Amor Inocente

No hablemos de descendencia

Kurumi tendría que guardar este día en su agenda y bautizarlo como el día de sonrisas; molestar a su esposo siempre le resultaba divertido y de vez en cuando, podía limitarse a solo sonreír, pero esta visita resultó ser más divertida de lo que se esperó.

Sobre todo cuando las bromas eran sexuales.

Bromas que su esposo no soportaba del todo, bueno, Satou nunca se enojaría con Kurumi por algo tan tonto y trivial, cuando se casó con ella supo que no cambiaría su particular forma de ser, incluido su doble sentido; y realmente no quería cambiar nada de ella, a menos que su esposa quisiera hacer algún cambio; era su decisión.

—Oh, vamos, no pongas esa cara —dijo Kurumi al tenerlo atrapado en sus brazos y estaba jugando con las puntas de su cabello—. ¿Sabías que pareces estar estreñido al hacer así?

—¿Qué? —preguntó algo asaltado y giró su cabeza rápidamente.

—Jijiji.

—Hnn... —Satou frunció el ceño un poco y sus ojos azules se atenuaron más de lo que ya estaban.

Kurumi soltó una risita y su mano se movió hacia su mejilla para acariciarla suavemente, susurró unas disculpas a su oído y después besó sus labios.

Sabía que este era el método para ser perdonada en casi cualquier ocasión, era su carta triunfal y por supuesto, este no era el lugar para estar tirando a su esposo al sillón y profundizar su beso, pero... Kurumi era justamente así de atrevida, y eso no había cambiado.

Por las escaleras, Tohka venía bajando lentamente, arreglándose el vestido que quedó algo arrugado una vez Shidou le atrapó y desató el tan conocido "virus T" en su cuerpo. Estaba un poco avergonzada, de seguro que sus invitados escucharon todo el escándalo, no eran buenos modales al tener visitas, lo había aprendido en un libro que le recomendaron.

"Como ser una buena ama de casa. Para tontos". Sonaba ofensivo, pero fue un regalo de Kotori —y posiblemente una broma—, así que lo leyó y aprendió.

«Conociendo a Kurumi de seguro estará burlándose de mí». Suspiró y se escuchó a sí misma, por lo que se detuvo antes de los tres escalones finales, al no escuchar ruido alguno, decidió bajar silenciosamente. «¿En dónde están? No escuchó nada... ¡Ahhh!»

Se tapó la boca al instante con un sonrojo en las mejillas y los ojos bien abiertos, ya que Kurumi estaba encima de Satou, así mismo este hombre estaba acostado en la comodidad del sillón, siendo besuqueado por su pareja. Tohka no esperaba verlos así, ¿cómo podían hacerlo?

«¡Ese no es el comportamiento adecuado de los invitados!» Negó con la cabeza varias veces y decidió escabullirse, en su misma casa, justo a la cocina. «¡Esta no es su casa! Moo, nunca pensé que Satou haría cosas así... ¡Kurumi debe ser una mala influencia!»

Dejando las críticas de lo que era un mal matrimonio, Tohka se puso a cocinar unos bocadillos para sus invitados, los cuales seguían perdidos en darse cariño, así como el té para su amigo, todo esto mientras Shidou tomaba un baño y se arreglaba para recibir bien a sus visitas.

—Anata... —dijo con un rostro algo excitado y con las mejillas rojas al dejar de besarlo.

—Kurumi-chan... —dijo también sonrojado y con las manos encima de su trasero, ni sabía cómo llegaron ahí.

Sin embargo, el hombre pronto se dio cuenta de los ruidos en la cocina, por lo que despertó de su estado actual y dejó de perderse en los ojos brillantes de su esposa que le indicaban que quería mucho más que esto.

—No, Kurumi-chan, este no es... Es suficiente. —Satou la alejó al tomarla de los hombros y se sentó, luego se arregló su cabello que estaba algo revuelto—. N-No podemos hacer esas cosas, es la casa de Tohka y Shidou.