El paladín negro

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El hermano de Marina no sabía la razon de su cólera con el mundo, sin embargo no podía evitar el actuar de esa forma, escuchaba voces, para ser más exactos la de Astaroth que modificaba para que escuchara la voz de gente conocida, como compañeros de trabajo, amigos, su pareja e incluso su familia.

Él estaba consciente de que las voces provenían de su mente, pero aún así causaban rencor y enojo hacia las personas a quienes imaginaba decirlas, hasta que en un sueño tuvo una especie de visión, introducida por Astaroth donde él tenía una espada, su hermana Marina estaba en el suelo cubriendo su cara, como si tuviera miedo y silenciara su llanto, bajo sus pies un hombre lobo que estaba a punto de ser atravesado por aquella espada aunque aún así gruñía, "Mataré a las bestias" decía... entonces despertó.

Con sudor frío, el corazón acelerado y la boca seca se levantó y se vistió para ir a trabajar, mientras tanto Marina estaba en su habitación arreglando todo para antes de ir a la escuela, pasaron unos veinte minutos cuando Marina salió por la puerta despidiéndose de todos, salió cerrándo la puerta detrás suyo sin notar que se caía su espada disfrazada, su hermano entonces vió el objeto en el suelo, "la guardaré donde no la encuentre para que deje de ser tan despistada" pensó recogiéndola y guardándola en su bolsillo.

Ese día a la salida Alex, Richie, Angie y Marina se dirigieron a casa de Marina paara empezar un proyecto de historia, cuando se encontraron a Sabacio en la parada del camión:

-Chicos, debo informarles algo- dijo el viejo, a lo que escucharon atentamente en lo que el camión llegaba por ellos, -Hace tiempo que Astaroth no se presentó en contra nuestra y es muy sospechoso, entonces indagué y me encontré con que encontró otra posesión, otro recipiente como Richie, pero aún no sé dónde o quién puede ser esa persona, de todas maneras prepárense ante el peligro, de todas maneras ya tienen cómo, ¿Verdad?-

Alex mostró su collar haciendo referencia a su capacidad de transformación, Angie causó chistas en en sus manos, Richie simplemente sonrió mostrando colmillos, pero Marina, por más que buscó no encontró su espada. -Ejem- tosió Alex llamando la atención de Marina, una pequeña indirecta de "te estamos esperando", -Aguantalas, ¿Y mi espada?- Sabacio mostró una expresión de desaprobación ante la "irresponsabilidad" de Marina, -debes llegar a casa a encontrarla jovencita, si no Astaroth podría encontrarte y lastimarte- sugirió el viejo, una vez dicho eso subieron al transporte y se fueron a sus casas.

-¿Q-qué me está pasando?- decía aquel hombre que encontró la espada de Marina y que se veía poseído por un demonio, en su cabeza escuchaba susurros, de alguna manera obtuvo el conocimiento de que existía un hombre lobo, un vampiro, seres extraordinarios, y estaban muy cerca de él. "Liquida a la bestia, abre las puertas a un nuevo mundo" escuchaba una y otra vez, cuando de repente la espada surgió de ese extraño objeto que tenía en su mano.

-Como les decía, en el pasado los paladines ancestros de Marina eran cazadores de monstruos y protectores de los hechizeros y las brujas, no eran malos... ni buenos, eran neutrales ante la humanidad, pero ahora, yo y Merlín logramos unificarlos como equipo... y eso dara un rumbo diferente a el trabajo de los paladines y el daño colateral que puede causar un hombre lobo- les decía el viejo a los muchachos con emoción, luego de un rato el viejo se despidió de los jóvenes desapareciendo en su asiento mientras ellos bajaban del camión, bajando frente a la casa de Marina como comúnmente pasaba, Richie se despedía de ella en la puerta de forma... ejem... empalagosa mientras los otros dos lo hacían chocando la mano.

-Marina entra ya a la casa...- dijo el hermano de la paladín asomándose afuera, y al ver a Alex detenidamente se le heló la sangre, se llenó de nervios y cerró la puerta, recordando su imagen, cabello alborotado negro, un collar poco convencional en el cuello y unos colmillos ligeramente resaltantes, "Es él, es él" escuchaba en su cabeza, a su parecer esa voz era suya, pues el tono era similar, por lo que haciendo caso miró por la ventana viendo la complexión de la bestia y planeando un momento para atacarlo.

Alex sonriendo se retiró con Angie y Richie, luego despidiéndose de la fémina y finalmente despidiendose el vampiro y el lobo en las puertas de sus casas, Laura, la madrastra de Alex al momento de verlo entrar le pegó con el periódico regañándolo por haber roto con sus garras otro par de sábanas que eran nuevas y que había colocado el día anterior en su cama (la cual por suerte no rasgó también) -Si te sigues portando así dormirás en el suelo- le advirtió Laura haciendo que Alex mirara hacia abajo y subiera a su habitación para dedicarse a coser las sábanas que rompió, poniéndo música en alto volumen y dedicandose a hacer aseo.

Cuando Marina entró a la casa dejó la mochila en el sillón para después comenzar a buscar la espada de forma discreta, cuando su hermano, el cual la tenía guardada en un bolsillo le preguntó: -¿Qué haces? Comienza tu tarea- Marina giró a verlo por unos segundos y volvió a lo que hacía, -estoy buscando mi... mi... mi lapiz, lo perdí en la casa y no lo noté hasta que llegué aquí- replicó poco después a lo que su hermano se retiró a trabajar.

Conforme pasaba el tiempo Marina se ponía más nerviosa, no encontraba la espada por ningún lado y ni siquiera pasaba por su cabeza la idea de que alguien de la misma sangre la tenía.

Cuando Alex terminó de coser bajó a cenar, se bañó y volvió a su habitación apagando la música y disponiéndose a hacer tarea cuando un tic en su oreja lo desconcentró, el aroma también era extraño, se dirigió a la ventana asomándose mientras se estiraba para olfatear aquel aroma sospechoso, cuando Richie quien también percibió el aroma (aunque no actuó como su amigo) le preguntó: -¿También lo hueles?- Alex sólo asintió saliendo de casa para verse con Richie en la acera, -Viene de la casa de Marina... creo- Richie lo sospechó, pero no se alarmó hasta que su idea se comprobó con Alex, entonces ambos corrieron a casa de Marina.

-¡Marina abre!- repetían ambos golpeándo la puerta cuando Marina salió abriendo la puerta drásticamente: -¡¿Qué paso?! Estoy buscando mi espada no la encuent- Sin dejar que terminara Alex entró olfateando el ambiente mientras Richie tomaba las manos de su pareja sintiéndo su calidez y a través de ellas con sus poderes sus latidos, -¿Te hicieron daño? ¿Dónde esta tu mamá, o tu hermano?- Marina no comprendía, pero quitando las manos lentamente respondió: -Estoy bien, mi hermano fue con mi mamá a comprar de comer, ¿Qué sucede?- al momento Alex salió de la casa con el perfume hechizado que Richie le regaló a Marina y el perfume de su hermano, -¿Como por qué le regalaste dos botellas de loción?-...

Viviendo como una bestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora