XI

13 1 0
                                    

Desde que amaneció hasta anochecer, hubo un ajetreo debido a la policía. A medias les explicamos como obtuvimos dicho disco, mis padres nos regañaron al no haber comentado nada, aun sabiendo la situación en la que nos encontrábamos.

Mientras tanto, mi amigo y su familia no paraban de llorar, rogando a Dios que los ayudase, mentiría si dijera que al irnos diariamente descansáramos, era imposible . Una semana después, llegó peritaje, nuestros nervios andaban a flor de piel. Encontraron un cuerpo, partieron de inmediato, dejándome con Rafa y mi madre. Subimos a la habitación y nos acurrucamos, me dio un beso en la frente, yo lo deje hacer, no le negaría nada, además, era demasiado cómodo estar así, pero esa pequeña burbuja se rompió al sentirlo temblar.

Lo rodee con mis brazos y piernas, me aferre a él como un koala, derramé miles de lágrimas silenciosas, tal como él lo hacía en ese instante. Sin darnos cuenta nos dormimos así, mi madre fue a buscarnos, despertamos al escuchar el llanto de la señora Mindy, al intentar pararme me enredé entre las piernas de Rafe, este ni se inmutó, salió corriendo a ver a su madre. Al lograr levantarme y alcanzarlo pude ver el rostro destrozado de todos los presentes, faltó el aire en ese instante, mi madre consoló a su amiga.

Ella nos daba una explicación a medias, fueron a la morgue, al pasar al cuarto, tardaron en reconocer a Nana, debido al estado en el cual se encontraba. Nos explica que la encontraron a orilla de carretera, con un letrero que mencionaba que la otra seguía viva, y que no tardando la iban a dejar. El mensaje nos sorprendió, debido a que no sabíamos si eso era bueno o malo.

No pasaron ni dos semanas, cuando de nuevo se presentó un tipo extraño frente a nosotros. No dudamos al gritar, y al ahora tener acompañamiento policiaco, estos corrieron tras el tipo, lo único que vimos fue que arrojó una envoltura, pero los policías ni se fijaron en ello, a lo lejos escuchamos unos disparos y ambos nos tiramos al suelo. Rafe sin pensarlo volvió a tomar el disco, al mismo tiempo que me ayudaba a levantar y corríamos. Al llegar a su hogar andábamos agitados, ese tipo de adrenalina no la quisiera volver a experimentar, buscamos a nuestros padres, pero no encontramos señal de ellos. Subimos a su cuarto a paso lento, al llegar nos recostamos, sacó el disco del bolsillo de su pantalón y lo puso frente a nosotros.

-No Rafe, no deberíamos- digo temblando, está situación me supera.
-Es mi hermana, mi hermanita- contesta de la misma forma- debía cuidarla, y no está con nosotros.

No digo nada para evitar que lo haga, a veces es demasiado terco, pero me duele en el alma ver el contenido del disco, no soportaría repetir lo que hicieron a nana.

-¿Algo que gustes decirle a tu familia?- Dice una voz ronca.

Empiezo a llorar al ver a Liz en ese estado, su ropa está completamente rasgada, varios moretones sobresalen en su piel.
Observo de reojo a Rafe, lo admiro, yo no podría soportar ver a alguien que amo en ese estado. Él se aferra de mi mano al escuchar de nuevo los gritos de Liz. Volteo hacia la pantalla, el raptor se quita el pasamontañas, pero al estar oscuro no sé logra ver su rostro por completo, toma a Liz jalandola consigo, ella al estar tan débil cae sin meter sus manos, éste toma su cabello mientras la levanta, los gritos son  tan desgarradores, que aún en mis pesadillas persisten. Al ver que ella no hace el intento de levantarse, la vuelve a dejar en el suelo, se monta encima y los retazos de ropa van desapareciendo del cuerpo de ella, al saber lo que pasará, tomo a Rafe de los brazos, y con la poca fuerza que me queda lo tumbo de su cama.
De un tirón saco el disco de la computadora, cierro está misma, y antes de que Rafe termine de levantarse salgo corriendo al patio. Mi respiración es irregular, miles de imágenes pasan por mi cabeza al imaginar lo que pasó. Caigo de un sentón al chocar con algo... O más bien alguien, el comandante me levanta con cuidado preguntándome si estoy bien, me quedo muda, y sin pensarlo le entrego el disco que había planeado romper fuera. Lo toma sorprendido, marchandose con prisa al sospechar el motivo de mi llanto.

Regresaré por TíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora