WWW.TERCERA PARTE
Si Levi hubiera sabido el bien que iba a hacerle regresar a la red, sin duda habría adelantado el reencuentro con su computadora.
Los psicólogos siempre decían que muchos pacientes mejoraban cuando se les regalaba un animal de compañía, pero en su caso la paz interior llegaba con las carcasas de silicio y las pantallas líquidas.
Al principio mostró cierta aprensión, como si se tratara de un viejo amigo con quien ya no tuviera nada de que hablar, pero al cabo de un rato navegando ya se sentía de nuevo como en casa. En pocas horas esta familiaridad mutó en una hiperestimulación: el ciberespacio volvía a ser su reino particular. Como si todo su cuerpo quisiera apoyarle en su decisión de salir del pozo, recuperó el apetito y tuvo la certeza de que las pesadillas no volverían a rondar su sueño.
De todas formas, Levi sabía que el estado de tranquilidad espiritual en el que se encontraba frente a su Mac derivaba del hecho de mantener la mente ocupada o, mejor dicho, apartada de las preocupaciones, como por ejemplo del temor a que Hange hubiera empezado a sentir algo por Sam. Cuando esta intuición le asaltaba, sentía una especie de quemazón en el centro de su cerebro, aunque enseguida la aplacaba volcándose en su actividad cibernética.
Pese a pasarse más de quince horas enganchado a la computadora , el resultado fue decepcionante.Había acudido a las hemerotecas digitales para leer las noticias sobre la cadena de atentados y, si bien clamaba al cielo que llevaban la firma de la secta, nadie los había reivindicado y la policía seguía sin poder actuar.
Después empleó sus conocimientos como hacker para rastrear información. Descubrió que sus habilidades no se habían visto mermadas por la falta de práctica, motivo por el cual se sentía doblemente frustrado al no encontrar nada en las webs donde se infiltraba y en los centros de control cuyas barreras de seguridad franqueaba fácilmente. No tenía ningún sentido que, tras la aparatosa operación de atentados simultáneos, los miembros de la secta Koruki-ya se hubieran retirado a sus cuarteles de invierno. Algo no cuadraba.
A punto de darse por vencido, tuvo una idea. Recordó al usuario que lo había ayudado a desencriptar el manifiesto de la secta, un paso decisivo de cara a impedir que la Sombra y Ojo de Tiburón ejecutaran la Primera Fase de la Estrategia Global, más de seis meses atrás.
Pensando que tal vez aquel usuario, el cual se hacía llamar «La luz aniquila la sombra» podía ayudarla de nuevo, dejó un mensaje en el mismo foro donde había contactado originariamente:
El chico de la habitación
Hola, LLALS. Soy yo otra vez. Sé que aún te debo un favor, pero te necesito con urgencia. La secta parece haber entrado en estado de hibernación, pero no me fío. ¿Puedes facilitarme alguna pista sobre cómo acceder a sus movimientos?La respuesta apenas tardó una hora en llegar:
La luz aniquila la sombra
Dame algo de tiempo.Levi trató de aguardar novedades sentado en la cama, hasta que los nervios lo lanzaron a una nueva sesión de flexiones. La realizó con tal brusquedad que sintió un fuerte tirón en los bíceps que lo forzó a abandonar.
Intentó avanzar con una novela sobre una invasión alienígena que tenía a medias, pero le faltó concentración. Las horas pasaban y LLALS no aparecía, así que dio vueltas y más vueltas a la habitación.
De repente, se iluminó la pantalla. Saltó de la cama, corrió hasta el escritorio y se sentó frente a la computadora.La luz aniquila la sombra
Aquí lo tienes. Ha sido un placer.Levi se quedó de piedra observando toda una serie de códigos que presumiblemente iba a servirle de mapa para adentrarse en el laberinto digital que la secta había diseñado para borrar sus huellas. Tragándose el orgullo, debía reconocer que quien se escondiera detrás de ese nick era un verdadero fenómeno.
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-Levihan- La mujer con el corazón lleno de tormentas
De Todo[TERMINADO] Continuación de: El chico que vivía encerrado en una habitación. Nuevo mensaje. Tienes notificaciones pendientes de Hange Zöe. Llevo dos semanas intentando contactar contigo, Levi, no lo consigo y no sé por qué. Te he enviado mensaje...