Capítulo 30

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Fueron dos semanas únicas, llenos de momentos lindos, risas y demás, pero era hora de volver a la rutina.

Más que conocer lugares, lo que más agradecía era que tuve la suerte de tener la grata compañía de mi novio, serán recuerdos y momentos que jamás sacaré de mi mente, de mi corazón.

- Aún nos quedan unas horas ¿quieres salir a caminar? - pregunté. Yo no era de caminar mucho pero acá lo hacíamos constantemente.

- Estaría cool.

- ¿No te quieres ir?

- No - respondió haciendo puchero - me vendría a vivir aquí con gusto.

Si fuera por mí me vendría con él, no sería la primera vez que me experimentaría a vivir en otro lugar que no sea mi casa, pero una gran responsabilidad no me lo permitía, mi futuro hijo.

- Voy a darme un baño y salimos ¿si?

- Dale, te espero.

Cogí ropa necesaria para hacerlo, intentaría demorar lo menos posible para aprovechar al máximo.

La música mientras me bañaba no podía faltar, era el motivo de mi amplia demora.

- Mierda mierda mierda - dije al sentir el agua helada - Vélez, serás pendejo...

Abrí la llave correspondiente y comencé a darme por fin un buen baño, no quería hacer esperar demás a mi chico.

Una manos más heladas que la temperatura de mi cuerpo subieron por mi espalda. Miré de medio lado viendo parte de su cara, estaba tan rojo que la palabra adorable no le hacía justicia.

Me giré sin poder evitar mirar cada parte de él. Juntó una de sus mejillas a la mía, cerré mis ojos al sentir su delicada respiración.

- Hazme tuyo - susurró. Tragó saliva a tal nivel de hacerse escuchar, estaba nervioso y no se molestaba en ocultarlo.

Rodeé su cuerpo con mi brazo poniéndolo bajo la tibia agua, su sonrisa me hacía alucinar, era como un previo orgasmo antes de toda la acción.

No podía y no quería arriesgar a que nos caigamos, sería matar el momento. Sin soltarlo cerré la llave y lo encaminé hasta tomar una toalla, sequé lo justo y lo necesario en nuestros cuerpos para caminar hasta una de las camas de la habitación.

- ¿Estás seguro? Puedo seguir esperando.

- Sí - respondió sentandome en la cama - ¿acaso no puedes?

- ¿Me estás retando a mi Erick Brian?

Tomé su muñeca haciendo que se siente encima, no había nada que quitar, ambos estábamos sin nada pero con muchas ganas de todo.

Era la primera vez que lo veía así, que tenía la oportunidad de tocar hasta lo más íntimo de su cuerpo, de sentir sus manos descubriendo el mío.

Todo estaba siendo mejor de lo que me esperaba, el lugar era perfecto, los momentos estaban siendo algo único y nuestra relación de a poco comenzaba a ser más fuerte.

Lo preparé un buen rato, no quería hacer algo a lo bruto, de hecho me fuí introduciendo de poco en poco. Yo jamás he sentido un dolor de este tipo, pero soy hombre, he estado con mujeres y soy consciente que en un comienzo duele.

- Chris... - susurró llevándome a él - ...¡mmm!...vas bien, vas bien...

Los besos debido a las embestidas no duraban lo normal, los pequeños y agudos gemidos de Erick los interrumpían.

No me preocupaba solamente de ser yo quien sienta el placer, íbamos al ritmo de ambos.

- Te cuidaré mucho, lo prometo - susurré depositando besos en su hombro.

- Me siento...como en una ficción, parece todo tan irreal.

Me detuve un momento, entendía su punto de vista, tampoco me imaginaba algo tan lindo y romántico a la vez.

- Parece un sueño ¿verdad? - asintió mientras sonreía - que este amor en París sea cada vez más grande, no tengo duda alguna que serás un gran amor.

- Lo seré, igual que tú para mí.

Mi Oculto Amor - ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora