Capitulo 18

454 44 17
                                        

Habían pasado tres años desde que Morinaga y yo habíamos empezado a vivir juntos de manera permanente.
Inicialmente para mí fue muy difícil acostumbrarme a alguien que no era mi hermana en la casa, pero con el tiempo empecé a acostumbrarme a él, pero también a querer que me acompañara durante nuestros días.

Sin embargo, había llegado a la conclusión que la casa en la que nos alojábamos, lo correcto era dejarla a mi hermana, mientras yo podía buscar algo más adecuado para mis necesidades, incluido el trabajo.
Así que Morinaga renunció al apartamento que aún rentaba, y yo dejé la casa donde había vivido durante treinta años.

Mientras estaba empacando mi maleta, de repente sentí un profundo anhelo, habían tantas cosas que quería llevar conmigo, otras cosas que no podía concebir moverlas porque ese era su lugar.

Mientras revolvía entre mis cosas, encontré uno de esos enormes paquetes aún con el papel de embalaje alrededor, fui a abrirlo y encontré todos los guantes desechables que llevaba en el laboratorio.

Hace quince años, bueno ... precisamente doce....porque en los últimos tres había dejado de usarlos casi por completo en el laboratorio, mientras que esporádicamente seguí usándolos para salir, cuando Morinaga se dignó a no esconderlos.
No sé exactamente cuándo empezó a hacerlo, solo sé que inicialmente fue muy difícil . Enfrentar el mundo con mis manos ... tocar cosas, tocar personas ...
pense que me volvería loco.
Pero supongo que Morinaga lo hizo con las mejores intenciones, con la esperanza que tal vez algún día yo volvería a la normalidad.

Y ahora soy normal, un poco más que antes, al menos...Aunque a veces sigo sintiéndome asustado delante de las cosas y me gustaría tener mis guantes solo para poder hundir mis manos dentro.
Pero supongo que solo tengo que pasar más tiempo ... un día seré sanado permanentemente.

Seguí girando esos guantes en mis manos, me ayudaron a esconderme mejor, me protegieron, me dieron un poco de seguridad cuando las cosas se derrumbaron sobre mí ...
Pero ahora yo era otra persona ahora, ya no me estaba escondiendo más, así que quizás con estos guantes todavía habría sido un poco 'cómo permanecer anclado en el pasado, aferrarse al Souichi que no podían concebir la idea de estrechar la mano desnuda con alguien sin tener el deseo de cortar la misma.
Significaba aún sentir los restos de ese hombre que fue violado y dejado cruelmente solo para bordar su desgracia.

Ya no era esa persona, ya no recordaba lo que me había pasado, a veces me sentía inseguro, pero nunca tan frágil como antes, había desechado esa parte de mí.

Fue doloroso esperar tantos años, nunca pensé que podría hacerlo.
Tal vez si no hubiera conocido a Morinaga no hubiera tenido esto éxito.

¿Le agradecí lo suficiente por esto? No.
Un gracias nunca será suficiente.
Pero al menos trato de complacerlo, incluso ahora, mientras salgo de mi casa de toda la vida y enfrentar una nueva vida con él.

Tomé los guantes y fui al jardín, saqué una caja de cerillas del bolsillo, lo froté varias veces y prendí fuego a la caja pequeña, cerré los ojos, una pequeña lágrima cayó sobre mi cara.

Sentí como si hubiera quemado una parte de mi alma.

El aire frío me hizo cosquillas en el cuello, el olor a tela quemada me dio una ligera sensación de satisfacción, pero a pesar de eso me dolió la idea que estaba quemando algo que había estado conmigo durante más de 13 años.
Y he aquí me sentía nuevamente inseguro, esa sensación de inestabilidad y frustración que tantas veces me había tirado al suelo.
Pero esta vez, casi proféticamente dos brazos fuertes rodearon mi cuerpo, alguien estaba detrás de mí, apoyó su cabeza en mi hombro y besó mi cuello, por inercia abrí mis ojos.

- Estoy orgulloso de ti.

-Es difícil, duele, no sé si podré resistirme a comprar otros guantes.

-El hecho que ya hayas empezado a hacer algo significa mucho, poco a poco, no esperes demasiado de ti mismo.


Bajé la cabeza con pesar, él dejó mi cuerpo y vino delante de mí, hizo un ademán que me indicaba cumplirle una petición...

-Toma mis manos....

No dude ni medio segundo cuando las mías se entrelazaron con las suyas.

-Ehi, mira ... estoy aquí para proteger tus manos ... no debes temer nada, ¿entiendes?


Me acerqué a él y lo abracé, hundí mi cabeza en su hombro tratando de no mirar la caja que ardía, él me besó la cabeza. Con mis manos toqué su cabello, le acaricié el cuello ... fue una buena sensación que los guantes no me permitía probar.

Así que cerré los ojos y dejé que estas sensaciones maravillosas redescubrieran mi alma.


-Morinaga, gracias.


-Cuando te sientas perdido sólo toma mis manos.

Cuando me sienta inseguro, lo haré . Había confiado a él mis manos, seguramente él habría podido protegerlas tal como me había protegido durante mucho.

No solo le entregué mis manos, si no también mi corazón.

FIN.
Tal vez.

•••••••••••••

Tal vez hayamos llegado al final de esta historia.
Bueno, en realidad, habría extras.
Pero para esto debemos convencer a la dueña de la historia, no depende de mí.

Quiero agradecer a todas las personas que lo han leído.
Realmente no esperaba mucho éxito (no creo que lo merezco)
Quiero agradecer especialmente a aquellas chicas que pacientemente han esperado y comentado en cada capítulo, te quiero. 💕❤️

Y lo último, quiero agradecer a esa estúpida y maravillosa mujer que me inspiró hace unos meses, cuando la escribí.

Esta mujer corrigió pacientemente cada capítulo para ti, y que a pesar de que en esto días me había un poco ignorada (lol), la quiero de todos modos, tanto que me encontraría desmayada en la calle por ella. 😏

Gracias 💛

Toma mis mano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora