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~Yoongi~

Llevé su cuerpo inconsciente de regreso al infierno.

Le di la espalda a mi padre, abuela y hermanos.

Los dejé susurrando sobre mi caída y tramando mi muerte.

Hice todas esas cosas porque, en el momento en que sentí que _____ se rendía, nada más importó.

El dinero, Minsridge, los diamantes… nada.

Todo eran tonterías.

Y me importaba un carajo.

Lo único que importaba era asegurarme de que _____ sanara.

No podía dejarla morir.

No podía dejarme solo.

Ahora no.

Subiendo la colina, atravesando los jardines, y entrando al vestíbulo, ignoré a los hermanos Diamantes que observaban el espectáculo con una variedad de binoculares y telescopios, y salí a la parte de atrás de la casa.

En el salón se alzaba una enorme puerta, oculta como una estantería.

Años atrás, la puerta escondía un bunker. Una entrada secreta a las catacumbas debajo de la casa. Estuvieron allí para salvar a mis antepasados de la guerra y de la rebelión.

Ahora, ese bunker se transformó y tenía un tipo diferente de función, junto con una ampliación hallada en los años noventa después de que se colocó la primera piedra.

El cuerpo de _____ se encontraba helado y empapado. Su ropa goteaba sobre mí, dejando un rastro de gotas a dondequiera que íbamos. Su largo  cabello húmedo se arrastraba sobre mi brazo como algas. No por primera vez, fantaseaba que agarraba un espíritu del estanque y la tomaba como rehén. Mi propia ninfa del agua para la buena suerte.

Me haría bien.

Tenía que.

Tirando de un determinado libro, el mecanismo se desbloqueó abriendo la puerta.

_____ no se movió.

Había dejado de temblar, pero sus labios eran de un profundo azul que me aterraba más que sus gemidos inconscientes. Se tambaleaba en la puerta de la muerte —incluso ahora— a pesar de que la reanimé con respiración boca a boca y le di mi alma así como mi aire, aún perdía la vida.

Era como si ella quisiera morirse.

Quería dejarme.

Su frágil cuerpo hizo que me concentrara en cosas para las cuales no era lo suficientemente fuerte como para enfrentar.

Maduré.

Empecé a imaginar.

Comencé a creer que ella era para mí. La única que podía salvarme de mí mismo.

Deslizándome a través de la puerta, tuve cuidado de no golpear su cabeza. Su cuerpo yacía en mis brazos como un ángel caído, como si la hubiera atrapado cayendo a la tierra. Sus labios entreabiertos, sus brazos colgaban a los lados.

Tenía que hacerla entrar en calor, y rápido. Sabía exactamente cómo hacerlo.

Bloqueando la puerta detrás de mí, bajé la escalera de caracol. No tenía manera de golpear las manos para encender las luces que se activan con el sonido, así que golpee mi pie contra el escalón de piedra, agradecido cuando las bolas de luz se iluminaron una tras otra, guiando el camino en la oscuridad.

La electricidad reemplazó el gas, que a su vez sustituyo las llamas que solían oscilar en las antorchas medievales en la pared.

Avanzando, cada bombilla me guió más abajo de la casa, hasta que viajé bajo mis propios cuartos y el ala de soltero.

Endeudado: Segunda Deuda//MYG Y TÚ//+18 [TERMINADA T3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora