The Haunted (MV#2) (Traducción)

Capítulo 9. Estancado.

El ambiente dentro de la furgoneta era sofocante, por decir lo menos. Magnus ya se había tirado del cuello de su chaqueta con tachuelas tres veces, deseando haber renunciado a la chaqueta por completo. Después de la bofetada metafórica de Luke en la cara de todos, se les ocurrió un plan para salvar a las chicas, pero mientras que todos estaban enfocados principalmente en la tarea por delante, todavía existía un hedor persistente de desconfianza, ira, miedo, remordimiento, culpa y dolor, esa presencia empalagosa era similar a un verano de Houston, Texas, todo en una furgoneta.

Los ojos de Magnus se deslizaron hacia su izquierda, arriesgándose a mirar a Alec, quien inconscientemente se inclinaba más y más hacia su izquierda para mantener su hombro presionado contra el de Jace. Mientras tanto, Jace intentaba alejarse más y más, probablemente porque no creía que mereciera el apoyo físico. En este punto, la posición de los dos parecía que la furgoneta estaba atrapada en un giro constante a la derecha y sería gracioso si no fuera por todo lo que había pasado.

La furgoneta golpeó un bache, el equipo dentro se zarandea de manera sincronizada con el movimiento brusco mientras la gente rebotaba junto con él. La expresión de ninguno de ellos había cambiado, demasiado centrados en sus propios pensamientos.

Simon, que antes estaba de un hermoso tono ciruela, ahora solo tenía la cara un poco roja cada vez que miraba a Jace. Alec y Jace se mantuvieron alejados y cautelosos, como si tuvieran miedo de que si respiran o se mueven demasiado eso les sacara de la furgoneta. No se encuentran con los ojos de nadie, ni siquiera con los del otro.

A Magnus le parecía bien, tenía sus propios pensamientos para analizar y no necesitaba, ni siquiera quería, hablar con nadie en ese momento. Estaba enfadado, estaba herido y se sentía culpable por ambos sentimientos, ¿cómo era eso justo?

La revelación sobre la paternidad francamente alarmante de Jace no era ideal y Magnus no pudo evitar su reacción inicial. Pero mirando hacia atrás ... no fue el hecho de que Valentine fuera el padre de Jace lo que le molestó. Si Jace fuera realmente el engendro de ese loco, tendría mucho sentido que Magnus fuera rechazado por el rubio, pero no lo era. Conocía desde hace unas pocas semanas al Elemental ardiente, pero a Magnus le había bastado para ver las emociones genuinas que venían de Jace. Realmente amaba a sus hermanos. Había mostrado cariño por cada uno de sus nuevos compañeros de casa en un momento u otro. No había un sentimiento pegajoso de odio o agresión hacia ninguno de ellos. Magnus sabía sin lugar a dudas que Jace nunca deseaba hacerle daño a nadie.

Por eso Magnus no estaba enfadado por la revelación paterna de Jace. No, Magnus estaba molesto porque sus tres nuevos compañeros habían ocultado información que había llevado a un resultado desastroso. Al menos eso es lo que Magnus está tratando de hacerse creer a sí mismo. Por supuesto, estaba preocupado por Clary e Isabelle, estaba horrorizado de que pudieran haberlo prevenido si lo hubieran sabido. Sin embargo, Magnus tenía que vivir sabiendo que esa gente había estado detrás de Jace y que las chicas habían intervenido por su propia decisión de salvarle. Era como un juego enfermo de ping-pong en su cabeza por lo que quería enfadarse, pero no podía y, con todo esto dicho, apenas llegaba a la superficie de lo que más le había dolido.

Alec le había mentido. Alec le había mentido porque no confiaba lo suficiente en él. Alec no confiaba en él. A Alec no le importaba.

Independientemente de lo que había sido tan brillante cuando comenzó a florecer en el pecho de Magnus, las últimas semanas se estaba encogiendo rápidamente en su sombra de duda siempre presente de que nadie podría confiar plenamente en Magnus. Era solo otro doloroso recordatorio de por qué Magnus estaba solo y siempre lo estaría.

Estaba cien por ciento listo para renunciar a cualquier posibilidad de que Alec le amara tan ferozmente como sabía que era capaz de hacer.

Bueno, tal vez el noventa y nueve por ciento, pensó Magnus mientras pensaba en unas horas atrás ...