Tenían que saberlo

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Terminadas las compras, un hombre salió del supermercado acompañado de su esposa, él llevaba las bolsas como en otras ocasiones y no hablaron durante el camino, tampoco iban mirándose o compartiendo un momento juntos, solamente se enfocaban en caminar mientras el viento mecía sus cabellos y desarreglaban sus peinados.

Iban muy callados para ser una pareja y no es porque ella estuviera ocupada en su celular, como otras ocasiones, tampoco es porque hubieran discutido; ¿qué pareja no tiene discusiones, aunque sean estúpidas?, y el ambiente no era vacío. Pero todo esto se debía porque debían volver a casa, donde no solo les esperaba Mana, sino una cita con la verdad.

Kotori Takamiya no estaba preparada para esto, incluso si se trataba de Satou; es decir, él estaba bien, siempre fue un chico amable, tranquilo y no era de muchas palabras, sin embargo, siempre era brutalmente honesto; en esta situación, eso era un peligro. Por otro lado, también estaba Kurumi y de ella sí que no sabía qué esperar, pero tenía un mal presentimiento.

Suspiró mientras se daba cuenta que llevaban un rato caminando y cada vez estaban un poco más cerca de su casa, eso no era emocionante y por culpa de todo este estrés, salir con su esposo no lo era tampoco; cosa que pensó era injusta para Shidou.

«Pero esto tenía que pasar, ¿no?» Pensó con algo de ironía al caminar con la vista algo baja, sus ojos color rosa se entrecerraron un poco más y su único cabello parado en la parte superior de su cabeza se dobló hacia abajo.

El joven miró a su lado con algo de preocupación, de seguro ella estaba peor y tal vez hasta tenía miedo de lo que podría pasar, por eso había perdido las ganas de recibir visitas, prefería vivir solamente con Shidou y Mana, que su círculo empezará y terminara con ellos.

Kotori no usaba más sus cintas para su cabello rojo, ahora lo cepillaba mucho y se lo dejaba suelto, de hecho, había madurado mucho mentalmente, por lo que ya no cambiaba de personalidad por sus cintas, sino de acuerdo a la situación que se le presentara; es así como en su trabajo era como una comandante y fuera de él, una linda y cariñosa persona.

Su rostro maduró en sus facciones y su cuerpo se desarrolló bastante bien, teniendo los pechos grandes que siempre deseó, así como unas piernas largas y fuertes. También usaba algo de maquillaje; sus labios pintados de un tono rojo no tan brillante, así como algo de delineador en sus ojos para resaltarlos un poco.

—Kotori, ¿crees que el estofado esté bien para todos? La carne será poca ya que Satou y Kurumi comerán con nosotros, pero tenemos más papa y verduras.

Soltó de la nada el tema y ella abrió un poco los ojos para mirarlo con los brazos cruzados y su boca levemente abierta, le tomó por sorpresa y se le notó en toda la cara, él sonrió un poco.

—Oh... Lo siento, no estaba poniendo atención —respondió tranquilamente, pero en tono algo bajo, luego sonrió un poco—. Ahora que lo pienso, ¿en serio me lo estás preguntando a mí?

—¿Eh? Bueno, sí, ¿eso qué? —preguntó un poco de mejor humor, ella negó con la cabeza levemente.

—Tú eres quién cocina todo siempre, desde hace mucho tiempo, no es la primera vez que te hacen falta ingredientes y no es como si no conocerías a Satou y Kurumi. Por eso lo digo, ¿es en serio?

—Ah, eso es, exactamente, Kotori —respondió muy seguro de sí mismo.

—¿Uh?

—Quería que tú lo dijeras y me alegro que no me equivocaba.

—Espera, ¿de qué estás hablando ahora...? —Shidou soltó una risita y se encontró con el problema de que tenía las manos ocupadas en las bolsas de las compras.

Amor InocenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora