Capitulo 15

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Me sentí como un loco cuando salí del apartamento, por fin llegaba a la casa de la señora Matsuda, eran aproximadamente las diez de la noche, no quería llamar a la puerta, no conocía a nadie y no valía la pena ridiculizarme, además Souichi nunca me lo habría perdonado.
Cuando escuché las voces de todos afuera de la puerta, me escondí detrás de un árbol, me sentí como un maldito acosador.
Escuché a Souichi decir adiós a todos y regresar a casa solo, Isogai se ofreció a llevarlo pero él declinó. Gracias a Dios.

Cuando Souichi llevaba un buen tramo de camino recorrido, aparecí justo enfrente de él.


-Morinaga ....me asustaste.


-Eres cruel, tú eres tan cruel conmigo.

Souichi miró hacia abajo y se estrechó las manos en los bolsillos.

-¡Me debes una maldita explicación Souichi!

-No. Ya te dije lo que tenía que ...


-¿Fue por él verdad? Él es más importante en tu vida que yo.
Lo prefieres a él.

- ¡No hables tonterías!

-No me dejes por favor. Yo estoy bien contigo, estoy feliz de compartir mi vida contigo, nadie puede hacerme feliz como tú lo haces Tatsumi.Yo te amo mi amor.


-¿Te hago feliz? Pues nunca te había visto tan feliz conmigo como lo estabas con él.


Me acerqué a él y le agarré los brazos.


-¿Sabes por qué estaba tan feliz hoy?
Porque lo entendí. Comprendí que ya no lo amo y que no estoy celoso, entendí que nunca amaré a nadie ... como te amo a ti y  eso por soy tan  feliz, porque tu amor me hace feliz, porque tu amor me curó....Por eso te amo. Y tú....¿Me amas?


Souichi levantó su cabeza hacia mí, se quitó las gafas y me miró.

- Mírame a los ojos y dime qué ves...

-Veo unos hermosos ojos color miel y en ellos veo mi reflejo.


Souichi sonrió, tal vez fue la primera sonrisa que le había visto hacer en todos estos meses. Me reflejé en sus ojos, y probablemente en su corazón, pero quería escucharlo de su boca.


-Quiero que contestes mi pregunta Tatsumi.

Souichi me miró un poco oscuro, sacó las manos titubeantes de sus bolsillos, su voz también temblaba y vacilaba.
Estábamos iluminado por la luz de la calle, gracia ello pude ver sus mejillas enrojecidas, primero bajó su mirada y luego miró a su alrededor.
Finalmente levantó las manos y las puso sobre las mías que todavía estaban sobre sus hombros.

-Yo te amo mucho.... y quiero que te quedes conmigo.

Le di la sonrisa más grande y amplia que podría existir. Me acerqué a él y lo besé, se colgó de mi cuello e inmediatamente correspondió al beso. Souichi me atacó tan fuerte que casi perdí el equilibrio.

Nos separamos a regañadientes, pues el beso comenzaba a subir de tono, lo mejor sería continuar en casa.

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Habíamos llegado a la casa de Souichi, ni siquiera tuve tiempo de cerrar la puerta.
Me colgué en sus labios, junté sus manos en sus caderas y él puso las suyas en mi cabello, nos desnudábamos mientras nos besábamos, mientras caminábamos. Busqué a tientas la habitación, tropecé varias veces con nuestra ropa, pero finalmente llegamos.

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