Capítulo 12

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Seguimos abrazados en el sofá por un largo rato, yo acariciaba su cabello mientras ella decía un par de cosas.

—¿Y si fuera una señal, Rog?—preguntó Brooke.

—¿Una señal de qué?— respondí sin comprender.

—De que tal vez deba regresar a Gales—dijo cabizbaja.— permanecer allá con una vida campirana, ¿No crees?

Permanecí callado unos segundos. No podía irse cómo si nada.

—¿Qué? Claro que no, Brooke. ¡No puedes irte!— exclamé.

Ella se encogió de hombros.

—Pero, has estado 10 años sin mí, ¿Cuál sería la diferencia?

—Exacto—respondí— ya te has ido bastante tiempo—me separé y la tomé por los hombros, viéndola directamente a los ojos— no puedes dejarme otra vez. Gales ya se llevó a mi mejor amiga una vez, dos serían una burla.

Ella rió ligeramente, se secó las lágrimas y volvió a reclinarse en mi pecho.

Sus sollozos me remontaron a hacía mucho tiempo, yo tenía 6 años y ella 5, tal vez.

Estábamos jugando Brooke y yo en los juegos de un parque, cerca de nuestras casas, cuando unos chicos de no más de 12 años pasaron corriendo cerca de nosotros e hicieron caer a mi amiga sobre sus rodillas, se llevó varias heridas por las rocas sobre las que estábamos.

Cuando cayó al piso parecía más bien sorprendida, siempre había sido una chica fuerte, y no le gustaba llorar por cualquier cosa. Sin embargo cuando comenzó a levantarse, su vestido ya estaba teñido de la sangre de sus rodillas, hizo un puchero y se soltó a llorar.

Me puse furioso con los que habían provocado eso, pero era demasiado pequeño y flaco para hacer algo contra de ellos sin que me dieran una paliza.

De cualquier manera corrí hacia Brooke y la abracé oyendo sus leves sollozos, tal y como nos encontramos esta vez.

—¿Roger?— preguntó Brooke en voz baja.

—¿Sí?— dije.

—De verdad disculpa, Rog. Pero…—se detuvo un poco como si tuviera miedo de decir lo siguiente— ¿Crees poder quedarte esta noche otra vez? Sé que lo hiciste la noche pasada pero…

—Lo sé, Brooke. Tranquila, no te dejaré sola, ¿De acuerdo?— respondí y la abracé un poco más fuerte. A lo que ella sonrió.

—Gracias—susurró.

Permanecimos abrazados y callados durante un largo tiempo hasta que comencé a escuchar que la respiración de mi amiga (cielos, cómo odiaba tener que llamarla así) comenzaba a ser cada vez más lenta y estaba empezando a roncar ligeramente. Reí y la sacudí levemente tratando de despertarla.

—Brooke, ¿No quieres ir a tu habitación?

Pero nada, parecía haber caído profundamente dormida. Estaba posicionándome para cargarla y llevarla yo mismo cuando entre abrió los ojos ligeramente con aire somnoliento.

—¿Qué hacemos?—balbuceó intentando abrir del todo los ojos.

—Vamos a subir, Brooke—dije y asintió levantándose del sofá.

Debido a que estaba algo dormida, la sujete por los hombros, guíandola a través del corredor, para que no se tambaleara y fuese a caer.

Subimos las escaleras y llegando a su habitación, me dió unas sábanas para que las colocara en la cama de invitados mientras ella se ponía la pijama.

Breakthru || Roger TaylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora