—Maldición ese bastardo—se sorprendio diciendo palabrotas ante aquel culto joven—... se esta alimentando—dijo observando los restos de ratas muertas.
—¿Se está alimentando?—Sam estaba desconcertado.
En medio de las aguas, emergió el gigantesco millpies, tan largo que tocoba el techo del desagüe. Era una versión gigantesca y horripilante de un ciempiés.
Sam soltó una exclamación de asco.
Aquellas patas naranjas se retorcían llenas de agua.
—Si que ha crecido—la cara afilada de Mia estaba boquiabierta.
—¿Qué dices de acabar con esta cosa?—dijo Sam sulfuroso.
Mia lo miró ansiosa. ¿Quién era ese misterioso chico? No lo sabía hasta ahora...
—¿Es una preposición?—su dulce acento resultaba hipnotico.
—Puede ser...— Sam sonrió.
Mia apuntó con un dedo, y conjuró a gran voz:—¡Flecha Blanca!—, una flecha mágica de energía blanca, salió disparada veloz como un rayo desde el dedo de Mia, iluminando de golpe todo el desagüe. Atravesando al millpies, y atrapándolo contra la pared del túnel, el millpies chillaba ferozmente mientras se retorcía contra la pared, sangrando un líquido azul brillante.
Acto seguido se comenzó a dividir, justo donde la flecha atravesó; dividiéndose en dos millpies.
—¡Maldición ahora son dos!—exclamó Mia sacando una espada de su sombrero, y atravesando a uno de los millpies en la cabeza antes de caer al suelo. El otro se escabulló. Vio a Sam—¿Qué esperas? Tras él—replicó.
Trazó un resplandeciente círculo púrpura con el índice, sometiendo al insecto contra el suelo, extendió su mano en el centro del círculo. Formando en el centro, una esfera de luz púrpurea, y disparo en contra del millpies, desintegrándolo a nada.Sam perseguía al millpies ya regenerado, cruzando vías de tren. El desagüe había atrás, se conectaba con el metro de Louisiana en ciertos puntos. Llegaron a la parada, estaba desolada e iluminada en blanco; la sangre brillante se coagulaba en las vías ferrosas, el monstruo volteó y amenazó a Sam, levantándose, aún cortado era más alto él.
Sam lo miró estupefacto. Babeaba espuma verde de entre sus colmillos, y vomitó.
—¡Oh que desagradable!—admitió. Esquivó el escupitajo de ácido del millpies. El acero se disolvía, no quería imaginar que le haria a su piel. Retrocedio ante tres más. Sentía repulsión por aquella criatura, era asquerosa a sus ojos. La punta de su zapato izquierdo fue víctima del ácido, el blanco se derritió—Feo y descortés, nunca conseguirás pareja.
Desde lejos se escuchaba el rumor de un tren. Sam retrocedio ante una voraz embestida del millpies. Aquellas patas retorcidas se acercaron a él. Vio aproximarse el tren tras la criatura, iluminando el túnel del metro.
—Aquí se acaba el viaje—replicó Sam. Se lanzó a la parada del metro, rodando por la acera. El millpies intentó salir de las vías, pero la esfera de luz púrpura le estalló de costado siendo atropellado por el tren, en un desfile violento de luz y ruido.
—¡Parada!—tenía que decirlo. Sonrió, la mejilla se le habia hinchado y le palpitaba.
Mia había aparecido de entre las vías disparando la luz, y se aferró al techo mientras la maquina corría. Al terminar de cruzar el tren aún llovían restos, que se regeneraron en pequeños e inmensos millpies.
Mia bajó. Hizo aparecer dos dagas de entre sus mangas, y las giró en sus dedos. Corrió hacía los millpies como un remolino bailarín asesino, contra un ejercito. Los embistió, rebanando y cortando mientras giraba, las partes volaban, ella sólo los cortaba a la mitad y en pédazos. Su mirada de determinación y sonrisa feroz. Parecían bailar juntó con todo su cuerpo.
Mientras el filo de sus hojas cersenaba como mantequilla a los millpies. Sus dagas eran como extensiones de sus manos, giraba como feroz torbellino, amputando patas y seccionando torsos; mientras su vestido morada se manchaba de sangre azul brillante.
Aunque estuviera rodeada de aquellas bestias, ella sólo cortaba a quien tuviese la osadía de atacarla.
Sam sacó de su bolso una piedra con una runa tallada en ella, la empuñó, liberando la magia que retenía. La abrasadora esfera de fuego envolvió su mano, y la lanzó como un pisher contra los millpies.Fragmento del Diario de las Sombras de Sam.
Según lo traducido del "Lapidibus Mystics" y el "The Ancients Universal Roads", donde en antiguos pasajes mencionan a unas misteriosas piedras de supuesta simbología fenicia o posible lenguaje arcano con poderes mágicos más allá de la Wicca o magia tradicional. Estas reliquias poseen poder mágico no común, casi bélico. Capaces de realizar hazañas propias de un arma, sus símbolos varían así como su poder. Son raras como una pepita de oro en medio del desierto, pero su origen es un profundo agujero de misterio. Aunque se encontraron algunas durante excavaciones en Austria, Mesopotámia, Grecia y Francia. Probablemente de alguna civilización con extraños conocimientos acerca de las verdades del universo.
Mia retrocedió saltando, sintiendo las fuerte brasas que se liberaron en un mar de llamas, los millpies se desintegraron dentro del fuego que se extinguió rápidamente; dejando un rastro de cenizas. Sólo una fracción de pata, se regeneraba en un pequeño millpies.
—¡No maldita!—dijo Mia capturando al último pequeño millpies en un frasco. Ella tenía un problema con las palabrotas, y lo reconocía.
Ambos celebraron intercambiando sonrisas sinceras, radiantes.
—Ya no quedan más a la vista—añadió Sam, sonriendo.
—Ya lo creo Sam, mí nombre es Miackola Thaliet—la dolían las mejillas de tanto sonreir—. Un placer.
![](https://img.wattpad.com/cover/142491159-288-k753865.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Antique Obscura Acá Está La Magia...
Fantasía"Deja que tus sueños sean más grandes que tus miedos"... -Antique Obscura. Un evento sin precedentes está a punto de comenzar, cuando nuestro mundo y el mundo de los espíritus se alineen; dando paso a criaturas únicas y aterradoras. En el remoto...