

Eugenio había entrado a los aposentos de los cuatro para dar aviso, por suerte no notó cuando Alex al escuchar la puerta se convirtió en bestia, Marina debía poner en práctica lo que sabía y así entonces se inició una misión de defensa.

Alex y Richie salieron a gran velocidad llevándose milicia enemiga por sorpresa hasta que arqueros y jinetes identificaron a qué se enfrentaban y tiraron a matar.

Angie salió entre la milicia atacando con su espada electrificada a voluntad derribando al enemigo sin mucho problema.

Marina había aprendido el manejo de la espada sin problema, siendo la espadachín más sobresaliente derribando al enemigo sin problema, con un escudo en la espalda con una gran cabeza de león dorado con fondo rojo como logo, una espada plateada con un mango marrón, con un casco con una extensa pluma roja en la cabeza, montada en un caballo con armadura, realmente un paladín.

Alex llegó a ser herido por algunas flechas pero la adrenalina que cargaba le evitó sensación alguna en el momento hasta que terminó la guerra, había quedado tan débil que caminaba lentamente estando a cuatro patas.

-Ya terminamos... yo ya no seguiré con esto- dijo Marina, quitándose la armadura, -Sabacio nos mandó aquí por una razón- le dijo Angie rascando su cabeza, -Pues esta no es nuestra pelea, nos iremos al bosque y no entraremos a ninguna aldea a menos que sea muy necesario...-

Y dicho así, a la mañana siguiente partieron, la reina les agradeció por todo suplicando una última vez que se quedaran, pero Marina se negó de forma amable, se fueron... sin saber que algunas palabras del vocabulario de su tiempo se habían grabado para la historia española.

Según la historia los personajes como magos, brujas, súcubos, demonios entre otros no existen, y a los que llamaban así eran seres vivos cualquiera... pero a los pocos pasos de adentrarse en el bosque los cuatro cayeron en un agujero que se hizo en la tierra y que en cuánto desaparecieron al ser tragados por ese agujero la tierra volvió a su estado original como si nadie hubiese estado ahí.

Parecieron horas el tiempo que estuvieron cayendo, pero cuando se dieron cuenta todo fue una ilusión, se encontraban sentados de la nada en unas sillas, amarrados, y Alex estaba en su forma humaba en una silla también... en taparabos al menos.

-Debemos salir de aquí- dijo Angie emitiendo pequeñas chispas rojas de sus manos, Marina intentaba alcanzar su espada que estaba a unos metros de ella pero por más que quisiera no se pudo levantar.

La habitación era totalemente blanca, el mismo color iluminaba el lugar, -Miremos alrededor, debe de haber una llave o algo camuflagead con la pared- dijo Richie, que por alguna extraña razón la luz debilitaba sus poderes, Alex miró en todas direcciónes sin poder ver nada, cambió su visión y pudo ver las llaves colgadas en un perchero, además identificó el marco de la puerta, pero se llevó un susto enorme al ver también una silueta pintada de blanco como la pared que abrió los ojos (los cuales estaban algo rojos) y sonrió.

-¡Wah! Ahi hay un sujeto- dijo Alex señalando en dirección al sujeto, que comenzó a moverse y se hizo visible a pesar del color del que pintó su piel.

-Tranquilos... no los lastimaré, sólo quiero ver una cosa- dijo limpiándose la pintura que uso sobre sí mismo para terminar quedando como un hombre vestido como un simple aldeano, pero los cuatro estaban seguros de que no era una persona cualquiera.

-Me llamo Arthur, soy un hombre aislado de la civilización debido a mis creencias- dijo el hombre alborotando su pelo que parecía también estar pintado, -yo creo en la ciencia tanto como en la magia... y me llamaron brujo, mago, querían que trabajase para el rey pero no estaba interesado... alguien más me ofreció una mejor oferta.

Arthur procedió a liberarlos de sus asientos mientras se decía a si mismo los dones que tenían ellos: -un hombre lobo, un vampiro, sorprendente que congenien, una mujer de sangre real y... la mujer que me contó Sabacio... -

"¿Conocía a Sabacio?" Se preguntaron los cuatro al darse cuenta de que Sabacio lo había enviado.

Viviendo como una bestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora