Parte Unica.

224 18 4
                                    

Estabas encima de mi, moviendo tus caderas a un ritmo lento y complaciente, lo cual estoy obligado a admitir por más pensativo que me encontrase. Veía como tu respiración se agitaba y todo tu rostro se encontraba en tonos rosados. Iniciaste un juego de seducción. Mis pupilas danzaban con las tuyas porque desde que estabas intentando quitarme la camisa no me habías echo mirar a otro lado, nunca he querido detallar otro lugar cercano o lejano cuando estas enfrente mío. Pero seguía pensativo porque por más que quería detenerte mi ser se paralizo entre roces mordaces de tu piel pálida y cremosa.

Mientras giraba un vinilo que atribuía música de fondo, yo no quería detenerte porque desee ser tocado por ti más de lo que podrías tardar adivinado, tardes lo que te tardes creyéndolo he estado deseando que me desees. Había querido tener tanta privacidad como en ese momento para marcarte la débil anatomía con mis labios y no haber pasado por alto algún momento existente para besarte con ternura. Estaba luchando por estar tranquilo aunque mi ser pidiese lo contrario. No solo quería tomarte esta tarde, quería demostrarte que me encantas, pero sin que me viera desesperado, sin que se viera como mi alma moría por ti.

Jure hace mucho no desperdiciar momentos para besarte, por muy fugaces que se concedieran, pero me falle intensamente, llenaba mi mente de mucho pensamientos estresantes, reconocía que tal vez ya no podía ser otro el día en el que pudiera hacerte mio y francamente no quería que alguien más lo hiciera.

Mientras más me acercaba a tus labios a un ritmo lento, ya que creía que me adelantaba, respire tu aroma de la colonia que tanto me hacía delirar, solo que esta vez estaba mezclada con alcohol y me vino a la mente tu risa en el sofá de la respectiva sala de tu casa, una escena que habíamos vivido hace horas, me dialogaste "Ven, se serio conmigo", querías beber del vino que tu madre guardaba en las vitrinas de a lado de la ventana.

¿Quién mejor que yo para seguirte como tu tonto enamorado?

El alcohol no me hacía efecto, estoy un poco acostumbrado, por lo tanto me mostraba sobrio, tu boca tomaba y tomaba tragos, unos muy largos que me preocuparon.

Sentía tu lengua queriendo jugar con la mía, pero por fin había podido besarte después de tanto tiempo anhelado, siendo sincero yo quería que fuera dulce, lindo, un beso que se sintiera como el primero—a verano y inocencia—, quizá lo idealice de esa manera porque mi ser se estremecería sí te besaba con intensidad, oh y sí eso pensaba, en aquel acto me derretía, me matabas con tu ser tan divino. Tus brazos rodeaban mi cuello y sentía como mi corazón se exhibía extasiado, luchaba para que no me atravesara el pecho de una vez por todas.

Mis brazos eran inmóviles, muy dentro de mi quería pasar mis manos por toda tu cintura, quería darte la vuelta de modo que quedaras de espaldas contra las sabanas blancas de tu cama, dándome acceso entre tus piernas. Tus padres no se encontraban, cualquiera ya te hubiera hecho gemir, pero yo no soy cualquiera, igual no podía, me sentía mal a cierto punto, pensar en tu inconsciencia al día siguiente me iba a doler más que no hacértelo, tú no estabas sintiendo lo que yo, solo pensabas en el placer, estabas ebrio, no podía decirte cuanto te amaba, quería detallarte el rostro y besarte las manos antes de hacerte mío, pero te encontraba tan metido en tu papel. Lo que menos pedía era que no te acordaras que yo en este momento me desasía por ti. No me aprovecharía de tu lindo ser, no quería, ya no se que quería... Quería echarme a llorar porque lo tenía todo y no hacía algo para poder vivirlo.

Pensé en hacer un movimiento, quizá el único que tendría que ver con el de nuestros cuerpos.

"Pa-Paul, para... Por favor" te lo pedí con la voz ida, con una rota, como reteniendo mis ganas de llorar.

Tú me sellaste los labios con los tuyos, unos cálidos y esponjosos, me encanto esa sensación, pero debíamos parar. Fue muy tarde cuando me pacte hacerlo porque ya me habías echo caer y tus manos se hallaban a mis costados, decirte que dejaras de fundir nuestras bocas porque conseguías que mi mente se bloqueara, era agregar algo demás, seguirte el juego hasta estar consiente de que ya habías gritado mi nombre, resonando tu voz por mas haya de las cuatro paredes, igual era añadir por añadir.

"Paulie, yo..." trague saliva viendo como me sonreías atontado, sin duda no estabas ni poco consciente de la escena que estabas creando, "creo que vamos muy rápido".

"Oh, Johnny, yo quiero ser tuyo" antes de terminar tu frase que logró dar eco en mi cabeza todo el día, me acariciaste la barbilla, "anda, tómame".

Lo sacaste tan firme, claro que quería hacerte sentir, quería dártelo TODO.

Me senté lentamente, sintiendo mi cara arder porque no parabas de verme, era bastante vulnerable. Siguiendo arriba de mis piernas, te tome nupcial mente acurrucándote en mi pecho, después de que tu calentura pasara, no fue sencillo por el dato de que querías seguir con tu perversidad, entre tantas risas fuera de lugar. Te repartí varios besos en el cabello, entrelace mis manos con las tuyas y las bese, me sentía tan afortunado de tenerte conmigo con tanta comodidad, a pesar de que tú estabas en otro mundo, yo solo quería amarte, estoy amándote.

Te reías de mis peores chistes. Te cante varias canciones que improvisaba porque tengo que admitir que soy olvidadizo respecto a sus letras, o tal vez era que estaba tan nervioso de tenerte conmigo, me susurraste que te gustaba mi voz y quise llorar de felicidad, te gustaba algo de mi, la noche me hacia débil, tú me hacías débil como nadie más lo hizo.

Volvimos a reproducir un vinilo, me lo pediste, estratégica mente coloque uno de Elvis Presley, ni siquiera notaste que no cogí el que me indicaste. Volví a la cama contigo, regresando a la posición anterior, estando entre mis brazos te tome con fuerza, sentía que no volvería a sentirme tan bien, las melodías de fondo justo parecían ser creadas para nuestras almas en ese momento. Me encantas, tanto que empece a llorar de arrepentimiento por no haber terminado la madrugada de otra manera. Estoy tan arrepentido de no decirte cada día lo perfecto que te ves, porque soy tan cobarde que no me atrevo a decirte que quiero ser tu novio. No me atrevo a decirte que estoy enamorado de ti, Paul McCartney.

"John, ¿estas llorando?" cuestionaste con delicadeza como sí en verdad estuvieses preocupado.

"No".

Moviste tu cabeza de mi pecho para verme aún en una luz opaca y levantaste tu brazo para tocarme, haciendo un camino de las mejillas al mentón, respondiendo tú misma pregunta al sentir el líquido.

"¿Por que lloras?"

"No te preocupes. Es una tontería igual..." añadí en medio de jadeos, tratando de limpiar mi rastro de emociones confusas con el dorso de mi muñeca, como sí eso me fuese a servir de algo.

Pasaron los minutos y yo te recitaba poemas de Jaime Sabines. Me hacía el interesante y te asombrabas de tan bellas frases, ¿me creerías que me aprendí varios versos para decírtelos?, se sintió tan bien que por fin me escucharas, luego te di besos en el cuello delicadamente, también de regale unos en la frente, me dabas unos en la mejilla izquierda riéndote, no de la pena, sino por aquella bebida, créeme, ahí no tenia sentido tu risa.

Terminando las ultimas palabras de unos escritos de el poemario tus respiración se hizo más audible, dormías en mis brazos, sonreí como idiota al percatarme, como pude te coste a mi lado y te tape con dos cobijas gruesas que tu madre te había obsequiado, hacía frió, cosa que no mencione. Me acosté a tu lado aprovechando posibles últimos momentos contigo, detalle tu rostro fino y hermoso, aguardaría eso toda mi vida... No dormí, me fui al salir el sol para no dar malos entendidos, antes de que tus familiares llegaran, lo que sí hice fue llorar camino a casa, me convertí en un objeto de cristal ante tu presencia.

Tú no recordaras algo en lo absoluto, lo sé, dolorosamente lo entiendo. No estarás entendiendo sí te explico que no quise abusar de ti. No quise llevarme por impulsos que se convertirían en errores graves entre nuestra amistad. Por mucho que te ame no puedo rebajarme a esos niveles.













Nota:
Quiero dejar en claro que no estoy romantizando la violación. Escribí esto cuando tenía 14 años y ahora estoy más consciente de lo que hice. No abusen de la gente ebria (claro, en el fic jamás ocurre). Entre gente ebria o bajo cualquier otro efecto NO hay consentimiento. Iba a poner esto en la descripción pero no quería causar un spoiler o algo así. Gracias por leer.

Love me harder ღ McLennon (One Shot).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora