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Las cosas iban tal y como JiSung quería. Llevaba ya al menos un par de semanas saliendo con JaeBum. Y lo peor no era tener que desnudarse delante de él y dejar que hiciera cuanto quisiera con su cuerpo, sino el no poder hacerlo con MinHo.

Cada vez que el menor dejaba a su novio en casa y se iba a la suya, hacía una pequeña parada en casa de su amigo, para acurrucarse en su pecho por unos minutos y disfrutar de lo que se sentía cuando estabas con la persona a la que amabas.

Disfrutaba cada caricia que el mayor le daba, cada beso y cada abrazo. Cada pequeño detalle que surgía entre ambos llevaba al menor al cielo.

Pero luego debía despertar de aquel hermoso sueño y volver a la realidad. JaeBum le estaría esperando en su casa para volver a deleitarse con su delgado cuerpo.

—¿No puedes quedarte un poco más?— preguntó el mayor acariciando la espalda de su novio desnudo sobre su cama. JiSung tembló y negó suavemente.

—Tengo que irme a practicar, ChangBin Hyung me está esperando para repasar el rap que estamos preparando— dijo inmóvil en la cama.

—¿A las once de la noche?— levantó una ceja mientras miraba su nuca y el menor agradeció estar de espaldas a él porque de lo contrario hubiera notado que aquello era mentira.

—Ujum, sé que es tarde pero debemos tenerlo bien preparado Hyung— dijo mirándole y haciendo un puchero. El mayor suspiró y le besó sus labios de manera brusca sonriendo.

—Está bien, mañana iré a buscarte, no me hagas esperar— dijo tumbandose en la cama de nuevo y viendo como su pequeño y frágil novio se vestía.

JiSung admiró el cuerpo de JaeBum. Sin duda era de los hombres más atractivos que había visto en su vida. Su rostro era perfecto y agradable. Su cuerpo era musculoso, sin exceder demasiado, y muy masculino. Por no hablar de que poseía un miembro bastante por encima de la media nacional. Si JaeBum no fuera cruel y el monstruo que era, sin duda sería el hombre perfecto.

Cogió su ropa y se vistió tan rápido como pudo, saliendo de su casa para ir en busca de su destino.

(🍑)


La madre de MinHo siempre le había tratado como un hijo más, pero tenía la certeza de que la mujer sospechaba que algo ocurría entre ambos debido a sus frecuentes visitas.

—Oh JiSung cielo, pasa, MinHo está arriba en su habitación, está algo estresado con la coreografía, dice que no consigue tenerla bien del todo, aunque para mí ya lo hace de perlas— sonrió cerrando la puerta cuando el chico entró.

—Gracias señora Lee— hizo una pequeña reverencia y subió las escaleras en silencio. El olor de MinHo le inundó nada más cruzar el umbral de la puerta de la habitación de este. El mayor estaba de pie en mitad del cuarto, de espaldas a él y frotando su cabeza con ambas manos, buscando algo en el interior de esta.

JiSung se acercó en silencio hasta él y abrazó su cuerpo, apretando ligeramente la zona del pecho y el abdomen mientras reposaba su cabeza en la nuca del mayor.

—Oh... No te había oído entrar— dijo MinHo acariciando suavemente las manos del menor y disfrutando de aquellas pequeñas caricias.

—Tu madre me ha dicho que estabas estresado con la coreografía, no deberías, realmente eres muy bueno— dijo cerrando los ojos mientras seguía acariciando su pecho desde atrás.

MinHo sonrió ante aquellas palabras de su "amigo" y se giró para verle. Frunció el ceño al ver una pequeña marca en el cuello de este y le miró a los ojos.

—¿Otra vez?— el menor asintió tristemente y le volvió a mirar— JiSung es algo diario, ¿No puedes decirle simplemente que no quieres o no te apetece?— preguntó alejándose de él. Cada día, Han venía con una marca en su cuerpo diferente. Unas veces era moratones, otras arañazos o incluso marcas rojizas de la mano de aquel chico, y otras eran mordiscos o pequeñas heridas.

Young Wings «Stray Kids»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora