Capítulo 17 (2/2)

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Especial 2k

Después de que hablara Tim, Brian y yo quedamos en que más tarde llevaría la batería a la casa para dejarla allí y no tuviéramos que estarla transportando en la van.

Colgué y escuché un par de toquidos en la puerta, Brooke se encontraba en su estudio, razón por la cual fui yo el que abrió la puerta.

En el umbral de ésta se encontraba un muchacho de cabello castaño quién traía unos pinceles en la mano. Al verlo supuse que se trataba de otro pretendiente de Brooke. Ya había pasado así varias veces, la iban a visitar para hablar con ella un rato, claramente cada que ésto sucedía los celos me inundaban y yo no podía hacer o decir algo.  Por suerte en esta ocasión yo era el que había abierto la puerta y podía hacer lo que me placiera.

—Amm… ¿Se encuentra, Brooke?— preguntó el chico.

—¿Para qué? —cuestioné cortante.

—Vengo a dejarle éstos pinceles…— comentó. —¿Eres su novio? No sabía que tuviera.

Me quedé callado un pequeño lapso de tiempo, pensando en qué responder. Volteé hacia atrás para confirmar que Brooke no se encontrara cerca y hablé al regresar la vista hacia él.

—Bueno, preferimos mantenerlo más privado… Para poder tener sexo salvaje cuando y dónde se nos antoje.— comenté fríamente y el muchacho abrió los ojos grande al escucharme.— como estábamos a punto de hacerlo.

—Cielos, creo que no necesitaba esa información. —dijo el chico en voz baja, después de un largo lapso de permanecer callado.— Bien, solo dile que son para ella. —comentó y me los entregó. Me echó una última mirada avergonzada y regresó a su automóvil.

Cerré la puerta, sonriente por haber conseguido mi cometido. Y escuché que Brooke preguntaba desde el estudio.

—¿Tocaron, Roger?

Mientras respondía caminé hacia ella para entregarle sus pinceles.

—Ah, sí. Solo te vinieron a entregar ésto.— comenté dejándole las cosas en la mesa que tenía a un lado.

Ella miró los pinceles y después volteó hacia mí.

—¿Quién?— preguntó.

—Vaya, no pregunté por su nombre.— respondí encogiéndome de hombros.

—¿Aceptaste los pinceles de un desconocido?— cuestionó riendo y yo asentí con la cabeza. —¿Cómo era el muchacho?

—Castaño, unos centímetros más bajo que yo…

—¡Oh, ya lo recordé!— explicó. — Mi tía Katherine me había comentado que tenía algunas cosas que me podrían servir, dijo que eran de una tía abuela, o algo así. Debió de ser mi primo el que vino a dejarlas.

—¿Tu primo?— exclamé.

—¿Qué le hiciste, Rog?— preguntó.

—Ah… nada, linda. —contesté y ella entrecerró los ojos, sin creer lo que yo decía. Sin embargo cambié el tema al instante. —Brian vendrá en un rato para dejar la batería, ¿Está bien?

—Claro que sí. — respondió.

Me senté a un lado de ella, y observé la pintura que estaba creando la chica.

—Caray, Brooke. El color del agua es maravilloso.—comenté asombrado.

Ella rió nerviosamente.

—Fue complicado de encontrarlo entre tantas combinaciones, pero finalmente salió. Y gracias.

—Eres asombrosa, Brooke. —comenté sonriendo.

La chica volteó hacia mí, sus mejillas comenzaban a tornarse rojas y me devolvió la sonrisa. Era tan adorable y las ganas de tenerla entre mis brazos eran tan fuertes que me levanté de mi asiento rápidamente antes de que otra cosa sucediera.

—Brooke, iré al cuarto a practicar con la guitarra para esperar a Brian. —comenté.

Ella asintió y continuó en su pintura.

Horas más tarde mi amigo llegó a la casa con la van y comenzamos a bajar las partes del instrumento.

—¿Dónde la ponemos, nena?— pregunté, con el bombo en las manos.

—No sé si prefieran en la biblioteca o en el estudio.— comentó. — La biblioteca es más amplia y tiene una buena acústica.

—De acuerdo. — agradecí y continué caminando.

A mis espaldas Brian traía cargando los timbales, pero se detuvo con mi amiga y escuché que le dijo.

—De verdad gracias por dejarnos ensayar aquí, Brooke. No sabemos cómo agradecerte.

—No tienen que hacerlo, Bri. — contestó ella entre risas.

Dejamos las partes de la batería en el suelo y cuando Brian se fue comencé a armarla.

Brooke apareció detrás mío y tomó asiento en el banco del instrumento.

—¿Te ayudo a ensamblarla?— cuestionó. — siempre he tenido la curiosidad de cómo van.

—Seguro. — acepté y comencé a darle las instrucciones.

Sonrió alegremente al estar tocando con las puntas de sus dedos los parches, oyendo cada distinto sonido que hacían. 

—¿No quieres una baqueta?— le cuestioné entre risas.

—Es entretenido tocar con las manos— respondió ella. — como si fueran…

—Congas. — terminé.

—Yo estaba pensando en bongos. — exclamó y sin querer rocé con mi mano la suya, que estaba encima de la caja.

Ella volteó a verme y fijó sus hermosos ojos en los míos. La confusión llegó de repente a mi cabeza y la culpa también. Sabía que no era mi culpa que me hubiera gustado, era ella con esa sonrisa tan perfecta, su mirada reluciente y todo lo demás, pero me dolía pensar que ella no sintiera lo mismo que yo.

—Lo siento. — comenté y rápidamente traté de alejarme de ella, quitando la mano primero que nada, sin embargo golpeé con mi fémur la caja¹ y debido a que no estaba colocada del todo bien, perdió el equilibrio y cayó con un golpe ensordecedor directo al empeine de Brooke.

—Carajo. — exclamé fuertemente al ver la cara de dolor de la chica. —¿Estás bien?

—Tranquilo, Rog. Estoy bien. — dijo intentando relajarme, y moví la caja de su pie.

Brooke hizo una mueca de dolor.

—¿Te puedo quitar el zapato?— pregunté.

Ella asintió y con cuidado lo saqué de su pie, por el momento solo estaba enrojecida la zona, pero comenzaba a inflamarse ligeramente.

Ella aseguraba que se encontraba bien, pero no pasó mucho tiempo después cuando intentó caminar y al hacerlo el dolor se lo impedía mucho. Finalmente la subí al auto y nos encaminamos hacia el hospital.

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Breakthru || Roger TaylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora