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"La felicidad es solo un momento, aprovechemosla"

    La reunión terminó luego de media hora de explicarles a cada uno de lo que iba a tratar.
-Nos vemos la siguiente semana para empezar con los ensayos-Victoria sonrió, queria decirle que no, que se arrpentia de aceptar pero eso sería de cobardes y ella no estaba dispuesta a ceder.
Se despiden los tres y ella aprovecha que Salvador le dice algo a César para, prácticamente, salir corriendo.
-Victoria-Sabía que no debía detenerse pero escuchar esa voz pronunciando su nombre hizo que la congelara. Se da vuelta y Él corre hasta ella-¿Ya te ibas?
-Pues si, tendría que irme a mi casa.
-Te invito un café si me regalas cinco minutos de tu tiempo-Sonríe y ella asiente con la cabeza. Así de fácil, descubrió que su sonrisa sería su debilidad porque cada vez que la vería se derretiría ante Él.
    Llegan a la cafetería del canal y, aunque Victoria sabia que no estaba haciendo nada malo, de la cabeza de ella no se borraba la culpa. Totalmente al contrario de la mujer que tenía en frente, César estaba concentrado en el deseo que, cada vez, crecía con más fuerza dentro de Él y que no sabía como detener.
     El cubano se levantó a buscar los cafés y ella pensaba en salir huyendo de esa charla. Sabia que en su cabeza deberían estar sus hijos y su esposo pero no, en su cabeza pasaban mil imágenes de ella con César. De la primera vez que se vieron, de la primer broma, de la primer escena y de ese beso, que fue sin testigos y sin cámaras. Su mente volvió a esa vez, a las palabras que se dijeron...

     Ese beso, sin cámaras ni testigos, perfecto, que los estaba empujando a arder en el infierno. Todo parecía estar sucediendo en cámara lenta, como si el tiempo se hubiera detenido. Victoria se separa de César y ambos clavan su vista en los ojos del otro. La cabeza de Victoria daba miles de vueltas, ella lo quería, lo deseaba pero eso no evitaba que se sintiera culpable, en cambio, en la de Él solamente estaban instaladas las ganas de volver a besarla. Ninguno de los dos decía nada, parecían estar esperando que el otro hablara. Sin embargo, uno de los dos rompió el silencio...

-Victoria, yo...

-No digas nada-Lo interrumpe, mientras lanza un suspiro al aire-Esto no debió ocurrir, César, esto no debió ocurrir-Lo decía más para convencerse a si misma, porque dentro suyo existían las mismas ganas que Él de volver a besarlo.

-Victoria... Perdón pero no lo pude evitar, yo quería que esto pasara. No sé cuando volveré a verte y no quería quedarme con las ganas, hace mucho tiempo que estoy deseando que esto suceda-Confiesa y dentro de ella todo se sacude-No sé que es exactamente lo que me pasa, solo sé que es muy fuerte y que luché contra ello todos estos meses que estuve a tu lado.

-César... A mi también me pasa algo contigo pero esto no puede ser. Tú estás casado y yo me voy a casar-Suspira y Él asiente con la cabeza.

-Te quiero mucho, Victoria, que seas muy feliz-Besa su frente y se levanta, para empezar a caminar hasta volver donde estaban sus compañeros

-Te quiero, César...-Suspira y cierra los ojos tratando de calmar el volcan de emociones que estalla dentro suyo.

 -Aquí tienes Vicky-El cubano se sienta delante de ella y la trae a la realidad, le da uno de los cafés mientras le regala una sonrisa.

-Gracias-Le responde mientras le brinda el mismo gesto que Él.

-¿Cómo has estado Victoria?

-Muy bien, César, estoy feliz de haber tenido mis hijos. ¿Y tú? ¿Cómo han ido las cosas con tu familia?-Tenía especial interés en saber como iban las cosas con Vivian pero no se animaban a preguntarle. Toma un sorbo de café mientras espera su respuesta.

-Bien, igual que siempre. Muy poco ha cambiado desde la última vez que nos vimos-Ambos sabían que era una mentira, pues sus corazones no eran los mismos después de aquel beso y sus almas se buscaron hasta ese día-Mis hijos ya están grandes.

-Pues me alegro, César-Inconcientemente, apoya su mano encima de la suya.

     Siguieron charlando de temas triviales, ambos estaban distendidos y se sentian menos tensos de estar tan cerca. Por la cabeza de ambos pasó la idea de recuperar la amistad que habían tenido pero eso era imposible, no con los sentimientos en el medio, que si les daban riendas sueltas serían como un huracan, que no podrían volver a contener ni frenar, que arrasaría con todo a su paso.

-Me tengo que ir-Informa Victoria luego de unos minutos en silencio, la mirada de César sobre la suya era demasiado potente, más de lo que podía soportar. Aunque deseaba quedarse para toda la vida a su lado, sabía que lo mejor era ir a buscar a sus hijos a la casa de su hermana y, de paso, hablar con ella.

-Nos vemos, Vicky-Se despiden con un beso en la mejilla y ambos tienen la misma sensación, la boca del otro les quema la piel y solamente había una forma de calmar ese ardor...

    Victoria sale, prácticamente, corriendo de Televisa y, cuando entra al auto, lanza un suspiro, como si hubiera escapado de alguien que amenazaba con asesinarla. Bueno, tal vez, no había nadie persiguiendola pero ella trataba de huir de esos sentimientos, que la querían obligar a pecar, como si eso fuera posible.
    
     Paralelamente, César seguía sentado en la cafetería del canal tratando de poner en orden sus ideas, sabía que ya no podía luchar contra ese sentimiento que tenía por Victoria, aunque Él pensara que solamente era deseo, pero no tenía ni la más remota idea de que era lo que iba a hacer, a partir de ese momento. Por su cabeza empezó a recordar el día que Victoria se casó y las ganas que tenía de ser Él el que estaba ahí y no Omar, durante todo ese día no pudo sacarsela de la cabeza. Se enfermaba pensando en ellos dos juntos y, a la vez, fantaseaba con el haber ido por ella y huido, como en las telenovelas. Pero el galan tenía bien en claro que la vida no es una telenovela y que eso nunca podría haber pasado...

-¿QUÉ?-Grita Gabriela, después de que Victoria le dijera quien sería su galán.

-Como escuchas, Gaby-Había llegado a la casa de su hermana y sintió como si estuviera en un lugar seguro, como si nada le pudiera pasar ahí dentro.

-Te gané, Victoria-Sonrie, pues Gaby le dijo que el destino le pondria nuevamente a César en su camino-Pero ahora, dime, ¿Cómo vas a hacer para trabajar con Él?-Suspira, su hermana es la única que sabía todo lo que había pasado con César, todo lo que a ella le pasaba con Él desde el primer momento hasta el beso que se dieron.

-No lo sé, Gaby, tal vez volvamos a ser amigos, como antes-Su hermana niega con la cabeza.

-Eso es imposible, Victoria, porque se gustan-Ella iba a replicar pero Gaby se lo impide-Ni te atrevas a negarlo, conmigo no. Se lo podes negar a Omar, al mundo e inclusive a vos misma pero yo te conozco y conozco toda la historia, por eso sé que ambos se gustan.

-Tienes razón, ¿Pero qué hago con ese sentimiento?

-No lo sé, hermana, no lo sé...-Suspira, le hubiera gustado a ella que Victoria no se case con Omar, pues sabía a la perfección que no era por amor...

     Victoria sentía que todo se le iba de las manos porque no sabía como reaccionar, ante toda esta situación...

     Ambos enamorados tenían la misma pregunta dando vuelta dentro de su mente, ¿Hasta cuando aguantarían sin sucumbir en las llamas del infierno y entregarse a los brazos del otro?

A pesar de todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora