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— ¿Como se llamaba ese tipo? —

— ¿Quien? — Hoseok suspiró, sin ganas de responderle.

— No te hagas el estúpido. — Chasqueo la lengua y se sentó a su lado. — Habla. — Ordenó.

— Jeon JungKook. — Soltó con cierta acidez.

— Si, ese tipo. ¿Sabes de que me enteré? — Hoseok hizo un leve ademán de que continúe. — Esta preso por ser sospechoso en algunos casos.  —

— Que bueno. — El pelinegro siguió viendo la televisión, sin tomarle importancia a aquellas dos reveladoras palabras.

— Hoseok. — Llamó.

— ¿Si? —

— Joder. — YoonGi se levantó y se sentó sobre su regazo sonriéndole traviesamente.

Hoseok enrojeció y lo intentó tirar, sin éxito alguno. — ¡Yah, YoonGi! ¿¡Que haces!? —

— Uhm~ ¿Porque no jugamos un rato, Hobie-Hobie? — Ignoró los quejidos avergonzados del menor, aun sentado en su encima.

— ¡YoonGiiii! — Cubrió su rostro completamente rojo entre sus manos. — Dios. —

— Ah, pero cuando te bese, si te prestaste. — El rubio rió sonoramente, levantándose por fin.

— ¡Eh! Fuiste tú el que me dijo, te besaré para causarle celos a ese mocoso.  ¡Y ni siquiera me diste tiempo de procesar la información y ya estabas besándome! — Puchereo algo enojado.

El otro solo rió. — Yah, bien que te gusto. —

— Besas asqueroso. — Le dijo burlón.

Ambos rompieron a reír, tal cual mejores amigos eran. Con sus bromas, sonrisas y la plena compañía del otro.

Hoseok miró a YoonGi, dándose cuenta de la buena persona que era el rubio. La palabra agradecido, era muy poca cosa para describir el como se sentía con respecto a él.

Pues, cuando huyó de su casa con su pequeño hijo, en una fríolenta noche en la que solo quería tirarse a llorar. Él, estuvo allí. Le dio un cobijo y su hombro para que llorase. 

— Si, si. — El rubio se encogió de hombros. — Hoseok. —

— ¿Uhm? —

— ¿Escuchaste lo que dije? —

— ¿Que dijiste? —

— Ah, tonto. Te dije de que ese tal JungKook estaba preso. —

— ¿¡Que!? —

Y la palabra querer, era muy simple para definir el cuanto lo quería por hacerle reaccionar.

— ¿Me estas jodiendo? — el rubio negó. — YoonGi, juró que si me estas mintiendo te golpearé. — Murmuró con el ceño fruncido.

— Joder, creeme. Un amigo me dijo que lo habían metido a la cárcel por ciertas denuncias. Entre ellas, intento de asesinato. Amenazas. Maltratos. Chantaje. Etc. — Le dijo el mayor, enumerando cada cosa con sus largos falanges. — Y creó que la lista sigue. — Se encogió de hombros, para ahora mirar al pelinegro, quién, estaba con la mirada gacha y los puños fuertemente apretados. — ¿Hobie? —

Habían pasado alrededor de seis meses desde que Taehyung intentó decirle la verdad a HoSeok, sin lograrlo. Tan solo marchándose al final. 

En una grisácea tarde, en la que nubes amenazaban con una fuerte llovizna, llegó el abogado de Hoseok, con papeles que marcarían la vida de ambos para siempre.

Solicitud de divorcio. ›

Hoseok quería separarse del menor lo mas pronto posible, por lo que envió a su abogado a su antigua casa pasado un mes. Ya no quería vivir con mas engaños y estar cerca de él, era una prueba irrefutable de todo lo erróneo que había cometido.

— Recuerdo... — Mencionó el menor, con la voz quebrada. — Él... Él se veía realmente m-mal, YoonGi. — Tragó duro y alzó la mirada. Mostrando sus mejillas empapadas por las lagrimas que corrían sin cesar. — S-Sus ojos... — Escondió su rostro entre sus manos, sollozando. — ¡Fui un idiota! ¡Lo insulte! ¡Le dije horribles cosas! —

YoonGi entendía perfectamente la situación, pero prefirió callar y darle consuelo con sus brazos.

Lo rodeó y dejo de llorase en su pecho. Sus sollozos no hacían mas que destrozar su corazón, odiaba escucharlo llorar. Pero esta vez había sido su culpa.

— Hobie... — Llamo suavemente, alzando su rostro, viéndolo todo empapado y rojo. — Joder, calmate. —

— ¡N-No puedo! — Se apartó bruscamente de los brazos del mas bajo y salió sin pesarlo. Sin importarle el frío o las pequeñas gotas que comenzaban a caer.

Salió corriendo a aquella casa, donde sabía que lo iba a encontrar. Cada dos por tres pasaba sus manos por sus ojos, quitando el exceso de lágrimas que surgían desde allí.

— Por favor... Perdón. — Susurró al viento, sin dejar de correr. Sintiendo el frío calándose lentamente en sus huesos.

Pero...

Ahora, quizás, era un poco tarde.








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¿Se Apagó La Llama? 「 H O P E V 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora