Capítulo 32

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Desde que llegamos no había visto a Erick, comenzaba a extrañarlo, quizás solo eran cinco días sin vernos, pero en París ya era costumbre amanecer junto a él.

Ante el llamado de la puerta me levanté de inmediato, tuve que ir yo ya que Richard seguía durmiendo.

- ¿Que te pasó? - pregunté bajo.

- Que crees que me pasó - saludó depositando un pequeño beso - ¿puedo pasar?

- Claro.

Me hice a un lado para que pase, quería saber qué es lo que había pasado.

- Me veo horrible, lo sé - dijo apenas de percató que lo miraba.

- Mira como tienes la mejilla - toqué un poco.

- ¡Christopher! Me arde, no hagas eso - quitó mi mano.

- Ese rasguño es muy grande, mira este otro - corrí su cara para ver su mandíbula - maldita loca.

- Mira - subió ambas mangas de su camisa - menos mal no se me infectó.

- ¿Cuando fue?

- Anoche, iba llegando a mi casa y la vi ahí esperándome, olvidé decirle a mis padres que había terminado con ella.

- Me imagino como se puso.

- Cómo una loca, no alcancé a decir nada, me dió vergüenza por mis papás que estaban ahí - contó - me dió dos bofetadas, me gritó de cosas...

- ¿Ahí mismo?

- Sí, la saqué afuera para que hablemos por respeto a ellos más que nada, pero ni hablar pudimos en realidad, comenzó a darme de rasguños, me apretó, estaba loca Chris.

- Se aprovecha - pasé mi mano por su nuca para dar inicio a un abrazo.

- ¿Por qué no me dijiste que discutió contigo? - preguntó.

- ¿Te lo contó?

- Saqué mis conclusiones - levantó la vista - habló de ti con un rencor, palabras lindas no dijo.

- Es que me saca de paciencia. Fue el mismo día en que llegamos, incluso estaba Richard, yo no le dije nada y se alteró, me dijo cosas, intentó meter a Dafne y me dió un golpe también - reí.

- ¿Si?

- Sí, en el pecho, tiene fuerza la desabrida esa - recordé con coraje - ¿Que le dijiste a tus papás? ¿Se enojaron?

- No les gustó el escándalo ese obviamente, pero les dije que eran problemas desde hace tiempo.

- Mentiste.

- La verdad no - dejó de abrazarme - hace un tiempo ya no estábamos tan bien, no se sentía esa emoción sabes, al menos de mi parte.

- No entiendo - dije.

- Me sentía más obligado a estar con ella, últimamente no sé qué le pasaba que quería estar todo el tiempo conmigo, si yo iba a un lado iba conmigo y eso no me gusta, también hay que tener espacios para uno.

- Se veían bien estables para ser sincero.

- Tampoco iba a andar por todos lados demostrando mi incomodidad. Antes si me gustaba pasar tiempo con ella, pero ya no era lo mismo, no estaba esa sensación linda de querer estar todo el tiempo con ella sin separarnos.

- Me imagino - hice una mueca.

- A diferencia de ti, contigo si me siento cómodo. Man - me dió un pequeño empujón - que me hiciste.

- Un amarre - bromeé.

- Quizás suene loco, pero que extraño es despertar solo - rió.

- Me pasa lo mismo, te extraño estúpido y sensual flaco - dije. Me acerqué para besarlo, era algo que ya necesitaba.

Nos separamos al escuchar la alarma de Richard, había olvidado por completo que estaba aquí.

- Pensé que no estaba ¿habrá escuchado algo? - preguntó en susurro.

- No creo, ya hubiera salido.

- Apareció el chamaco - escuchamos su voz - quiero hablar contigo.

- ¿De qué?

- No te hagas pendejo, tú sabes bien de qué.

Mi Oculto Amor - ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora