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-¿Y esto?-La cara de Victoria cambia completamente y una sonrisa florece en su cara, quitando la tristeza que antes traía. 
    "No quisiera verte mal nunca y espero que después de esto dejes de derramar lágrimas. No sé que pasó y si quieres hablar con un amigo, aquí estoy a tu servicio. Te quiere, César" 

    Dentro suyo hay dos sentimientos que se pelean, que son tan distintos, y que la confunden terriblemente.
    Por un lado, siente dolor y tristeza al haberse peleado con Omar; Por el otro, una felicidad indescriptible por las palabras de César y el corazón empieza a latirle muy fuerte.

    Agarra el ramo de nardos, mientras en su cabeza se repite una y otra vez la frase "Te quiere"

-¿Qué me pasa?

    Una pregunta al aire fue lanzada sin obtener respuesta, como esperaba.

-Victoria, ¿Me estás escuchando?-Omar la saca de sus pensamientos, trayendola de regreso a la realidad.

-Perdón, mi vida, estaba acordándome de algo-Ella le regala una sonrisa a su marido quien la mira desconcertado y un poco enojado porque su mujer no estaba prestandole la atención que Él estaba demandándole. Estaban solos, ya que José Eduardo se había quedado con Gabriela.

-¿Puedo saber de qué?

-No es importante-Dice tratando de no sonar nerviosa pero su marido se dio cuenta que algo pasaba pero le restó importancia-Mejor dime lo que querías decirme.

-Te dije que hoy me tuve que reunir con...-Victoria dejó de escuchar a su marido, claro que Él no se dio cuenta, para regresar a sus recuerdos.

    Paralelamente en otra ciudad, César tenia un día libre que en vez de aprovechar para descansar lo estaba utilizando para recordar los momentos vividos con su vieja compañera.

-Gracias, César-Le dice Victoria ingresando a su camerino y lanzándose a los brazos de Él, donde se sentía protegida aunque no entendía el porque. 

-¿Por qué?-Pregunta el cubano con una sonrisa, sintiéndose en casa, sin saber que ese simple gesto alborotaba peor a la mujer que le robaba el sueño todas las noches. 

-Por levantarme el ánimo-Le sonríe y el cubano siente derretirse en sus manos.

-¿Me quieres contar qué pasó? Eso sí, si me prometes no llorar-Ella asiente con la cabeza. Se sueltan y caminan hacía el sofá.

-Discutí con Omar porque hace dos semanas que no nos vemos-La cara de Victoria refleja enojo y tristeza, aunque ni ella misma se daba cuenta que no era del todo por la pelea con su pareja-Pero es porque ambos tenemos trabajos que demandan mucho de nosotros, no es solo mi culpa como me lo dijo-Hizo un mohín y César quiso besarla en ese momento pero se contuvo recordando que Él es un hombre casado, que tiene una familia a la cual ama y respeta.

-Creo que los dos están un poco tensos y que tienen que hablar las cosas con más calma para buscar la mejor solución-Y ahí estaba César dandole un consejo a la mujer con la que soñaba todas las noches para que sea feliz con otro.

-¿Eso es lo que crees que tengo que hacer?-Él en ese momento quiso decirle que no, que se olvide de Omar y que se quede a su lado pero eso era imposible. A su vez, ella quería escuchar lo mismo salir de sus labios, aunque sabia que eso iba a ser imposible.

-Si-Aunque no entendían porque, ni lo querían aceptar, a ambos les dolió ese simple monosílabo-Siempre hablá con calma las cosas para no perder a la persona que... Amas-Tardó un minuto en decir aquella palabra porque sabia que se estaba refiriendo a otra persona.

-Gracias César-Ambos callaron mirándose a los ojos y eso fue el peor error que cometieron, pues en ese corto contacto sus almas se conectaron un poco más de lo que ya estaban. 

-¿César?-La mujer parada delante de Él, cruzada de brazos, lo saca de sus pensamientos.

-Si, ¿Qué pasa?

-¿No vas salir de la cama?-Suspiró-Casi nunca estás y me gustaría que pasaras tiempo con nosotras-Y con esas palabras hizo sentir a su marido como lo peor del mundo. No siempre tenia un descanso como ese día, ya que no le tocaba grabar, y se la pasaba acostado pensando en otra mujer.

-Lo siento, es que estaba agotado-Se excusa-Pero tienes razón-Se levantó en ese momento y se obligo a si mismo a dejar de pensar en ella para regalarle todo su tiempo a su familia pero le fue imposible, la cara de ella aparecía en su mente cada dos segundos, aunque se obligaba a sacarla de ahí.

    A su vez, Victoria sentía que debía estar disfrutando su matrimonio, pues ese día cumplía dos años de casada, dos años del "día más feliz de su vida", pero sabia que eso era falso, aunque no quisiera reconocerlo, porque ese día hubiera dado todo lo que tenia por casarse realmente con la persona que le robaba el aliento. Sin embargo, se convencía a si misma todas las mañanas al despertar que Omar era la mejor opción para ella, que podía darle una familia a su hijo, que tenía estabilidad con él, que lo quería y que era la mujer más feliz, negándose a escuchar su corazón que latía por otro hombre. Tal vez, por ese motivo, se había pasado toda la mañana, desde que se despertó, pensando en Él. Primero, preguntándose como estaría, como le estaba yendo, donde estaba ese día; Y, luego, recordando todas las veces en las que fue feliz a su lado, como se reía con sus bromas pesadas, como estuvo siempre para escucharla y darle un consejo. Inevitablemente, ella sonrió porque César estaba en su cabeza.

   Hacia dos años que no se veían, que no hablaban, pero ese día sus corazones estaban conectados, a pesar de la distancia, a pesar de estar cada uno con su respectiva familia, a pesar de todo... Una pregunta invadía su cabeza y los volvía locos porque no tenían la respuesta, ¿Cuando volverían a verse?

A pesar de todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora