Mi Oculto Amor - Chriserick

Capítulo 26

El día de ayer lo tomamos como uno de descanso, el viaje fue algo agotador para ambos y era preferible estar con las energías a full para este día.

- Que bello te ves - analicé.

- También tú - respondió de vuelta - bueno, siempre.

- ¿Me estás coqueteando Erick?

- ¿Qué? ¡No! Quizás, un poco, no, no lo sé - rió.

- Iremos a desayunar ¿te parece bien?

- Sí, necesito algo caliente, ya.

- Y yo estoy pintado o que - abrí mis brazos.

- Chistoso - puso los ojos en blanco - dime, ¿que haremos hoy?

- Conoceremos tres lugares - saqué mi celular para enseñarle fotos - Sainte Chapelle, Notre Dame y por la tarde, bueno casi noche, iremos a las Catacumbas.

- ¿Catacumbas? No man, yo vi una película en dónde los que iban no salían y se les aparecían cosas, yo no quiero morir - negó.

- ¿Qué? Erick, no compares la realidad con esas cosas, no seas llorón.

- Si muero que quede en tu conciencia.

- ¿Morir? A lo mucho te confunden entre tanto hueso y te dejan ahí abajo - bromeé.

Aunque quería hacerse el serio, dejó escapar una risa, era perfecto.

Estábamos alucinando con cada lugar de París, más que nada porque estábamos conociendo lugares desconocidos para ambos, nos estábamos conociendo nosotros, éramos solo los dos, nadie más.

Sacamos un sin fin de fotografías, se le veía interesado en saber de todo lo que veíamos, de los dos era el que más preguntaba.

- Bello, ven - llamé abrazando su cuerpo. Levanté un poco el celular intentado buscar el mejor ángulo para tomarnos una foto - como quisiera compartir estas fotos.

- Me provocarías un problema.

- Por eso no lo hago.

- Me gusta - dijo mirando el lugar - ¿cómo es posible que todo aquí sea lindo?

- ¿Te gustó más esta?

- Las dos, es que son muy distintas, una es catedral y otra es capilla - respondió.

- Yo me quiero casar aquí - solté - contigo.

- Ay no no, no comiences Christopher - sonrió.

- Cásate conmigo, cásate conmigo - canté haciendo un pequeño paso - yo sé que quieres Erick, no me engañas.

- No hagas eso, aquí no - susurró.

- Es verdad - respondí recordando que era un lugar en donde había que tener respeto.

Pasamos la tarde caminando por algunas calles, no pudimos ir tan lejos por el auto, debíamos calcular bien la hora para ir a nuestro último destino de este día.

- Bro, no quiero - se detuvo en plena entrada.

- Erick no, ya estamos aquí y además hay personas esperando, avanza.

- Por favor.

- Te devuelves solo entonces - advertí.

- Está bien, vamos - cedió.

No sé porqué le daba temor estar aquí, era un lugar con historia y no estaríamos solo.

Eran varios escalones que nos llevaban a descender, probablemente sí alguien recorría esto solo se perdía sin duda.

- ¿Ves? No es tan malo - susurré ante el silencio del grupo.

- No me dejes atrás.

Extendí mi mano esperando a que me de la suya, apenas lo hizo, metí ambas al bolsillo de mi abrigo - ahora sí.

- No debí ver esa película.

- Es solo ficción, vaya, al menos si pasa algo moriremos juntos.

- No me animes tanto - susurró más cerca.

- Te cuidaré, no te preocupes - deposité un corto beso - ¿de acuerdo?

- Sí - respondió, pero esta vez fue él quien depositó un beso - gracias.