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   El laberinto de cadenas se cerraba, encerrandolos en una mortífera trampa. Chocaban entre si, con un aspero ruido. Girando alrededor del grupo y achicando la distancia cada segundo.
   Era un torbellino de cadenas nacientes de las paredes, techo y suelo.
   —Tengan cuidado—adviertió Sam retrocediendo con los otros.
   Las cadenas se cerraron de un golpe. Mia saltó por los aires evitando contacto.
Sam y Finch fueron atrapados en una maraña de cadenas.
 

  El ente flotó frente a los chicos con una garra nueva.
   —¡Tú desgraciado!—dijo Mia. Apuntó su palma al ente, se iluminó en una esfera de luz púrpurea—, dejalos antes que te convierta en...
   El ente hizo un gesto de asfixia con su garra, su garganta se cerró y fue lanzada al final del corredor.
   La maraña era asfixiante e intolerable. Claramente los estrangulaban, tirando de ellos hacia arriba y abajo; sus pies se habian desprendido del suelo, y los grilletes espectrales encerraban sus extremidades.
   Sam vio a Finch. La entidad se postró frente él, le acarició el pelo negro , y le metió la garra profundo en el abdomen.
   Sam se retorció como un gusano intentando borrar aquella distorcionada pesadilla: Finch chillaba de dolor mientras sus intestinos eran revueltos y los grilletes tiraban de sus extremidades; lo poseía un dolor inconmesurable, gritaba y lloraba pidiendo ayuda.
   La entidad le otorgó una mirada que le congeló la sangre a Sam; no la veía, pero sí, la sentía, aquella macabra sonrisa tras su mascara de hueso.
   Tenía toda la garra encajada en las entrañas de Finch, tiraba con fuerza adentro, provocando secuelas de palpitaciones dolorosas.
   La entidad señaló con la otra garra a Sam.
   Un grillete voló desde el techo enroscandose en su cuello y tiró, como un ahorcado.
   El mundo volvió a ser gris por esa secuencia. Sus ojos dilatados ignoraron el sufrimiento de Finch, que perdió el conocimiento. Se sumergió en su mundo frío y oscuro; la necesidad trajó consigo un arañazo del "poder enterrado" en su interior.
   Una poderosa corriente energetica innundó su cuerpo.
   Su esencia despertó una vez más y con ella un antiguo recuerdo olvidado. Esa sensación calentaba su sangre con una potencia indescriptible.
   Sus púpilas rubí , dislumbraron en un blanco-rojizo. La magia roja en su interior, salió. Concentrandose en sus puños, un rayo eléctrico rojo fue emitido por su cuerpo; iluminando la sala y los ojos de Mia.
   Abrió las manos de golpe, desintegrando los grilletes en una explosión invisible.
   La magia se disipó en residuos; desapareció segundos después. Se incorporó.
   —Ahora vas a ver desgraciado. Ya me puse loco—dijo viendo el junco de la sal negra, esparcido en el suelo, a sus pies.
   Tomó un puñado; y hecho a correr con los ojos encendidos.
   Otro rugido estremeció la sala.
   La distancia entre ellos de metros paso a kilometros.     Extendió la garra deformando la realidad de la sala.
   El suelo se alargó imponiendo la audaz distancia de un campo de batalla, o un túnel muy muy largo. Entre Sam a toda marcha y el ente llevando a Finch encadenado como trofeo.
   Lanzó un zarpazo al aire.
   Como activación, cadenas atravezaron la sala desde multiples direcciones. Apuntando a Sam. Entre grilletes y eslabones; redujó la distancia a metros.
   Otro rugido estremeció la sala.
   Uno de los sofás voló a Sam. No podía desacelerar, estaba a una velocidad incontrolable, y sin pensar; saltó, posandó sus pies en el sofa volador, frente a frente; compartió una mirada con los ojos rojos.
   Saltó cargando con toda su fuerza contra el ente, Un devastador golpe lo hirió mientras soltaba un chirrido, con el puño cerrado en sal negra.
   Otra vez la imagen de un hombre (Richard Tadar) en su cabeza. Dió un respingo y fue lanzado atrás.
   Rugió de dolor, apretandó el agujero humeante en su vientre.
   El ente desapareció denuevo y con él los grilletes. Sam se lanzó tomando a Finch en sus brazos.
   Toda la sala regreso a su forma original.
   —Finch—bramó Mia acercandose.
   —Esta inconciente.
   —... Duele como la mierda—Finch abrió los ojos moribundos.
   —... ¿Qué nadie te habia manoseado de esa forma, nunca?—Sam tendió una mano, y les condujó hasta la habitación de Erich.
   —Esto definitivamente es una mala idea—replicó Finch.
   —Ninguna idea es buena—admitió Sam—, sólo hay ideas grandes... y pequeñas.
   —¿Estas seguro Sammy?—preguntó Mia.
   —Si fallo, te tocara a tí—Mia asintió.
   Sam entró y cerró la puerta de un portazo. La oscuridad absoluta lo rodeó, sintiendo los terrores exteriores ante sus ojos; sus oídos zumbaban por débiles vibraciones.
   Como instinto pusó una garra sobre él, escurriendose por cada orificio de su cara...
   Estaba en otro lugar... la oscuridad reinaba, pero no tanto. Había una lampara LED flotando en la negrura; trazando un circulo de luz. Nada más. De hecho, sí. Un par de sillas dispuestas una contra la otra, un par no, una docena. Dos filas de sillas se extendían hasta la eternidad, como un comedor sin mesa.
   La oscuridad intentaba carcomer a Sam, sin exito; porque una luz roja escapaba de su interior espantando las tinieblas. Las sillas eran variadas, en formas, tamaños, colores; plástico, madera, hierro, piel. En la Luz... sólo dos sillas vacías entraban, pero no estaban vacías; un joven de cabello marrón y expresiones agradables ("a pesar de todo") a la derecha, en un banco.
   —... ¿Eres Erich Hamiltong?
   Erich acintió sonriendo...
   —¿Quien eres?—preguntó un hombre casi calvo y de lentes, sentado en un cubo a la izquierda de la luz; Richard Tadar—, ¿te devoró?
   —No exactamente—respondió Sam. Hecho la vista a las sillas, vio que estaban ocupadas por personas con rostros apagados—. Erich, quiero saber que es todo esto..., quiero salvar a Finch.
   Erich le tendió una mano a Sam, la tomó irradiando con su poder al fantasma; y dieron un viaje...

Antique Obscura Acá Está La Magia...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora