you should love me; b.hardy | pausada

20

—Gab —me llamó. Levanté la mirada del libro que leía y me encontré con Ben frente a mí.

—Deberías ponerte una camiseta —dije, detallando descaradamente cada parte de su pecho y abdomen descubierto, y luego devolví mi atención al libro.

—Saldré con los chicos, ¿quieres venir? Creo que Arianne también irá —dijo ignorando mi sugerencia. Me levanté rápidamente del sofá y asentí enérgicamente—. Ve a cambiarte, entonces.

Decidí vestirme con un suéter negro ligero y un jean azul oscuro. Era tan básica que siempre usaba los mismos converse negros para ir a todos lados.

—¡Vamos! —dije dando pequeños saltos. Él se rió.

—Pareces una niña.

—Soy la menor de las cuatro, técnicamente si soy una niña, al menos en el grupo. Y si a estas vamos, tú también eres el niño del grupo. Vámonos —dije entrelazando nuestras manos y jalando de él hacia la entrada. Él era jodidamente fuerte, Dios—. Jones, ¿puedes colaborar y mover tu bonito culo? Voy a estallar de la emoción contenida que tengo —dije.

Él tenía que comprenderme, yo también amaba a Gwil, Rami y Joe, y no podía simplemente relajarme porque iba a conocerlos. Estaba muy, muy, muy emocionada.

Caminó hacia la puerta, pero se detuvo justo antes de abrirla. Se volteó hacia mí y dejó seguidamente varios besos en mis labios. Sonreí como una tonta y finalmente salimos de casa.

No sé en qué terminaría todo este juego que llevábamos, pero me sentía bien. Aunque debía admitir que me sorprendió su post en instagram. El mío se me hizo normal, pues incluso antes de conocerlo hacía esa clase de comentarios, diciendo que él era mío y cosas así. Pero definitivamente no me esperaba que él compartiera una foto mía (que tomó el día que llegó, en la noche) y la subiera a su instagram.

Realmente iba en serio con eso de que quería estar conmigo, y yo no me quejaba. Estaba disfrutando de esto que se estaba dando, aunque todavía me daba un poco de miedo.

—¿Te has dado cuenta de que tres días se nos han pasado volando y ya el sábado me voy? —preguntó. Sí, lo pensé hace un rato. Llegó el lunes, y ya era miércoles.

—Sí, deberíamos salir más, o hacer más cosas. Deberías conocer la ciudad, hay una playa cerca a la que podríamos ir —dije—, o podríamos ir el viernes a casa de Arianne, tiene una piscina allá y podríamos quedar todos.

—Lo podríamos hacer como una despedida, porque Gwil se va conmigo —un puchero apareció en mi rostro, y él se rió de mí—. Volveré pronto.

—Yo también puedo visitarte, ¿sabes? Pero tendrías que darme alojamiento.

—No tengo habitación de invitados en mi casa, te verías obligada a dormir conmigo, porque tampoco sacrificare mi comodidad durmiendo en el sofá.

—Me veré en la necesidad de vivir esa tragedia, entonces —respondí dramáticamente.

Seguimos hablando en el camino, el cual recorrimos caminando porque quedaba cerca de mi casa el lugar donde nos veríamos con los demás. Cada segundo sentí que nos miraban, que hablaban de él, que nos tomaban fotos.

—¿No te incomoda que la gente te tome fotos siempre? Nunca estuve de acuerdo con que invadieran tu privacidad, es desagradable.

—Sí, es incómodo, incluso a veces me molesta un poco. Pero yo elegí esta vida y... no sé, supongo que es cuestión de costumbre —se encogió de hombros.

Entramos al pequeño café de dos plantas. En la primera no estaban los chicos, así que fuimos a la terraza, en donde estaba Joe casi llorando de la risa mientras Arianne lo miraba extrañada.

—¿Qué le pasa? —preguntó Ben cuando llegamos a donde estaban.

—No sé... —habló Arianne, sin vernos, que no había notado nuestra presencia. Se volteó y su rostro fue un poema.

Yo tampoco sabría como reaccionar si tuviera, sin avisos previos, a Ben Hardy frente a mí.

—Hola —nos saludó con una sonrisa.

—Hola, Arianne, por fin nos conocemos en persona —dijo Ben. Soltó mi mano cuando ella se puso de pie para darle un abrazo que él cariñosamente correspondió. Se volteó hacia los chicos cuando se separaron—... Uh, chicos, ella es Gabriella.

Miré a Rami, Gwil y Joe. Sentí que mi corazón se paralizó por un momento. Gwilym habló primero.

—Tú eres la famosa Gabriella —dijo con su hermosa sonrisa.

—¿Famosa? —Rami no lo dejó contestar.

—¿Mi ship está funcionando?

—¿Lo está? —le pregunté a Ben.

—¡Eso es respuesta suficiente! —dijo Rami.

—Hola, Gabriella —dijo Joe con un tono de voz tranquilo, a diferencia de los otros dos—. Creo que no nos habían presentado formalmente.

Negué con la cabeza. Los tres se levantaron y me abrazaron, y sentí que viví un sueño. Ben y yo nos sentamos, yo a un lado de Arianne.

—¿Anette y Tami saben que estamos aquí? —le pregunté a ella mientras los chicos hablaban entre sí.

—No, y no les vayas a decir —respondió—, sabes lo locas que se ponen a veces, y no me fío incluso cuando Anette ya conoció a Joe el día del hospital. Es mejor decirles en otra ocasión.

Reí, tenía razón.

—Ben y yo íbamos a preguntarte si podíamos reunirnos el viernes en tu casa. Gwilym y él se van el sábado, y quería hacerles algo como una despedida.

—¡Claro! Sólo dime la hora. Creo que mamá saldrá con papá esos días, así que nos cae perfecto.

Asentí y toqué la pierna de Ben para llamar su atención. El me miró y tomó mi mano por debajo de la mesa.

—Arianne dice que si podemos reunirnos el viernes —le dije en voz baja—, dile a los chicos, seguro dicen que sí —asintió, y habló hacia ellos.

—¿Qué harán el viernes?

—Probablemente Lucy y yo saldremos, ¿por qué? —dijo Rami luego de que Joe y Gwilym dijeran que no tenían nada que hacer.

—Estamos planeando una reunión en casa de Arianne, trae a Lucy, Rami. Es algo como una despedida para Gwil y para mí, porque no sabemos cuando volveremos.

—Oh, cierto que se van el sábado —dijo Joe—, los extrañaré.

—Podemos dejar los lamentos para cuando tengamos unos cuantos tragos encima —dijo el rubio, y ellos rieron.

Cuando todos estuvimos de acuerdo, seguimos hablando por unas pocas horas.

Probablemente el viernes sería un desastre.